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Crecen las voces de las mujeres emprendedoras

Sara Rojas (derecha) con su equipo de trabajo en el restaurante La Gabriela.

Sara Rojas (derecha) con su equipo de trabajo en el restaurante La Gabriela.

Foto:Archivo Particular

El liderazgo de las mujeres es cada vez más notable en la región.

De acuerdo con cifras de la Confederación Colombiana de Cámaras de Comercio, en 2020 las mujeres lideraron el 51 por ciento de las 104.617 empresas que se crearon en el país. Y el departamento de Antioquia, seguido del Valle del Cauca y Bogotá, encabezó la lista de las mujeres emprendedoras.
Esta cifra, citada por la Secretaría de las Mujeres de Antioquia, es solo una muestra del empuje que está permitiendo, a lo largo y ancho del departamento, que el liderazgo de las mujeres sea cada vez más visible y que sus voces se escuchen en todos los escenarios, no solo para reclamar por las desigualdades, sino para ponerse manos a la obra y transformar su vida y la de su entorno.
Es una situación que ha evidenciado Proantioquia, a través de su programa Emprender Mujer, que busca fortalecer emprendimientos liderados por mujeres en el departamento, y que ha contado en sus programas con muchas jóvenes que encuentran su autonomía por esta vía.
María Paulina Gómez, responsable de Desarrollo Social y Valor Público de Proantioquia, destaca los casos de mujeres emprendedoras en industrias emergentes de la región en asuntos donde tradicionalmente los hombres han ejercido el liderazgo. “Un ejemplo muy claro son las mujeres que hoy, por ejemplo, trabajan en cervecería artesanal, pero también en economías creativas”.

Un ejemplo muy claro son las mujeres que hoy, por ejemplo, trabajan en cervecería artesanal, pero también en economías creativas.

Sin embargo, precisa que, aunque las mujeres emprenden más que los hombres, hay que ponerle atención al futuro de muchas de esas empresas. “Los emprendimientos de mujeres son primordialmente de necesidad, y lo que falla o lo que pasa es que al cabo de cinco años, las inciativas lideradas por mujeres no logran consolidarse”.
Otro de los frentes en el que la voz de las mujeres es cada vez más fuerte es en la equidad de género y en la economía del cuidado. Cada vez con más frecuencia las mujeres que ejercen liderazgo desde sus profesiones o en fundaciones y organizaciones privadas visibilizan la brecha que las afecta. “Un porcentaje importante de antioqueñas no están vinculadas al mercado laboral formal, bien porque están en el informal o bien porque trabajan en el hogar en función del cuidado de dependientes”, dice Gómez.
“El trabajo realizado por mujeres en las casas no tienen una concepción de importancia y una valorización significativa para que disminuya la informalidad y por lo tanto mejore la calidad de vida de estas trabajadoras”, comenta Ana María Agudelo, de la Fundación Hablemos de Trabajo Doméstico.
Yuliana Gil (Medussa), que se declara activista de salud mental, dice que hay un prejuicio por derribar: “No pensamos a la mujer como una estratega, como una persona analítica, como una persona que puede generar otras oportunidades para el territorio”.

Ana María levanta su voz contra la desigualdad y visibiliza las tareas de cuidado y el trabajo doméstico de las mujeres

Ana María Agudelo trabaja para visibilizar el trabajo doméstico.

Ana María Agudelo trabaja para visibilizar el trabajo doméstico.

Foto:Archivo Particular

Ana María Agudelo Gil es una antioqueña convencida de que las voces de las mujeres están siendo cada vez más fuertes. “Creo que es una nueva generación de voces que están buscando diferentes recursos para hacerse más visibles y hacerse escuchar”.
Fue una maestría en Gobierno y Administración Pública, que cursó en Madrid, la que la llevó a preguntarse no solo por la desigualdad, sino específicamente por la desigualdad de género que enfrentan las mujeres.
El tema se le ha convertido en una obsesión que la llevó a encontrarse con la Fundación Hablemos de Trabajo Doméstico.
“Desde la fundación nos preguntamos por la formalización laboral de las mujeres y por qué en su gran mayoría son las mujeres las que realizan estas tareas de cuidado y el trabajo doméstico, remunerado y no remunerado”, señala Agudelo.
Y en este trabajo descubrió una cifra que muestra la magnitud del problema: en Colombia la tasa de informalidad laboral es del 55 por ciento, y para las personas que trabajan en servicio doméstico es del 85 por ciento. De ahí que lo que buscan desde la fundación es posicionar el trabajo doméstico y el cuidado como un sector estructural de desarrollo económico.
“Hay un enfoque de género muy fuerte en la fundación; este tema de cuidado me apasiona porque me he preguntado mucho por esas violencias silenciosas que vivimos las mujeres. Ese tema de las violencias de género. Y creo que en las casas es donde se desarrollan esas tareas de cuidado, pagas y no pagas”, dice Ana María que está segura de que “hay que abrir la puerta de la casa como espacio históricamente privado donde las mujeres han estado en estas tareas del hogar y no en lo público, para ver qué pasa ahí”.
Su mayor satisfacción es que el tema se está convirtiendo en un grito a voces que está generando conversaciones en los municipios grandes y pequeños del departamento, y es cada vez más fuerte y hasta está llegando a los planes de desarrollo y a las políticas públicas.

Amalia visibiliza los problemas laborales de las mujeres madres

Amalia Londoño puso en la discusión pública los problemas laborales y de ingresos de las mujeres-madres.

Amalia Londoño puso en la discusión pública los problemas laborales y de ingresos de las mujeres-madres.

Foto:Archivo Particular

Hace tres años, cuando nació su hija, Amalia Londoño descubrió las situaciones que enfrentan las madres con los horarios y las condiciones laborales que al tener un hijo las llevan a renunciar a su trabajo y hasta a sus sueños.
“Empecé a notar desde mi experiencia personal lo que significaba ser madre y tener que cumplir con el trabajo al mismo tiempo”. Esta periodista, que trabajaba en radio desde las 4 de la mañana, muchas veces sin límite de horas, empezó a investigar, a preguntar, y evidenció que estas mujeres no encuentran dónde ubicarse con las particularidades que necesita una madre. Ella misma lo vivió.
“Lo que intenté hacer fue visibilizar el trabajo de la mujer, de cómo teníamos tantas dificultades para trabajar por cuestión de horarios, cosas que nos hacían renunciar muchas veces a nuestros sueños profesionales, y lo que causaba además problemas de salud mental que no reflejan las cifras”, apunta.
Ahí nació su idea de hacer talleres en empresas y con el tiempo le dio forma al proyecto La Voz de Madre, que pone en la discusión pública la situación laboral y profesional de las mujeres que tienen hijos.
Dice que al renunciar a su trabajo y sus sueños laborales, muchas enfrentan dificultades económicas en el presente y en el futuro, por la imposibilidad de cotizar para seguridad social, y tienen problemas después para volver al mercado laboral cuando sus hijos crecen.

Una activista de la salud mental que centra su trabajo en los jóvenes

Yuliana Gil (Medussa) se declara activista de la salud mental.

Yuliana Gil (Medussa) se declara activista de la salud mental.

Foto:Archivo Particular

Su nombre es Yuliana Gil, pero en su medio y en su entorno la identifican como Medussa. Y así prefiere que la llamen. “Yo me dedico al activismo por la salud mental”, dice.
En este momento es curadora del Hub de Medellín de Global Shapers, que es una iniciativa del Foro Económico Mundial de voluntariado de alto impacto de jóvenes.
A sus 28 años se ha ido convirtiendo en toda una autoridad sobre la realidad de los jóvenes y el impacto que sus vivencias causan en sus vidas y en la sociedad. “Porque a los jóvenes no les damos voz, no les damos voto, no les damos participación, y todo el tiempo estamos pensando que los jóvenes son el futuro, pero los jóvenes no son el futuro, son el presente”.
Asegura que su trabajo le ha permitido descubrir que hay un relevo generacional que no estamos evidenciando. “Somos un país y una región especialmente machista, y en este momento hay un montón de generaciones nuevas que tienen un pensamiento muy diferente y no las estamos escuchando”.
En su trabajo realiza asesoría metodológica e intervenciones, en el caso de jóvenes no solo en casos de salud mental, si no en procesos de liderazgo y en procesos de construcción de confianza con las instituciones.
Cree que cada vez más las mujeres trabajan y ejercen liderazgo en todos los frentes. “No solo como mujer cuidadora, sino la mujer con capacidad de pensamiento, con capacidad técnica y crítica”.

Paulina, la emprendedora que aprendió a producir cerveza artesanal y ahora es la líder de una empresa familiar

Paulina Arango Restrepo es la gerente y líder de Sausalito Beer.

Paulina Arango Restrepo es la gerente y líder de Sausalito Beer.

Foto:Archivo Particular

Paulina Arango Restrepo no se imaginó que en plena pandemia por covid-19 iba a emprender un negocio sobre un producto que le apasiona: la cerveza. La propuesta vino de un tío, y ella se le midió sin pensarlo.
Y aunque le gusta la cerveza, nada sabía del producto y del negocio. Así que decidió aprender leyendo, consultando videos, preguntando. En eso se demoró cuatro meses porque la tarea incluyó la experimentación para encontrar el sabor perfecto para su producto. Después de muchas pruebas y ensayos, lo logró.
“Les dábamos a probar a nuestros familiares para ver cuál les gustaba más, hacíamos grupos con las personas conocidas, y no les decíamos cuál cerveza les estábamos dando, que la probaran y nos dijeran cuál les gustaba más”, cuenta al recordar su experiencia.
Finalmente, encontraron el sabor y también el nombre: Sausalito Beer, una cerveza que comenzó con la producción de 75 botellas y hoy va en 1.000 al mes.
Ella es la gerente, pero hace de todo. “Yo soy quien hace la producción, quien embotella y me encargo también de las redes sociales; de pronto a la hora de entrega de pedidos sí contratamos un tercero que sea la persona encargada de repartirlos”.
Esta experiencia la ha empoderado y le ha enseñado que puede ser la cabeza del proyecto. “Este trabajo me ha permitido desarrollar mi liderazgo. Anteriormente yo trabajaba en otras empresas, ejerciendo mi profesión, porque soy comunicadora, pero aquí he aprendido a liderar, a gestionar, a saber de muchos temas de los que antes no tenía conocimiento, como cifras, números, todas esas cosas que implica llevar las riendas de una empresa y que tiene el emprendimiento”.
La planta de producción funciona en el barrio Conquistadores. “No es muy grande, pero sí es una planta de producción con unos equipos que tienen alta tecnología, lo que nos permite tener productos de muy buena calidad, porque todos nuestros equipos son traídos desde Alemania, entonces tenemos unas muy buenas cervezas”, dice.
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