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Colombianos cruzan fronteras huyendo del conflicto, ¿verdad olvidada?

Colombianos en la frontera con Ecuador en agosto del 2007. Entre 1989 y 2020, el país vecino reconoció a 69.315 personas de diferentes nacionalidades, de las cuales 67.076 (el 96,77 %) fueron colombianos.

Colombianos en la frontera con Ecuador en agosto del 2007. Entre 1989 y 2020, el país vecino reconoció a 69.315 personas de diferentes nacionalidades, de las cuales 67.076 (el 96,77 %) fueron colombianos.

Foto:Archivo EL TIEMPO

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La Comisión de la Verdad hará un encuentro en Ecuador para reconocer la dignidad de los exiliados.

Las fronteras, más allá de ser las líneas que marcan el fin de un país y el inicio de otro, como consecuencia del conflicto armado interno, también se han convertido en la ruta de escape para miles de colombianos que huyen del país con el fin de proteger sus vidas y las de sus familias.
Invisibilidad, vulnerabilidad, inseguridad y exclusión son algunas situaciones que han acompañado las extensas jornadas de camino de quienes, dejando una vida atrás, han tenido que buscar exilio en países con los que Colombia tiene frontera terrestre (Ecuador, Venezuela, Panamá, Perú y Brasil) y marítima, entre las que se destaca Costa Rica.
“Nuestra salida de Tumaco en el 2009 fue muy rápida y tuvimos que dejar la finca, que con mucho esfuerzo compramos, por las amenazas de muerte que recibió mi papá y el riesgo de que la guerrilla reclutara a mi hermano mayor”, relata Orlando Castaño, quien tuvo que huir con su familia de su tierra en Nariño hacia Ecuador.
La historia de ellos es tan solo una de las miles ocurridas, pero que no se pueden contabilizar con precisión debido al subregistro.
En el 2019 fueron incluidas en el Registro Único de Víctimas (RUV) 25.720 personas en el exterior, a través de solicitudes de inscripción provenientes de consulados en varios países.
Las tensiones políticas entre Colombia y Venezuela afectaron el cruce de fronteras. En las fotografías, colombianos tratando de cruzar la frontera en Cúcuta (Norte de Santander) en agosto de 2015.

Las tensiones políticas entre Colombia y Venezuela afectaron el cruce de fronteras. En las fotografías, colombianos tratando de cruzar la frontera en Cúcuta (Norte de Santander) en agosto de 2015.

Foto:AFP

“Estos números representan apenas el 5 % de las víctimas colombianas que, según registros de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), se encuentran en el exilio, lo cual no permite dar cuenta de la magnitud del fenómeno fuera de las fronteras”, precisa la Comisión de la Verdad.
Sin embargo, las estadísticas muestran que los países fronterizos a los que se ha desplazado más la población de Colombia son Ecuador, Venezuela y Panamá.
Prueba de esto es que, según datos de Acnur, entre los años 2000 y 2020 los colombianos presentaron ante Ecuador 240.901 solicitudes de protección internacional para que fueran reconocidos.
Las principales víctimas de exilio hacia los países vecinos son los campesinos, afrodescendientes y comunidades indígenas.
Un ejemplo de esto es lo vivido por el pueblo indígena barí, que habita la región del Catatumbo (Norte de Santander) en frontera entre Colombia y Venezuela.
Ellos han sido víctimas de despojo de tierras y reclutamiento, entre otros hechos en el marco del conflicto armado, lo que ha llevado al desplazamiento y separación de sus comunidades entre los dos países.
Para escuchar sus testimonios desde el exilio, la Comisión de la Verdad ha preparado un Acto de Reconocimiento (ver recuadro) frente a lo vivido por la población colombiana en las fronteras.

Muchos colombianos exiliados en los países fronterizos han visto a sus victimarios o miembros de los grupos armados en el otro lado de la frontera

Además, fueron 1.650 los testimonios que la Comisión tomó a colombianos en 24 países del mundo. De esta cifra, 235 fueron relatos de nacionales en países fronterizos.
A este ejercicio que ha sido único en las Comisiones de la Verdad en el mundo, se le sumaron las complejidades de la pandemia y las incertidumbres políticas en países como en Venezuela.

Violencia que persigue

Por otro lado, si bien algunos vieron en el exilio una ‘solución definitiva’ para protegerse del conflicto armado y salvaguardar sus vidas, al pasar las fronteras no siempre encontraban seguridad.
“Muchos colombianos exiliados en los países fronterizos han visto a sus victimarios o miembros de los grupos armados en el otro lado de la frontera, por lo que han tenido que ser reasentados en Canadá o Europa para mejorar sus condiciones de seguridad. Las poblaciones que han tenido que huir, muchas veces, no han tenido las condiciones de protección necesarias y han seguido teniendo miedo porque la frontera hace que el conflicto esté muy cerca”, explicó el comisionado de la Verdad, Carlos Beristain.
Parte de la explicación a este fenómeno es que quienes huyen por las fronteras son las poblaciones más vulnerables del país, que en la mayoría de los casos se enfrentan a más violencia, como la xenofobia, la exclusión o la inseguridad; incluso quienes los amenazaron podrían estar cerca.
Cuando la familia Castaño Cuéllar se pudo instalar en San Lorenzo, una ciudad ecuatoriana a menos de 30 minutos de la frontera con Colombia, trataron de dedicarse a la panadería, actividad que hacían en Tumaco, pero las amenazas, esta vez de grupos paramilitares, y el haber llegado a uno de los barrios más peligrosos de allí los hicieron huir de ese lugar.
La familia Castaño Cuéllar huyó de Tumaco a Ecuador, la violencia los alcanzó ahí y hoy están en Argentina.

La familia Castaño Cuéllar huyó de Tumaco a Ecuador, la violencia los alcanzó ahí y hoy están en Argentina.

Foto:ARCHIVO PARTICULAR

“Llegamos a Santo Domingo, que estaba a cuatro horas de San Lorenzo, pero no nos sentíamos seguros porque pensábamos que podrían volver a amenazarnos”, dijo Marisol Cuéllar, la madre de la familia.
Con la intervención de Acnur, los Castaño Cuéllar lograron llegar a Argentina, en donde hoy se dedican a la fabricación y venta de muebles, ya que por las condiciones de la ciudad en la que viven no pudieron dedicarse a la panadería.

‘Oculté que era colombiano’

Huir del país es solo uno de los tantos pasos dolorosos que tienen que dar aquellos que buscan la frontera. En el trayecto y en la llegada al nuevo país son varias las dificultades por las que tienen que pasar.
Cuando ya se logran instalar, hay casos de revictimización, pues las comunidades a las que llegan muchas veces rechazan o estereotipan a los colombianos, ya que piensan que ellos exportan el conflicto o que son narcotraficantes.
“En mi trayecto de Colombia a México tuve que pasar por Panamá, allí me quitaron el pasaporte, que luego pude recuperar. Ni las personas que se dedican a pasar gente en la frontera quieren llevar colombianos, porque si las autoridades los atrapan, de una vez los implican con narcotráfico; nos tienen en un muy mal concepto. En Nicaragua dije que era panameño, en Costa Rica dije que era nicaragüense, y así hasta llegar a mi destino”, recordó Alcides Ortiz, quien tuvo que huir de Buenaventura por las amenazas que recibió, tanto de paramilitares como de guerrilleros.
Además, es un desafío conseguir la regularización de la condición migratoria en un país como los fronterizos. Sin este requisito, acceder a empleos formales, salud o educación para sus hijos es prácticamente imposible.
Las razones para no reconocer las condiciones de refugio varían de país a país y la firma del acuerdo de paz dificulta que se garantice protección internacional a colombianos que siguen huyendo del conflicto, pues se considera superado.

En Nicaragua dije que era panameño, en Costa Rica dije que era nicaragüense, y así hasta llegar a mi destino

A esta situación se le suma que incluso entre colombianos hay miedo y desconfianza por no saber de qué lado del conflicto está o quién fue responsable de su expulsión.
“En mi huida por Centroamérica pasé meses en los que tuve mucho desespero porque no podía confiar o hablar con nadie. Fue muy duro”, agregó Ortiz, quien hoy es socio de un restaurante en México.

¿Regresarían a Colombia?

No obstante a pesar de la similitud de costumbres entre Colombia y sus países vecinos, una dificultad que presentan los exiliados es el choque de culturas, que dificulta su inclusión y genera desarraigo de las tradiciones de su lugar de origen, situación que se agrava con los hijos que tuvieron que salir del país cuando eran pequeños o que nacieron en el lugar al que llegaron sus padres.
“Nosotros de Colombia nos acordamos muy poco, no tenemos recuerdos bonitos de Tumaco porque era peligrosa. De Ecuador nos acordamos del colegio, de ahí en adelante todo fue en Argentina”, cuentan los hermanos Orlando y Marisel, de la familia Castaño Cuéllar.
Sobre la posibilidad de regresar a Colombia, las opiniones de esta familia varían.
“Yo tengo 61 años y a mi edad es difícil conseguir trabajo; si me voy a Colombia no tendría nada allá para el sustento mío y de mi familia”, dice Humberto Castaño, el padre.
Según Acnur, entre los años 2000 y 2020, se presentaron 200.000 solicitudes de personas colombianas con necesidades de protección internacional en Venezuela.

Según Acnur, entre los años 2000 y 2020, se presentaron 200.000 solicitudes de personas colombianas con necesidades de protección internacional en Venezuela.

Foto:Archivo EL TIEMPO

Por su parte, Marisel afirma que sí regresaría al país de visita, pero que solo lo haría por sus familiares.
Finalmente, Orlando, quien tiene 21 años, asegura que en Colombia no tiene amigos y se acuerda poco o nada de sus familiares.
“Como yo he crecido en Argentina, ese deseo de volver a Colombia no lo tengo. Si un día regresara, siento que tendría que adaptarme a mi propio país. Aunque patria sigue siendo patria y cuando juega la Selección Colombia me siento colombiano”, concluyó Orlando.
En cuanto a Alcides, quien ya lleva 15 años viviendo México, ve muy poco probable regresar a Colombia, principalmente por motivos de seguridad y económicos.
Mis amigos me cuentan que Buenaventura está peligrosa. Además, yo tengo 54 años y si es difícil encontrar trabajo para un joven, para mí lo sería más”, reflexiona Alcides, quien a pesar de todo extraña su tierra y comer patacón.

Nosotros de Colombia nos acordamos muy poco, no tenemos recuerdos bonitos de Tumaco porque era peligrosa. De Ecuador nos acordamos del colegio, de ahí en adelante todo fue en Argentina

27 de febrero, encuentro en Ecuador

Los colombianos que han sido víctimas del exilio tendrán un espacio para relatar parte de los profundos impactos que vivieron al tener que huir de su país por las fronteras.
Estas verdades harán parte del Reconocimiento #VerdadSinFronteras, que organizó la Comisión de la Verdad y se llevará a cabo el próximo sábado 27 de febrero, a las 10 de la mañana, en la ciudad ecuatoriana de Ibarra, que está a poco menos de tres horas de Ipiales, Nariño, en la frontera entre Colombia y Ecuador.
Si bien en noviembre del año pasado se había hecho un reconocimiento a los colombianos exiliados en todo el mundo, son Ecuador, Venezuela, Panamá, Perú y Brasil los países a los que más nacionales han llegado.
Podrá ver este sábado 27 de febrero, a las 10 a. m., el reconocimiento #VerdadSinFronteras, a través de las redes sociales y la página web de la Comisión de la Verdad (www.comisiondelaverdad.co); también, en la página de EL TIEMPO (www.eltiempo.com), así como en su canal de YouTube (EL TIEMPO).

‘Se nos olvidó que también fuimos migrantes’

Entrevista a Carlos Beristain, comisionado de la Verdad

Carlos Beristain, comisionado de la Verdad.

Carlos Beristain, comisionado de la Verdad.

Foto:Comisión de la Verdad

¿A qué dificultades se enfrentan los exiliados en la frontera?
La primera. Hablamos de exilios colectivos o masivos, no es una familia, a veces hablamos de grupos comunitarios enteros. A los refugiados se los tiende a ver más como un problema de orden público que de derechos humanos. En función de las políticas de los países, hay algunos que han acogido más que otros, como Ecuador, que hizo un proceso de reconocimiento que no ha habido en ningún otro país en el mundo, y es algo positivo.
¿Hay choque cultural en esta población no obstante las similitudes en frontera?
El choque cultural siempre se da, incluso en el desplazamiento interno en Colombia, como cuando una persona afrodescendiente se tiene que ir a una ciudad, ahí hay un choque interno. En Venezuela, el choque es menor por la relación estrecha que tienen los dos países, mientras que con Ecuador o Brasil ha sido mayor.
La integración depende muchas veces del estatus que se tenga: mientras menor sea el nivel económico, más difícil será integrarse, por lo que se generan guetos de colombianos en otros países.
Por otro lado, el exiliado se lleva una parte de su país consigo y tiende a reproducirlo en el país de llegada, y eso es positivo para integrarse.

La integración depende muchas veces del estatus que se tenga: mientras menor sea el nivel económico, más difícil será integrarse

¿Qué estrategia recomienda para que no se agraven las manifestaciones xenofóbicas?
No solo se debe hablar de las políticas del Gobierno, sino de las actitudes sociales, eso es clave. En el caso colombiano, Ecuador acogió a más de 220.000 personas y Venezuela ha acogido miles de colombianos (300.000 o 400.000 en ciertas épocas) con necesidades de protección, y muchas veces esa historia se nos olvida.
También hay que quitar el estereotipo, muchas veces politizado, de que la migración les va a quitar el trabajo. El mensaje para la gente es que no perdamos la memoria de que nosotros hemos sido migrantes en otros contextos y países.

Ecuador, principal destino de los exiliados

Una de las principales características de Ecuador, país con el que Colombia comparte 586 kilómetros de frontera, es que es la nación de Latinoamérica y el Caribe que acoge el mayor número de personas refugiadas.
Cifras oficiales muestran que entre 1989 y 2020, Ecuador reconoció a 69.315 personas de más de 70 países como refugiadas.
Sin embargo, de estas 69.315 personas, el 96,77 por ciento (67.076) son colombianos.
“Esto se debe a que la frontera que comparten Ecuador y Colombia es considerablemente permeable y a que dinámicas socioeconómicas entre ambos países han sido históricamente bastante fluidas, permitiendo el cruce transfronterizo en más de un punto, además de los tres pasos oficiales existentes”, explica la Comisión.
Los informes que se han hecho para detallar el tipo de población que llega exiliada a Ecuador revelan que la mayoría de personas provienen de zonas rurales o semirrurales y se establecen en lugares similares. En los casos de aquellos que vienen de ciudades, buscan asentarse en los cascos urbanos ecuatorianos.
Otra de las “facilidades” por las que se prefiere llegar a Ecuador es por la existencia de parentescos o lazos familiares, que facilitan la adaptación y los temas económicos para los exiliados.
Los picos de tránsito hacia Ecuador desde Colombia coinciden con momentos de alta violencia como el surgimiento de nuevos grupos armados luego de la desmovilización de las Autodefensas (Auc) en el 2006 y la implementación del Plan Colombia hacia el año 2000.

Venezuela y las complejidades

La frontera más extensa que tienen tanto Colombia como Venezuela es la que comparten y tiene 2.219 kilómetros; allí conviven pueblos indígenas, campesinos y ciudades enteras.
Precisamente, en esta zona se vive históricamente un vaivén de personas, que van de un país a otro por diferentes razones.
En el caso de colombianos yendo al vecino país se destaca la década de los 90, cuando la violencia por el conflicto armado se recrudeció, hecho que obligó a familias a huir para salvar sus vidas.
Incluso en la misma zona de frontera hubo y hay presencia de grupos armados al margen de la ley.
Las cifras en este contexto son difusas y el subregistro reina; entre los pocos datos que hay, se encuentra que cada año entre 2007 y 2013 hubo 200.000 solicitudes de refugio en Venezuela.
A pesar de las dificultades, en la frontera entre Colombia y Ecuador se han realizado marchas para demostrar la hermandad que existe entre estos dos países. ARCHIVO ETCE

A pesar de las dificultades, en la frontera entre Colombia y Ecuador se han realizado marchas para demostrar la hermandad que existe entre estos dos países. ARCHIVO ETCE

Foto:Archivo EL TIEMPO

Llegar a Panamá a pesar de todo

La única interrupción que tiene la carretera Panamericana, que conecta el continente americano de norte a sur, está en la frontera que comparten Colombia y Panamá, debido al espesor de la selva que ahí se encuentra.
A pesar de la dificultad que representa atravesar esta zona, los colombianos lo han hecho por vía marítima para huir del conflicto armado, que ha azotado a Chocó y la región del Urabá.
La presencia de grupos armados, como la guerrilla, en esta región data desde los años 70 y posteriormente la llegada de los paramilitares. Los enfrentamientos por las rutas del narcotráfico en esta zona son frecuentes.

Un repaso por algunos hechos de la historia del exilio de colombianos en países de la frontera

Minuto a minuto

1970

 
Las Farc crean dos frentes armados en la zona limítrofe con Panamá, concretamente en Bajo Atrato (Chocó).
 
Ecuador comienza a reconocer refugiados, entre ellos los colombianos que huyen del conflicto armado.
 
Se registran incursiones de grupos armados colombianos en Panamá en las que ha habido asesinatos, desapariciones, secuestros y tráfico de drogas, entre otros.
 
Se incrementa tendencia de colombianos en Ecuador que solicitan protección por la violencia y persecuciones que vivían por parte de la guerrilla y los paramilitares.
 
Habitantes de Norte de Santander inician tránsito masivo hacia la frontera con Venezuela por cuenta de la intensidad de la guerra en este departamento

1999-2000

 
La lucha por la posesión y control del territorio fronterizo con Panamá obligó a aldeas completas de indígenas y afrodescendientes a huir hacia suelo panameño.

2000-2006

 
En parte por la implementación del Plan Colombia y la escalada de violenta en zonas rurales del suroccidente del país se genera un aumento significativo de llegada de nacionales a Ecuador, donde presentan solicitudes de refugio.
 
El 80 % de la población en refugio en Costa Rica es colombiana.
 
Cada mes salen de Colombia 450 personas hacia Ecuador.
*Una alianza de Contenidos Editoriales Especiales de EL TIEMPO y la Comisión de la Verdad, con el apoyo de la Unión Europea en Colombia. #EuropaCreeEnColombia
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