RAY LORIGA (Madrid, 1967) es una marca que definió el tono y el estilo de una época. Fue transición, irreverencia y rebeldía; un enfant terrible. Y sin embargo con Rendición, ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2017, parece que quisiera dejar esa etiqueta atrás. En ella ya no leemos al Loriga autobiográfico o al que escribe sobre vampiros, aunque él diga que
El Loriga de Rendición es uno que escribe sobre la desesperanza, sobre los peligros y la falta de privacidad en el mundo actual. Es un Loriga que se siente como un forastero del presente. “Nuestro optimismo no está justificado, no hay señales que nos animen a pensar que algo puede mejorar”. Esta es la primera frase de Rendición, y ahí está condensado el cambio de Loriga como narrador, de uno que quería prender fuego al mundo a uno que se resigna a verlo arder.
¿Quiénes somos de verdad? O ¿hasta dónde estamos dispuestos a dejar de ser nosotros mismos por encajar en una sociedad? Son las preguntas principales que acompañan a Redención. Una novela que se sitúa en un país sin lugar y que no se sabe desde cuándo o por qué está en guerra. Con este paisaje empiezan a actuar los personajes: un capataz que se casa con su antigua jefa, y un niño perdido, y mudo, que la pareja adopta. El primer punto de inflexión llega cuando, por órdenes del Gobierno, la familia tiene que quemar su casa en el campo y marcharse a un lugar incierto. Durante ese viaje, Loriga crea los personajes y los prepara para la Ciudad Transparente, el nuevo paraíso que surgió como alternativa a la guerra. La gran metáfora de la historia es esa urbe hecha de cristal en la que no existe la privacidad, las heces no huelen, no hay memoria, y la cerveza es gratis. Cuando entran allí parece que empezara otra novela; la escritura y el ritmo cambian. Aquí vuelve el Loriga de oraciones largas, algo repetitivas, que se mueven entre las reflexiones filosóficas y las acciones.
La ciudad de Loriga forma parte de una tradición literaria hispanoamericana que tiene a la migración del campo a la ciudad como gran tema, y a las urbes como protagonistas. Entre ellas están la de Daniel Alarcón en Radio Ciudad Perdida; Angosta, de Héctor Abad Faciolince, o la Wandernburgo de Andrés Neuman en El viajero del siglo. Sin embargo, lo que hace especial a la ciudad de Rendición es que al narrar un futuro distópico plantea al lector el interrogante de qué tanto está dispuesto a sacrificar su privacidad para vivir en esa ciudad de vidrio, que no es otra cosa que las redes sociales.
RENDICIÓN Ray LorigaAlfaguara
216 páginas

El Loriga de Rendición es uno que escribe sobre la desesperanza, sobre los peligros y la falta de privacidad en el mundo actual.
Alfaguara
LECTURAS
Comentar