¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Lecturas Dominicales

'Nunca he encontrado algo tan intenso como la maternidad': Rachel Cusk

Las novelas y ensayos de Cusk están basados en sus propias experiencias y circunstancias.

Las novelas y ensayos de Cusk están basados en sus propias experiencias y circunstancias.

Foto:Cortesía Libros del Asteroide

En Un trabajo para toda la vida, la escritora canadiense habla sobre su experiencia de ser madre.

Rachel Cusk no lleva diarios. No se sienta en las noches –o en las mañana luego de sueños trepidantes– a consignar sobre papel lo que cree que no quiere olvidar. Joan Didion escribió que "la gente que toma notas en cuadernos íntimos es una especie distinta, gente solitaria y reticente que siempre está cambiando la disposición de las cosas, insatisfechos ansiosos, niños que al parecer sufrieron cierto presentimiento de pérdida". Rachel Cusk no es así, no lleva el registro metódico de los acontecimientos que le suceden y, aun así, esta escritora canadiense ha publicado catorce libros –entre novelas y ensayos– en los que el personaje principal es ella misma y sus circunstancias.
Su memoria, entonces, se asume prodigiosa. En su cabeza consigna los rostros, las sensaciones, la concatenación de los hechos, los movimientos y las preguntas que luego, a veces, combina con la ficción para crear novelas y, otras veces, convierte en ensayos más precisos. Pero siempre en las páginas lo que aparece son sus recuerdos, sus formas, sus gestos. Ante la pregunta sobre si le interesa narrar la vida de alguien más, responde que no.
Cusk nació en Canadá hace 56 años, pero no se quedó allí. Creció en Los Ángeles y estudió Literatura Inglesa en el New College en Oxford. Vivió un tiempo en Londres y ahora escribe desde París. La escritora, que publicó por primera vez a los 26 años un libro llamado Salvando a Agnes, sobre una mujer que intenta encontrar un lugar en el cual ser ella misma, fue ganadora del premio Whitbread First Novel, recibió la beca Guggenheim y estuvo en la lista Granta para mejores novelistas jóvenes en el 2003.
Su trilogía sobre el divorcio, que incluye los títulos A contraluz, Tránsito y Prestigio –todos traducidos y editados por la editorial española Libros del Asteroide–, es un trabajo minucioso en el que una escritora atraviesa la separación y decide hacerlo mediante su mirada al exterior. Más que hurgar en lo que siente y en las inevitables imágenes del pasado que vienen con el duelo, lo que hace es escuchar lo que los otros tienen para decir y, por medio de ese diálogo, encontrarse y darle algún sentido a lo que parece no tenerlo. La importancia de esta trilogía, además de la exactitud con la que retrata la pérdida y el rompimiento, está en su forma y en su estilo; en la capacidad de hacer una autobiografía sin usar solo su mirada.
Su escritura parece tener siempre una perspectiva psicológica donde los personajes suelen revelar su trascendentalidad y la complejidad de sus pensamientos. En Segunda casa, por ejemplo, habla de un espacio físico en el que confluyen una mujer y su familia con un pintor invitado al que se le deposita cierto anhelo de cambio. Es con esa presencia que la protagonista comienza a desenvolverse y a entender cómo su presente tiene un ritmo pausado que no le conviene y a partir de ahí empieza a preguntarse sobre la libertad, el amor, la casa.
Portada de la novela, editada por Libros del Asteroide.

Portada de la novela, editada por Libros del Asteroide.

Foto:Archivo particular

A pesar de tener una intención y una técnica que parten del yo en todas sus obras, tal vez hay una más íntima que todas las demás, y esa es Un trabajo para toda la vida, que fue publicado en 2001, pero editado este año en español por Libros del Asteroide. Este ensayo es una recopilación de pensamientos y situaciones por las cuales pasó Cusk cuando tuvo a su primera hija, y cuenta lo que no pudo encontrar en ningún otro libro sobre maternidad: el caos en la cabeza, la duda, el miedo, las diferentes formas del dolor, el cansancio, el duelo inicial al despedirse de la mujer que ya no sería más. Este es un libro hecho para lectores interesados en narraciones íntimas, pero sobre todo para otras madres que quieren una idea cercana de lo que sucede una vez el cuerpo empieza a crear otro cuerpo.
En Un trabajo para toda la vida, Cusk escribe: “Para ser madre debo dejar el teléfono sin contestar, el trabajo sin hacer, los preparativos sin cumplir. Para ser yo misma, debo dejar llorar al bebé, evitar que tenga hambre o dejarlo para salir por la noche, olvidarme de él para pensar en otras cosas. Conseguir ser una cosa significa fracasar en ser la otra”. Sin embargo, escribió este libro mientras estaba embarazada de su segunda hija y cuando su primera era tan solo una bebé. Rachel Cusk es entonces madre y escritora. Al mismo tiempo.

En la lectura de Un trabajo para toda la vida hay una sensación de honestidad, pero también de cierto caos con las ideas. ¿Cree que la maternidad es así?, ¿de sensaciones y aparentes certezas dinámicas y cambiantes?

Sí, creo que es así. Constantemente en la maternidad no puedes representar cómo te sientes. Por eso quise escribir este libro, para enunciar todo lo desconocido e inaceptable para el mundo exterior y, por lo tanto, aparentemente inaceptable en el mundo interno de la madre.

Usted escribió que la experiencia de la maternidad lo pierde casi todo en su traducción. ¿Por qué cree que igual es importante intentar compartir esa experiencia?

Porque la diferencia entre ser madre y no ser madre es total, y cuando somos madres estamos viviendo en las hebras de una experiencia violenta. Aun así, la naturaleza humana es querer decirles a los otros cómo son las cosas, expresarse.

Hace una aclaración sobre cómo pudo escribir el libro –con la ayuda de otros en el cuidado de su hija– porque cree que no es posible concebir la maternidad como algo apolítico. Por eso es importante enunciar los medios. ¿Por qué lo cree así?

Conté cómo lo había hecho, cómo pude escribir y expresarme, porque una de las razones por las cuales nadie escribe sobre maternidad es porque es casi imposible hacerlo cuando tienes un bebé. Entonces había que explicar cómo se hizo. Cómo se logró esto. Y aun cuando tienes personas al cuidado, es tan difícil, estás cansada, preocupada; no son condiciones ideales. Por eso hay pocas descripciones decentes de la maternidad.

En el libro se habla mucho del dolor del parto y de la predisposición a él. ¿Cómo es su relación con el dolor ahora que ha parido dos veces?

Hablé sobre cómo es tan bizarro que a una mujer joven le den esta información tan difícil de asimilar sobre lo que va a atravesar en algún punto de su vida si se convierte en madre. Sí es un relato sobre el dolor, pero también sobre sentirse indefensa, sobre rendirse ante algo que –dicen– va a torturarte. No sabes cómo lidiar con eso, no sabes qué tan fuerte eres. Luego de ser mamá tengo una relación distinta con el dolor, una más normal.

En el libro se hace referencia a esa dualidad inicial entre ser madre y seguir siendo quien era antes del parto. En algún momento estas dos partes se convirtieron en una, ¿recuerda en qué momento?

Creo que nunca se convirtieron en una. Creo que uno se convierte en una nueva versión de uno mismo, nunca se vuelve a quien era antes. Pero eso también pasa con casi todas las experiencias totalizantes, de las que no se puede volver. La maternidad, claro, es distinta porque nunca para, sigue contigo por siempre.

Escribió que en algún momento pensó que no hacía falta experimentar algo para entenderlo, pero la maternidad cambió esa perspectiva. ¿Ha encontrado algo más que le haga pensar que algunas cosas sí necesitan ser experimentadas para comprenderlas?

Pienso mucho en eso. Nunca he encontrado algo tan intenso como la maternidad. Creo que hay otras cosas a las que es más fácil aproximarse a través de la imaginación. Imaginar la maternidad es imposible. Si lo haces, es muy probable que estés equivocado, que la idea que tengas sea realmente un error. Esto tiene que ver con la razón de escribir también: si la escritura no les da a las personas la información que necesitan sobre la vida, ¿cuál es el punto? Si escribir es solo reconocer algo que ya sabías, parece menos significativo que tener la posibilidad de aprender sobre ser otra cosa, sobre experimentar otras cosas.

Todos sus libros son personales. ¿Cree que este, que habla de transformaciones tan físicas, es el más íntimo?

No he releído el libro, pero creo que estaría impresionada sobre lo personal que es porque resultó ser tan físico. También intenté hacer los temas accesibles y reconocibles para otros, entonces esa parte puede ser más impersonal.

¿Piensa que la maternidad es algo que se aprende? ¿O algo que se vive a través del trabajo?

Depende de quién seas. Pero para vivir algunas cosas de la maternidad necesitas que te enseñen. Puedes aprender de tus hijos, también de otras personas. Hay mucho aprendizaje en la maternidad.

¿Cuánto tiempo suele pasar entre la vivencia de una experiencia y la decisión de narrarla? ¿O cómo se da cuenta de que vivió algo que quiere narrar?

Es distinto cada vez. Sí hay ciertas cosas que tiendo a reconocer, ciertas sensaciones que son representativas de algo que me gustaría escribir. Me parece que no es una cuestión sobre el tiempo, sino sobre el conocimiento.

Para la construcción de sus libros, ¿pide a veces a otros que le cuenten cómo vivieron ese acontecimiento que usted también vivió? ¿O es un ejercicio más introspectivo?

Nunca. Es siempre un ejercicio introspectivo.

Al final de la introducción dice que el libro es una compañía. ¿Ha tenido alguna experiencia conalguien que le comparta que experimentó esa sensación de compañía durante la lectura?

Sí, incluida mi propia madre, que me escribió una carta en la que me habló de sus emociones y sentimientos respecto a la maternidad.

Escribió este libro estando embarazada de su otra hija. ¿Se sintió acompañada por su propia escritura mientras atravesaba ese otro embarazo?

Así es, tuve a mi segunda hija en el proceso del libro. Fue increíblemente difícil, pero tenía prisa porque las mujeres estamos diseñadas para olvidar el embarazo y el trabajo de parto. Es como la naturaleza nos hizo, para poder hacerlo de nuevo. Entonces, apenas me enteré de esto, supe que tenía que escribirlo rápido.

El año pasado, el Premio Nobel se lo llevó Annie Ernaux, que también se dedica a narrar desde su propia experiencia. ¿Cómo ve este hecho? ¿Cree que atrae más atención hacia su oficio particular?

Ese premio fue muy importante. Muchas personas estaban muy enojadas, lo que me sorprende, pero también lo hace más relevante. Hay cierta perspectiva de que este oficio está por debajo de la literatura.
ANDREA YEPES CUARTAS
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO