Tres libros imperdibles sobre la intimidad, la compasión y la aventura

Una novela y dos libros de no ficción son algunos de los textos que recomienda la revista Lecturas de EL TIEMPO. Déjese llevar por un viaje entre las tentaciones, la vulnerabilidad del ser humano y la lucha por la justicia.

La historia de Gerald Foos apareció en abril de este año en The New Yorker antes de convertirse en el libro que Gay Talese lanzó hace algunas semanas y que pronto será traducido al español. Foos, propietario del motel Manor House, contactó en los años ochenta a Talese para contarle su historia: voyerista desde niño, llevaba, supuestamente –y esta duda es importante– desde 1966 observando a sus clientes en momentos de intimidad que incluían desde masturbaciones, hasta sexo grupal, incesto, asesinato y, por supuesto, tiempos muertos en los que no pasaba nada. Lo mismo pasa en el libro.

Talese organiza las cartas que le envía Foos, que son transcripciones de su propio diario de observaciones, y las convierte en un libro demasiado largo y repetitivo, que parece engolosinarse con el morbo que produce. Por otro lado, Talese no confía en su fuente, dice que algunas fechas no coinciden y, sin embargo, no se preocupa por corroborarlo, cosa que sí hizo el Washington Post, dejando al descubierto un vacío que pone en tela de juicio la credibilidad de Talese. Con la lectura del fragmento de The New Yorker es suficiente para satisfacer la curiosidad morbosa que causa este tema.

Carolina Venegas K.

El título de este libro hace referencia a una frase muy repetida en la medicina: “Primum non nocere”. Ante todo no hagas daño son memorias y reflexiones en las que el británico Henry Marsh, uno de los neurocirujanos más reconocidos del mundo, plantea cómo ese principio (el de ante todo no dañar) a veces puede resultar imposible de cumplir. Por lo menos en su especialidad, en la que los riesgos que debe tomar en busca del beneficio del paciente implican posibles efectos inesperados. Mediante la descripción detallada de casos clínicos, Marsh relata muchas de las ocasiones en las que ha tenido éxito, y también algunas en las que se ha equivocado y causado daños irreversibles.

Ante todo no hagas daño, sin embargo, es más que una recopilación de memorias médicas. Habla de la vulnerabilidad y de la necesidad de tomar decisiones en el momento justo. Trata de la importancia de aceptar el error y de ser compasivo con el dolor del otro. El libro ha tenido un gran éxito (es best seller mundial; en español, en pocos meses, va para su cuarta edición) y quizá se deba precisamente a eso: a que una persona que podría escudarse en una supuesta infalibilidad, decide mostrarse como es.

María Paulina Ortiz

¿Quién demonios es ese desgraciado? Víctor Umaña es un misterio. El narrador de Formas de evasión –la primera novela del gran Felipe Restrepo– nos presenta a un tipo que se desliza como una sombra por Madrid, Ciudad de México, París y Bogotá, y deja un reguero de historias tan sórdidas que harían palidecer a todos los poetas malditos.

Umaña se ganaría el aplauso de Rimbaud y Barba Jacob. Es aficionado al ajedrez y juega con las personas como si fueran fichas; desaparece sin dejar rastro y abandona amantes y amigos como si nada. Hace espectáculos de borracho y su pista se podría seguir por el tufo que deja a su paso. Es un personaje romántico: lee novelas, bebe hasta la inconsciencia y se engarza en peleas hasta quedar roto; también tiene un delirio de justicia. Y la hace cumplir; a su manera.

El narrador sigue sus pasos con la persistencia de un detective de los años cuarenta; conoce a sus amigos, habla con sus amantes, descubre sus debilidades y sus rabias. Lee sus crónicas; porque Umaña, por lo que se lee, siempre fue un bueno para nada, pero en medio de su desafío de no trabajar tiene periodos en los que se embarca como periodista. Lo rastrea por las calles de París y por bares en los que solo él se aventuraba; sigue sus pasos por Lavapiés y por la colonia de artistas colombianos en España. Sus pesquisas lo conducen a Bogotá. Su entrega al abismo lo lleva a conocer el engranaje del crimen; se vuelve informante de una revista y la novela se vuelve un viaje al fondo de los problemas más atroces de Colombia de los últimos años. No les cuento más. Léanla.

Fernando Gómez E.