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Lecturas Dominicales

Irán, según la escritora Parinoush Saniee

Saniee hablará en el Hay Festival, el 28 de enero,
a las 12 m. Teatro Adolfo Mejía.

Saniee hablará en el Hay Festival, el 28 de enero, a las 12 m. Teatro Adolfo Mejía.

Foto:Archivo particular

La novelista iraní estará en el Hay Festival con su novela, Los que se van y los que se quedan. 

Parinoush Saniee nació, por fortuna, en Teherán (Irán), en 1949. Por fortuna porque es el lugar que rige su curiosidad, sus preguntas y su obra. Es allí donde ha encontrado las historias y las atmósferas sobre las cuales escribe y los personajes de la vida real que terminan habitando sus libros. Por fortuna porque a pesar de haber estudiado fuera, de tener que salir por sanciones que le impone su gobierno y por la promoción necesaria para sus obras, no deja de tener como centro Irán, tanto para su cotidianidad como para su universo literario.
Saniee nació en una familia con padres interesados por la academia, lo que le permitió estudiar sin problema lo que quiso y donde quiso. Cursó la carrera de Psicología en la Universidad de Teherán y también cuenta con estudios en sociología y especializaciones que culminó en Estados Unidos. Cuando estaba haciendo su doctorado se instauró la Revolución Islámica en Irán, lo que impactó su trabajo desde el comienzo, tanto como investigadora –labor que desempeñó antes de convertirse en escritora y que continúa ejerciendo para sus libros– como en su creación literaria.
El libro de mi destino, publicado en 2003, es su historia más célebre –en varias ocasiones censurada y catalogada como la novela más popular de la historia de la ficción en Irán– y en ella ubica al lector en la Revolución iraní y cuenta cómo transcurría bajo ese momento y ese régimen la adolescencia de algunas mujeres, específicamente de Masumeh, que a pesar de haber sido criada en una familia tradicional, ya en 1979, encontró las formas de amar y oponerse a lo que parecía dictado por su contexto.
Este libro fue censurado en su país cuando el islamista conservador Mahmud Ahmadineyad resultó elegido presidente en el 2005. Fue el revuelo que causó en otros académicos y literatos y sus manifestaciones en contra de esta opresión lo que hizo que el libro superara este impasse. A pesar de que quisieron ponerle obstáculos, la novela ha sido traducida a casi treinta idiomas y recibió el premio literario italiano Giovanni Boccaccio a mejor obra internacional.
Recientemente, Alianza Editorial publicó en español Los que se van y los que se quedan, un libro sobre las consecuencias familiares de la política iraní, sobre cómo el exilio voluntario e involuntario de muchos y la permanencia adolorida de los otros terminan por dividir irremediablemente las partes que componen un mismo linaje. Trata sobre el reencuentro, sobre el lenguaje común, sobre la posibilidad del retorno del amor a través de la palabra.
Su novela Una voz escondida también puede leerse en español y en ella se cuenta una historia sobre el silencio. Se narra la vida de un niño llamado Shahab que prefiere habitar el mundo sin pronunciar palabra y, en cambio, tiene una conversación constante con amigos que viven en su cabeza. Lo hace porque ha encontrado en las enunciaciones de los otros violencia y conflicto, lo hace para defenderse y conseguir cierta sensación de libertad hacia adentro, ante la imposibilidad de hacerlo hacia afuera.
Saniee dice que la libertad es “el derecho a vivir una vida normal, sin opresiones indebidas, de modo que puedas proporcionar mejores medios de vida para ti y para todos sin perjudicar a los demás”. Parece simple, pero para quien ha presenciado lo contrario y lo ha registrado en novelas aflictivas, esa aparente obviedad se convierte en el centro y en la búsqueda; en el desenlace necesario de todas sus ficciones.

Usted es socióloga y psicóloga. ¿Cómo usa ambas disciplinas en la escritura de sus libros?

Esta novela de Saniee es publicada por Alianza Editorial.

Esta novela de Saniee es publicada por Alianza Editorial.

Foto:Archivo particular

Cuando se habla de seres humanos hay que tener en cuenta sus diferencias. El estado mental, las condiciones sociales, la educación, las normas culturales y tantos otros factores que conforman su personalidad y sus características. Todos estos son elementos que constituyen el perfil de las personas a las que se refiere la historia y determinan su comportamiento y sus acciones. Contar historias basadas en hechos reales requiere una especie de visión interdisciplinar de la persona y del contexto social en el que vive. Por lo tanto, son muy instrumentales para construir los textos que conducen a algún tipo de introspección.

Empezó una vida académica, lo que significa escritura académica. ¿Cómo y por qué migró a la novela?

Sí, trabajé en organizaciones educativas e hice bastantes proyectos de investigación. Sin embargo, durante la mayor parte de mi carrera también actué como formadora para público adulto en áreas de gestión y comportamiento organizativo. Eso me dio una buena visión de las características y la personalidad de los otros, en particular de las mujeres. Así que pasarme a la novela no fue una gran diferencia, sobre todo por esto, porque antes de empezar esta carrera en ficción había estudiado e investigado mucho sobre una generación de mujeres iraníes, que fue el tema que quise tocar en el primer momento.

Ha vivido fuera de Irán por temporadas, ¿cómo opera la nostalgia o la distancia en su propia percepción de su país?

En los últimos años, debido a los libros y las sanciones, he tenido que vivir fuera del país. Sin embargo, siempre estoy en contacto con Irán y con mis compatriotas. Estoy atenta permanentemente a las noticias iraníes que se emiten tanto en canales de televisión como en las redes sociales. De hecho, vivo en un pequeño enclave iraní aquí en Estados Unidos que me da la sensación de estar en casa. Así que cuando estoy en el extranjero, aunque echo de menos Irán, el sentimiento de nostalgia no es tan grande debido a esos contactos. No obstante, esa nostalgia puede tener alguna repercusión en mis futuros trabajos.

Usted escribió El libro de mi destino y ahora hay una nueva camada de revolución femenina. ¿Qué le hace sentir? ¿Cree que es un símbolo de progreso en la defensa de los derechos, o que la misma fuerza hoy está luchando más?

El libro de mi destino es la obra más conocida de Parinoush Saniee.

El libro de mi destino es la obra más conocida de Parinoush Saniee.

Foto:Archivo particular

La historia demuestra que las mujeres iraníes siempre se han levantado en tiempos difíciles. Por eso hay quienes dicen que ellas son las heroínas de la era rota. De hecho, aunque esta revolución es una nueva chispa de la revolución de las mujeres, también puede verse como la continuación de varios levantamientos durante las dos últimas décadas. Claro que esta nueva generación es diferente. Son mujeres (y hombres) audaces, valientes y luchadoras que han vivido muchos años de frustración, de privación de sus derechos básicos y quieren una vida normal, como todos los seres humanos libres. Eso se refleja en sus eslóganes y en sus valientes acciones contra la opresión. Algo que les ha costado y les costará muy caro, como ser objeto de encarcelamiento a largo plazo, ser asesinadas en la calle e incluso ejecutadas.

El libro de mi destino intentó ser censurado, pero la colectividad literaria lo impidió. ¿Cree que la literatura es un ejercicio colectivo?

Por supuesto que es un ejercicio colectivo. Y combatir la censura es una manera de ver ese esfuerzo que, con intensidad y amplia cobertura, puede lograr mucho.

En todos sus libros hay familias, pero Los que se van y los que se quedan es el primero multigeneracional. ¿Cuál fue el reto al abarcar una familia a tantas escalas?

En este libro quise analizar los efectos de una larga separación en diferentes grupos sociales. Seis familias que representan cada una a un gran grupo de familias iraníes (las que se fueron y las que se quedaron). Hay un reencuentro de una separación que duró treinta años, con personajes que agrupan en total unas veinte personalidades. Esta multiplicidad me ayudó a representar a la sociedad iraní. Esa era la búsqueda.

¿Cree que el trauma colectivo que retrata en Los que se van y los que se quedan puede tener su final en el coraje de las nuevas generaciones?

Hace 16 años, cuando escribía este libro, suponía que habíamos perdido. Se culpaba a todos los demás grupos del amargo destino del país. Nos calumniábamos unos a otros y nos alejábamos cada día más. Lo que ha ocurrido en los últimos meses es un sueño que nunca pensé que se haría realidad. La generación joven es realmente capaz de acabar con esa brecha, como demuestran las manifestaciones y concentraciones tanto en Irán como en unos cuarenta países donde viven iraníes.

Gran parte del tema de esta novela es que los lazos se rompen con la distancia. ¿Cómo cree que aporta a esa separación empezar a habitar lenguas diferentes?

El lenguaje es el medio de comunicación más importante entre los seres humanos, y sobre todo es el que permite que podamos reducir los malentendidos. Por eso, los intelectuales humanistas de hace años buscaban una lengua común y propusieron el esperanto. Trabajé con esta lengua y fue una experiencia muy hermosa.

Una escena impactante de este último libro es el asombro de abandonar Irán. ¿Recuerda lo que sintió cuando se fue por primera vez? ¿Qué sensación tiene ahora cuando se marcha?

Dejar el país y todo aquello a lo que uno está acostumbrado y vivir en condiciones nuevas y desconocidas es difícil, especialmente a mi edad. Al principio fue muy complicado. Me sigue encantando estar allí, pero cuando voy y noto que las condiciones empeoran, no resulta fácil. Siempre estoy preocupada por todos mis compatriotas, incluidos mis familiares y mis amigos.

La alegría parece estar prohibida en Irán en Los que se van y los que se quedan. ¿Cómo se experimenta? ¿Cómo demuestra usted que hay alegría?

Tiene razón en eso de que la alegría parece estar prohibida, es algo que proviene de la cultura de los gobernantes existentes. Vivir bajo el miedo constante, la desesperación y un futuro oscuro no puede aportar alegría a nadie. La única alegría concebible es la esperanza de cambio y de un futuro brillante.

¿Recomendaría algunos autores iraníes?

Conozco a bastantes. La mayoría son autores inteligentes y magníficos. Los que me vienen a la mente son Goli Taraghi, Shahrnoush Parsipoor, Mahnaz Atarha, Roohangiz Sharifian y Moniro Ravanipour.

Ser escritor en Teherán es complejo. Se siguen requiriendo algunos permisos de publicación. ¿Es un tema que se esté debatiendo de alguna manera?

Sí. Cualquier obra que vaya a publicarse en Irán necesita el permiso del Ministerio de Orientación. Los que se van y los que se quedan, por ejemplo, lleva dieciséis años en ese ministerio y aún no ha recibido el permiso. Me alegro de que se haya publicado en varios idiomas en el extranjero, pero sigo esperando que se publique en farsi. 
Parinoush Saniee hablará en el Hay Festival, el sábado 28 de enero, a las 12 m. Teatro Adolfo Mejía.

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