La poesía, y mucho más en estos tiempos, ayuda a darle un sentido al orden interno de los seres humanos, y cada poema, como una suerte de talismán, permite mostrarnos desde un espejo de múltiples cristales las verdades, pasiones y fragilidades de todos. Por eso, la aparición de un libro que de manera tan clara revele tantas certezas sobre la experiencia, los recuerdos, el dolor y la memoria, como ocurre con 'Los habitados' de Piedad Bonnett, resulta un encuentro imborrable para la vida. Y es que la poeta logra construir una geografía personal con una voz rotunda y propia en un escenario que ha sido recurrente desde sus primeros libros: la casa y sus diferentes arquetipos y como primer lugar de lo poético.
Porque si bien la casa ha sido un tema fundamental en la literatura colombiana y en gran parte de la poesía contemporánea en español, en la obra de Piedad Bonnett ha logrado tener unos matices muy precisos. En este libro, la casa regresa y hace evidente las ausencias y vacíos en clave de poesía.
Este breve volumen de treinta y ocho poemas logra que cada página resulte una tentativa para asomarse a una trinchera contra el dolor y la pérdida. Y es que Los habitados es una obra que también menciona la vida de las cosas, deja caer su luz sobre sus moradores y destaca el implacable paso del tiempo y la memoria en todas sus manifestaciones, pero también es un recorrido por los que deshabitaron y ya no están, por aquellos que ya no ocupan los lugares que aún les pertenecen.
Piedad ha sabido muy bien, a lo largo de su vocación poética y narrativa, que la intimidad es una suerte de refugio ante los horrores del mundo y que desde allí se puede escrutar la realidad con una mirada limpia e inocente. Si esa intimidad es un territorio de pérdidas y adioses, entonces 'Los habitados' será un testamento contra el olvido, será una moneda de cambio contra los sordos poderes de la muerte para aceptar con dignidad los desalojos.
Es un escrito que da voz a quienes no la tienen. Por eso, sus poemas se pueden leer en voz alta y queda un tono que se instala al instante. Los habitados ganó el prestigioso Premio Internacional Generación del 27, en España. Viene a culminar esa trilogía que se inició hace varios años con Las herencias y Explicaciones no pedidas. Son textos que guardan una clara correspondencia temática entre sí y dialogan con el también conmovedor libro narrativo, Lo que no tiene nombre.
Son los tránsitos, las verdades de a pulso, los afectos de siempre las coordenadas que delimitan Los habitados: una cartografía para entender desde el ámbito de lo doméstico los grandes asuntos del mundo, como lo menciona en el poema Huéspedes:
Esta noche tendremos huéspedes en casa / y se quedarán a dormir en tu habitación. / He quitado, pues, el polvo de todos los rincones, / he cambiado las sábanas y he sacudido la almohada, / y he puesto entre un cajón tu viejo suéter, / pero antes he metido mi cara entre la lana / me he ahogado en su dulce mar de púas. / No les diré que aquí se desvelaba el cuervo de tus sienes, / ni que un niño sombrío se despedía de ti detrás de la ventana. / No les diré que aquí nunca es de día.
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