A Octavio Escobar Giraldo (Manizales, 1962) le bastaron doscientas páginas para crear una novela que ha obtenido dos premios en dos años. Después y antes de Dios es Premio Internacional de Novela Corta “Ciudad de Barbastro” en el 2014, lo que permitió que la editorial española Pre-Textos la incluyera en su excelente fondo y, además, participar en el Premio Nacional de Novela del Ministerio de Cultura, entregado a obras publicadas recientemente. El mes pasado, el jurado le concedió este galardón por unanimidad.
Un crimen abominable cometido en Manizales y que escandalizó al país en su momento le sirvió para urdir una trama que esboza la idiosincrasia de sus habitantes y que hace un frío e implacable diagnóstico de la insania social. Con lenguaje directo, sin sutileza alguna, descubre los mil rostros de una moralidad y unos procederes éticos suficientemente flexibles para justificar la mezquindad escondida y la vileza. Tras la religiosidad y la cortesía crecen la corrupción, la envidia, la avaricia. Su etilo es seco, incisivo, claro, sin adornos ni alardes retóricos. Sin embargo, en él palpita, crece y destella cierto brillo sardónico.
Eficaz desde la primera página, la ficción de Después y antes de Dios presenta un mundo de violencia soterrada, de disgusto con la realidad, insatisfacción, religiosidad superficial, pecado y culpa. La asociación macabra entre paramilitares, ganaderos y políticos corruptos. Narrada en primera persona, la protagonista cuenta, paso a paso, cómo asesina a su madre y lo que urde, planea y ejecuta para eludir la ley. Los acontecimientos y obstáculos de su huida son contados vertiginosamente y atrapan al lector sin darle pausa. Es tanto una confesión arrepentida como el reconocimiento helado y cínico de su propia condición. Combinación de la palabra sagrada y la profana. Penetramos así el corazón de una asesina de quien no sabremos el nombre, el inquietante infierno personal de una mujer en fuga
La tensión aumenta y el autor hace alarde de un realismo casi obsesivo. Nos informa, de paso y con precisión, sucesos, tradiciones, datos históricos y geográficos. La asociación macabra entre paramilitares, ganaderos y políticos corruptos. Tenemos de fondo la más fea realidad del país.
La novela está dividida en cinco partes encabezadas por epígrafes tomados de escritoras hispanoamericanas de diferentes épocas y condiciones (Juana Ingés de la Cruz, María Luisa Bombal, Elvira Lindo, Alejandra Pizarnik y Josefa del Castillo), alusivos al estado anímico de la protagonista en oscilación constante entre lo místico y lo real.
Es irónico que muchos lectores desconozcan a Escobar Giraldo (que abandonó la medicina para dedicarse a la literatura), pues ostenta numerosos premios literarios, en Colombia y en el exterior. El Premio Nacional de Cuento del Ministerio de Cultura en 1997 por De música ligera y el Premio de la Universidad de Antioquia por Hotel en Shangri- La (2002), entre otros. Ha escrito literatura infantil, novela histórica (1851 folletín de cabo roto), policial (Saide y Destinos intermedios) y pura (Cielo parcialmente nublado), alguna editadas por Intermedio en su serie Narrativa.
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