Los gemelos Carlos Andrés y Mauricio Martínez tienen 13 años y viven en el sector de Altos de Cazucá,en Soacha. El jueves se levantaron muy temprano y se pusieron sus camisetas de la Selección Colombia, medio desayunaron y salieron montaña abajo junto a su papá. ¿Su destino? Las aceras del costado occidental del parque Simón Bolívar, uno de los mejores ‘miradores’ del tradicional desfile militar del 20 de julio.
“Yo les había prometido que si se portaban bien y sacaban buenas notas los iba a traer al desfile. Se esforzaron, y yo les cumplo, aquí están. Es bueno que sientan ese amor por su país”, dijo Carlos, papá de los muchachos, que también traían su bandera.
“Unos policías nos pintaron la cara de amarillo, azul y rojo. Y nos regalaron esta banderita chiquita”, dijo Carlos Andrés, quien no descarta que “cuando grande” elija portar un uniforme.
Como los gemelos Martínez, millares de personas se agolparon a lo largo de la avenida 68. Aunque estrujados, lo importante era quedar bien posicionados para ver de cerca a los 7.000 hombres y mujeres de las Fuerzas Militares y los 3.500 de la Policía que marchaban al paso marcado por las bandas de guerra.
Además de banderas, se vieron miles de camisetas de la Selección. Y lo que tal vez muchos no se detuvieron a pensar es que el de el jueves fue el primer desfile militar, en 53 años, en el que el otrora gran enemigo de la Fuerza Pública, las Farc, están desarmadas y marchando de regreso a la legalidad.
“Cuántos 20 de julios hemos celebrado, conmemorado con nuestros policías heridos, con nuestros héroes muertos, con pueblos desolados. Este 20 de julio de 2017 se convierte en el inicio de una Colombia que tiene que tener unos niveles de tranquilidad crecientes y unos niveles de seguridad que hagan sentir a los ciudadanos prósperos y con esperanza”, afirmó Luis Carlos Villegas, ministro de Defensa.
El funcionario reiteró que la paz es el resultado del trabajo y entrega de la Fuerza Pública: “Yo celebro mucho que sea por cuenta de los policías y soldados de Colombia que podamos hoy tener esta grata noticia: no tener más conflicto armado”.
Con un minuto de silencio se rindió un homenaje a los héroes muertos en cumplimiento de su deber. También se honró la memoria del almirante Leonardo Santamaría, quien falleció por una afección cardiaca en mayo, cuando era comandante de la Armada.
Aunque sin duda los momentos más esperados por la gente eran los de los sobrevuelos de los aviones y helicópteros (más de 60), los desfiles no se quedaron atrás.
Así, mientras el rugido de 6 Kfir opacaba por momentos las notas marciales, los aplausos les llovieron a los hombres y mujeres que orgullosamente portaban sus uniformes.
La primera fuerza en hacerlo fue la del Ejército, seguido por la Armada, Fuerza Aérea y Policía. Cada institución demostró su potencial humano y hasta hubo espacio para cuatro integrantes del equipo de ciclismo del Ejército se unieran a la fiesta tricolor en sus bicicletas.
Los imponentes caballos aparecieron despertando fuertes aplausos: sus jinetes eran las oficiales del Bloque Femenino de la Caballería Montada del Ejército. Los colombianos vieron de cerca y escucharon los cánticos de los comandos, ataviados con el mismo equipo de guerra que portan en las selvas, en una demostración de poderío que impresionó a muchos.
Tanques de guerra, vehículos anfibios fabricados en el país y otros vehículos usados por la Fuerza Pública fueron fuertemente aplaudidos a su paso.
Los perros de la Policía no podían faltar en el desfile. Los más populares fueron los que tienen dos meses de nacidos y que aún no tienen futuro definido. En medio año se sabrá, según su rendimiento, si van para Antiexplosivos, Antinarcóticos o a cuidado de flora y fauna. Y como era una fiesta en paz, las bandas de guerra se salieron del libreto e interpretaron cumbias que despertaron aún más el amor patrio en el día que Colombia celebró sus 207 años de independencia.
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