El amor de unos padres y el compromiso de servicio a la comunidad desde todas las aristas de la Policía, permitió que hoy un niño de 13 años aquejado por una enfermedad degenerativa y progresiva de su cerebro cumpliera su sueño: ser Policía.
Diego Fernando Coy reside con su familia en una casa del barrio Porvenir en Prado, Tolima. Es un niño muy querido por su comunidad, que siempre se alegra al paso de las patrullas o los uniformados
“En nuestro hogar le hemos inculcado a nuestros cuatro hijos valores y principios para que sean hombres de bien, que le sirvan a la sociedad”, dijo José Coy el padre del menor.
A su hijo Diego Fernando lo describió como un niño vivaz pese a sus limitaciones, y al que desde muy pequeño se le notaba su gusto por la Policía, “sus regalos favoritos las patrullas de Policía y los muñequitos de verde oliva. El saludo en las calles siempre ha sido el de levantar sus manos hacia la frente como saludando a un superior”.
Los vecinos y familiares le comentaron a los policías de Prado la situación del menor, quienes lo fueron a visitar y con la complicidad de los padres idearon un plan para que Diego Fernando, antes de una nueva operación programada para este 24 de octubre, tuviera un día inolvidable.
El comandante de la Policía en Tolima, el coronel Jorge Eduardo Esguerra aprobó la iniciativa y se unió a la misma. El día llegó y Diego Fernando fue recogido esta mañana en su casa por una patrulla junto a su familia.

El 24 de octubre el niño será intervenido en el hospital universitario san Ignacio de Bogotá
Policía de Tolima
Se desplazaron hasta la Escuela Internacional del Uso de la Fuerza Policial para la Paz "Brigadier General Jaime Ramírez Gómez" – CENOP, donde fue vestido con el uniforme y ascendido al grado de coronel por el mismo comandante en Tolima.
El menor recorrió las instalaciones, y de acuerdo a sus capacidades estuvo en torre helicoportada, en la parte de polígono y en la zona donde el escuadrón móvil antidisturbios -Esmad – se entrena.
Finalmente los policías prepararon una serie de actividades para que el coronel Coy, observara los riesgos que corren los uniformados día a día.
El niño agradeció la aventura, susurró que “era su sueño cumplido” y regreso a su casa con una sonrisa que se quedó en el corazón de los policías, como el mayor gesto de agradecimiento por la labor cumplida.
JUSTICIA
Comentar