Este viernes 13 de mayo falleció el reconocido periodista del noticiero 24 horas Mauricio Gómez, quien tenía 73 años de edad. La noticia de su muerte fue confirmada por su familia.
(En contexto: Muere Mauricio Gómez, periodista e hijo de Álvaro Gómez Hurtado)
En abril de 2021, a raíz de la polémica con la JEP por la investigación del magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado, su padre, Gómez habló con María Isabel Rueda. Esta fue la entrevista publicada originalmente el 12 de abril de 2021.
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Esta semana se encontraron cara a cara en la JEP el desmovilizado senador de las Farc Julián Gallo y el hijo del inmolado líder conservador Álvaro Gómez, Mauricio. ¿Por qué este salió convencido de que a su padre no lo mataron las Farc?
Usted estuvo varias horas confrontando argumentos con Julián Gallo, antiguo guerrillero de las Farc,sobre la muerte de su padre, Álvaro Gómez. ¿Cree que ese organismo es el adecuado para que víctimas y victimarios se sienten para encontrar tantas verdades perdidas?
Mi familia no está en contra del proceso de paz ni en contra de la JEP, eso quiero dejarlo muy claro. Pero hay que aceptar que en Colombia el problema fundamental, como decía mi padre, es la falta de justicia. Y la legitimidad de la JEP, como un órgano de justicia que además está en el corazón mismo del proceso de paz y, por consiguiente, es la base de su futuro, depende solo de que en ella se imponga la verdad, no las mentiras ni las falsedades. Una verdad verdadera, probada, irrefutable y cierta. Su legitimidad, que es tan frágil, depende de que eso sea posible.
Hasta ahora, ¿qué pruebas han mostrado las Farc ante la JEP acerca de su autoría?
Ninguna. Mire: la carga de la prueba, en este caso, está toda en manos de las Farc. Son ellas las que tienen que demostrar y documentar, de manera categórica, lo que afirman. Pero eso no es, como ha sido hasta ahora, con vaguedades y fantasmas y cosas de oídas. No. Para que el país les crea, ellos tienen que exhibir unos hechos y unos indicios fehacientes. Más cuando se trata de un magnicidio en el que la hipótesis de las Farc nunca fue plausible ni verosímil, sino todo lo contrario. Supone uno que si de verdad hubieran matado a Álvaro Gómez, esa habría sido una operación muy documentada o por lo menos muy planeada en la estructura criminal de esa guerrilla.
¿Y no lo fue?
Hasta ahora, los testigos de las Farc no han dado ni una sola prueba de quiénes asesinaron a Álvaro Gómez, ni una sola. Todo ha sido incongruente, casi risible. No han dado ni un solo nombre de los asesinos, cuando prometieron que lo harían a finales de octubre del 2020, y han pasado ya más de 6 meses y nada. Gallo habla no de sicarios, sino de ‘gente muy buena’. Pero no ha dado nombres ni apellidos. ¡En el asesinato de un señor que fue candidato a la presidencia tres veces, periodista, líder político! Si de verdad hubieran sido las Farc, ¿no es de esperar que entre sus miembros históricos hubiera un conocimiento muy claro de un hecho así? ¡Las Farc dizque mataron a un enemigo histórico y no le dicen nada a nadie! Y ahora no saben nada: no tienen ni siquiera un conocimiento superficial del hecho.
¿De qué datos concretos han hablado?
Lo primero que le pregunté a Gallo fue quién es la persona de las Farc que más sabe del homicidio de Álvaro Gómez. Me respondió que es él. Pero cuando le pregunté cosas muy fáciles, que cualquiera puede encontrar en internet, como cuántas personas estaban en el vehículo cuando asesinaron a Álvaro Gómez, contestó que no sabía. También le pregunté a quién habían asesinado al lado de mi padre en ese vehículo, respondió que no sabía. Pero, sorpresivamente, agregó que al chofer lo habían matado, cuando fue el único que se salvó y que pudo llevar a mi padre moribundo a la clínica. Al que sí mataron, y el señor Gallo lo ignora todavía, fue al asistente de mi padre, José del Cristo Huertas, que grababa sus clases en la Universidad Sergio Arboleda.
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En la audiencia ante la JEP, del 6 de abril, Gómez (derecha) confrontó argumentos con Julián Gallo.
Captura de video
Entonces, ¿ante la JEP, Gallo no demostró tener claras las pruebas de que ellos mataron a Gómez y cómo?
No lo tiene claro. Su desgano ha sido tal que ni siquiera se gastó 15 minutos en internet para cuadrar el cuento que llevó ante la JEP. Yo le quiero decir una cosa: a mí me da la impresión de que las Farc están allí a despecho en el tema de mi padre. Los pusieron a adjudicarse ese crimen, pero ni siquiera han hecho el menor esfuerzo de montar bien la mentira. Es que debe ser terrible, para gente que sí cometió crímenes de verdad, muchos de ellos atroces y en nombre de la revolución, adjudicarse uno que no cometieron.
Ahí me pierdo. ¿Por qué estarían adjudicándose las Farc un magnicidio que cometieron otros? Y si no fueron las Farc las asesinas de Álvaro Gómez, ¿quiénes fueron?
Primero quiero decir algo fundamental: mi familia no está obsesionada con que satisfagan y validen solo su hipótesis. No. Mi familia lleva casi 30 años buscando justicia y buscando la verdad. La verdad verdadera y un proceso transparente. Lo que pasa es que la hipótesis de mi familia tiene todo lo que la de las Farc no tiene, es decir, pruebas, testimonios, indicios, nombres. Eso es lo que queremos que se investigue, y que llega hasta el nombre de Ernesto Samper. Esa es la razón por la que ahora, casi 30 años después y cuando nunca nadie creyó que fueran ellas, las Farc salen a adjudicarse ese crimen que no cometieron.
Pero ¿pagándole a Samper un favor? ¿Por qué?
Samper y su entorno viven muy incómodos con el tema del asesinato de Álvaro Gómez. Esa es una sombra que, hagan lo que hagan, los va a perseguir para siempre. Y quizás encontraron en la falsa confesión de las Farc ante la JEP la posibilidad de volver eso cosa juzgada y enterrarlo definitivamente.
Vuelvo y le pregunto: ¿qué ganan las Farc?
Para empezar, las Farc saben que no les va a pasar nada. Es más: ante un problema de credibilidad tan grande como el que han tenido desde el inicio del proceso de paz, adjudicarse ese crimen les daba la posibilidad incluso de hacer parecer como si estuvieran diciendo una gran verdad. Y es lo contrario. Le insisto: este no es un capricho de mi familia ni una obsesión, como creen y dicen algunos. Nosotros tenemos unas pruebas y pedimos que haya un juicio transparente, que no lo ha habido nunca.
¿Y cuáles son los indicios que ustedes insisten en tener sobre la autoría de Samper y de su entorno?
Hay que ver el contexto político para entender por qué las Farc le hacen el favor a Samper. Primero, él es íntimo de Maduro, el gran protector de las Farc. Pero además no hay que olvidar la influencia determinante que tuvieron en la negociación del tema de la justicia en La Habana grandes amigos y aliados de Samper, como el señor Juan Fernando Cristo, el señor Yesid Reyes, la señora María Ángela Holguín. Eso por no hablar de la íntima amistad que tienen hoy (hay videos) Samper y Timochenko, con ‘Santrich’ y mucha más gente de las Farc y su entorno.
Pero a las Farc sí les va a pasar. Porque si dicen mentiras, los beneficios de la paz se les acaban...
Es cierto. Si no prueban la verdad, pero en serio, están deshonrando y traicionando lo que firmaron en el teatro Colón.
Y vuelve y juega la pregunta: ¿si no fueron las Farc, ¿quién mató a Álvaro Gómez?
Ese es el problemita que tienen las Farc ante la JEP. Lo que dicen las pruebas que sí hay, y son muchísimas, a pesar de las desviaciones e intentos por parte de tantos actores, incluyendo actores estatales, por entorpecer la investigación, es que fueron miembros del cartel del Norte del Valle liderados, entre otros, por ‘Nacho’ Londoño, (q. e. p. d.) el íntimo amigo de Samper y de Serpa (q. e. p. d.). Fue un contubernio de narcotraficantes y agentes del Estado, incluyendo a un miembro de la Policía, Danilo González. Pero es que esos eran los socios políticos y criminales de Samper y de su gobierno; lo de los Rodríguez era apenas la punta del iceberg. Y eso es lo que queremos que se investigue: el papel del DAS, por ejemplo, el vínculo entre ‘Nacho’ Londoño y Samper y el crimen de mi padre. Lo que dijo Fernando Botero, todo eso hay que investigarlo de manera transparente.
Además: Lo que dijo Lozada en su segunda versión sobre caso Álvaro Gómez

Álvaro Gómez Hurtado.
Archivo EL TIEMPO
Muchos consideran que esa hipótesis no es válida...
Bueno: vamos entonces a un juicio con las pruebas y los testimonios en la mano, que es lo que no ha habido nunca. Y decimos entonces quién mató a Álvaro Gómez. Eso es lo que mi familia ha buscado desde hace casi 30 años. Pero de algo estoy seguro y mucho más después de haber estado en la JEP: las Farc no fueron. Habrán cometido muchos crímenes horribles en su historia, pero no el asesinato de Álvaro Gómez.
Pero ellos dicen que él era un enemigo histórico. Un miembro de ese establecimiento al que combatían...
Adversarios políticos sí eran. Pero imagínese: que las Farc dizque maten a un enemigo histórico que en su mitología tiene todo que ver con su fundación… ¡Y no le dicen nada a nadie! ¡No reivindica el hecho un grupo revolucionario! Entre otras cosas, mi padre habló de las ‘repúblicas independientes’ en 1961 y lo de Marquetalia fue en 1964. Se callan 30 años y después salen a decir sin pruebas, sin indicios, sin nada, que sí fueron ellos.
¿Merece credibilidad que las Farc se hubieran esperado todo ese tiempo para cobrarle esa deuda a su padre?
No. De haberlo querido, habrían podido hacerlo mucho antes. Porque además, luego hubo entre ellos, entre Álvaro Gómez y las Farc, una serie de encuentros y diálogos que hacen imposible la hipótesis de que fueran ellos sus asesinos en el 95. Por ejemplo: en 1985, todo el secretariado le escribió una carta a mi padre, carta que yo leí ante la JEP, (ver facsímil en esta página) diciéndole que lo invitaban a Casa Verde para hablar de la situación nacional. Luego, en el 88, cuando lo secuestró el M-19, ‘Manuel Marulanda’ le dijo a mi hermana por teléfono que las Farc no lo tenían y que nunca le harían daño a quien respetaban como su adversario, interlocutor y contradictor. Pero lo mejor de todo: en 1995, Álvaro Gómez era el único líder nacional que estaba apoyando la posibilidad de un diálogo de paz con las Farc. Incluso dijo que había que sentarse con ellas en el Hotel Tequendama a ver qué era lo que pedían, y negociarlo, a cambio de que dejaran las armas. ¿Por eso lo mataron?

Esta carta fue enviada el 5 de abril de 1995
Archivo particular
¿Qué papel cree que jugó el entorno del proceso 8.000 en el asesinato de su padre?
En el año 95, mi padre le estaba pidiendo, como mucha gente, la renuncia a Samper. Tenía toda la autoridad moral para hacerlo y sus editoriales de El Nuevo Siglo eran cada vez más duros. Decía: ‘Hay que tumbar al Régimen’. ¡Lo mismo que las Farc llevaban 30 años diciendo! ¿Por eso lo mataron también? Muy raro, porque en ese momento ellas estaban despreciando a Samper (su íntimo de hoy) y buscando más acciones para la toma de posiciones estratégicas en el sector rural. Y qué coincidencia, justo cuando la Fiscalía iba en camino de acoger por fin nuestras pruebas, salen las Farc, íntimas hoy de Samper, a decir que fueron ellos. De no creer. Mi padre decía que había que tumbar al Régimen, las Farc también. A mi padre lo mató el Régimen por decir eso, un Régimen encubierto hoy por las Farc.
¿Es como si un día las Farc se hubieran despertado, se hubieran acordado de Marquetalia y hubieran dicho: ‘miércoles, esta tarea lleva olvidada 30 años’?
Pues tal cual es lo que dice Lozada en la JEP. Que un día las Farc se despertaron y se acordaron de Marquetalia y salieron a matar a mi papá. Afirman que a él no lo siguieron, que no se sabe quiénes fueron los sicarios que le dispararon (dice Lozada que luego se fueron a pie para su casa). No saben nada porque no fueron ellos. ¿Quién fue? Eso es lo que hay que investigar de verdad y resolver en un juicio. Pero las Farc no fueron, y sería terrible que la JEP se vaya a prestar para una farsa así. Eso sí que es hacer trizas la paz.
Ahora la Fiscalía ha anunciado que llamará a Ernesto Samper para interrogarlo. ¿Como qué cosas cree que le preguntarán?
Samper debe declarar acerca de informes de inteligencia del DAS sobre Álvaro Gómez Hurtado, sobre otros homicidios del proceso 8.000, sobre la ausencia de pruebas de un golpe de Estado y sobre sus compromisos con el ‘Hombre del overol’, Orlando Henao (q. e. p. d.).
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO