“Llegamos al hospital de Bosa y abrimos las puertas y sacamos al doctor Galán para que lo atendieran, yo tenía tres heridas de bala y Santiago (Cuervo Jiménez, que murió en el atentado) como 4 o 5 impactos también en el abdomen. Allí nos separan del doctor Galán para atendernos. Esa fue la última vez que lo ví y al día siguiente me enteré que lo habían matado”.
Este es el recuerdo que tiene de los hechos registrados el 18 de agosto de 1989 Pedro Nel Angulo, uno de los escoltas de Luis Carlos Galán, que acompaño al candidato en sus horas finales.
Angulo, asignado al DAS como agente de protección, era uno de los escoltas más antiguos de Galán Sarmiento y recuerda que vivían en medio del temor permanente de que los atacaran.
“Cuando llegamos a la Plaza de Soacha más o menos a las 7:30 de la noche nos sorprendió que no había tanta seguridad, la Policía era muy escasa y no veíamos Ejército. En el recorrido de la camioneta a la tarima había mucha gente, vimos que eran dos tarimas, una sobrepuesta sobre otra y al frente no había ninguna clase de Policía, ni vigilancia”, recuerda el escolta que señala que aún le duele saber que personas del organismo de seguridad hubiesen participado en el plan criminal.
“Nos subimos a la tarima, sube Santiago, subimos el doctor Galán, después subí yo y por los lados subió Oswaldo Tunarrosa y otro escolta. Pasan cinco o siete segundos cuando presentan al doctor, el levantó las manos y al levantar las manos se le subió el chaleco y fue cuando recibe las descargas de una sub-ametralladora (...) Yo recibo dos disparos, uno en el mentón y otro a la altura del pecho, a unos centímetros de los pulmones. El impacto me manda para atrás, me vuelvo a parar a la tarima y es cuando recibo el otro disparo. Posteriormente le impactan la luz a (el camarógrafo) Lucho Calderón y quedamos a oscuras y fue cuando trasladamos al doctor Galán al carro escolta que ese día se lo habían prestado de Presidencia”, sostuvo el exagente del DAS que ha sido testigo de la Fiscalía contra investigados por el homicidio.
Nunca pensé que hubiera gente del DAS involucrada en estos atentados. Queda ese trago amargo de que por qué estas personas se vincularon a esa organización criminal
Igualmente relató que como pudieron llevaron a Galán al carro. “Él quedó primero al lado izquierdo del asiento, luego Santiago y al otro lado Oswaldo Tunarrosa, luego el doctor queda con la cabeza aquí en mis piernas él no decía nada”, indicó y sostuvo que en medio de la desesperación y sin que hubiera un plan definido por parte del jefe del esquema de seguridad para saber a dónde tenían que ir en caso de una emergencia, deciden ir al Hospital de Bosa.
“Lo que pasa es que la mejor salida era la de Bosa. Nos acordamos que había un hospital de Bosa y nos fuimos para allá pensando que allí de pronto había una buena capacidad médica para estabilizarlo, pero parece que no y de allá a Kennedy había mucho tiempo”, indicó.
Mientras que Angulo permaneció en el hospital de Bosa en donde fue atendido, Galán fue llevado al hospital de Kennedy en donde se declaró oficialmente su muerte.
Recuerda que estando hospitalizado y en medio de la depresión por la muerte de su protegido, llegó hasta su cama Jacobo Torregrosa, el jefe de seguridad del esquema –considerado pieza clave en el engranaje para asesinar a Galán– y le pasó unos papeles que él se negó a firmar, con unos relatos diferentes a lo que en realidad había pasado.
Enterarse de la muerte de Galán “fue una nostalgia total porque ya nos estábamos encariñando con él, con su forma de ser buena, carismática, muy humilde. Él quería a todos los escoltas, y nosotros le teníamos confianza; Santiago y yo éramos los escoltas más antiguos que habíamos quedado, nunca tuvimos problemas con él, muy buena gente el doctor Luis Carlos Galán; desafortunadamente hace 30 años nos lo mataron”, concluyó Angulo, quien cree que aún faltan por judicializarse personas que participaron en el crimen.
JUSTICIA
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