Efrén Vargas Gutiérrez, alias Rafa o 'Culo de Toro', era el tercero al mando de la organización narcotraficante más peligrosa del país, el 'clan del Golfo', que antes llamaron el 'clan Úsuga' o los 'Urabeños'. Este hombre fue uno de los que murieron el pasado martes en la incursión de la Fuerza Pública a la zona selvática del Urabá antioqueño, donde esta banda tiene su mayor incidencia criminal.
'Culo de Toro' era hermano de Roberto Vargas Gutiérrez, alias Gavilán, segundo al mando de la estructura criminal que encabeza Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, por quien el Gobierno ofrece una recompensa de 3.000 millones de pesos a quien suministre información de su paradero. Todos los esfuerzos de las autoridades están enfocados en ubicar a este hombre y a sus más cercanos colaboradores.
Según el Ministerio de Defensa, con 'Culo de Toro' eran tres los Vargas Gutiérrez que hacen parte de la estructura delincuencial que lidera ‘Otoniel’, sus otros dos hermanos son ‘Gavilán’ y ‘Pipón’.
El primero que llegó a las filas de esta estructura narcotraficante fue alias Gavilán, quien empezó su carrera en la ilegalidad como guerrillero del Ejército Popular de Liberación (EPL), se desmovilizó y tiempo después pasó a ser paramilitar liderando un ejército de Salvatore Mancuso, después se unió al bloque Mineros del mismo grupo al margen de la ley.
Fue precisamente Gavilán quien llevó a sus hermanos a integrar esta organización en el 2005, cuando fue llamado a las filas de los entonces ‘Urabeños’.
'Culo de Toro' también había estado en el llamado Bloque Norte de las Autodefensas.
Ahí fue asumiendo responsabilidades y escalando en la medida en que respondía a las exigencias de sus máximos jefes, por encima de él solo estaba ‘Gavilán’ y ‘Otoniel’.
Las labores de inteligencia del Ejército y la Policía llevaron a concluir que el hermano de ‘Gavilán’ era quien lideraba las rutas del narcotráfico y estaba pendiente de la logística de los laboratorios para el procesamiento de cocaína.
Además, era quien comandaba un grupo de hombres del segundo anillo de seguridad de la estructura criminal, tenía amplio conocimiento de la acción militar, preparando a su gente para las confrontaciones con el Eln y repeler las acciones de la Fuerza Pública.
Era tanta la confianza que había depositado en él tanto su hermano ‘Gavilán’ como el propio ‘Otoniel’ que –dijo el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas– no era ajeno a ninguno de los movimientos de la organización.
“Participaba en los distintos eslabones de la cadena de narcotráfico: control de cultivos ilícitos y laboratorios, además, la exportación de cocaína pura a los Estados Unidos y a Europa, especialmente en la modalidad de 'hormigueo', de ‘pitufeo’, a través de la frontera con Panamá”, dijo Villegas.
En la zona del Urabá antioqueño y en los límites con el departamento de Córdoba este hombre sembraba el terror. Aseguran sus habitantes que a los sitios a donde llegaba se excedían en atenciones, los campesinos les preparaban alimentos a él y sus hombres. Aquellos que no se rendían a sus amedrentamientos los obligaban a vender a poco precio sus tierras y a abandonar de inmediato la región. Las tierras que obtenía con la siembra de terror terminaban a nombre de testaferros que asignaba alias Gavilán.
Dentro de sus múltiples funciones en el 'clan del Golfo' se responsabilizó de la compra de las armas que ingresaban al país por los corredores selváticos en la frontera con Panamá, por donde también era sacada la droga en la modalidad de ‘hormigueo’.
A alias Culo de Toro era a quien le rendían cuenta los llamados ‘reclutadores’, los encargados de buscar hombres para que se sumaran a las filas y para el cargue de la droga a sus espaldas por la selva, y que terminaban siendo entrenados por él y sus jefes de seguridad.
Según la Policía, era la persona que ofrecía y pagaba a las personas que acabaran con la vida de policías y de guardianes del Inpec en el llamado ‘plan pistola’, que ha dejado a la fecha más de 10 policías muertos y más de 20 heridos.
JUSTICIA
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