EL TIEMPO tuvo acceso al informe preliminar de 120 páginas con el que la Policía de Haití sustentará ante el juez Mathieu Chanlatte la acusación contra los 26 haitianos (6 prófugos) y los 18 colombianos (uno prófugo) involucrados en el magnicidio del presidente Jovenel Moïse.
Las autoridades han venido reconstruyendo los hechos, antes durante y después del ataque a la casa del Presidente, en el que perdieron la vida tres colombianos.
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Este es el resultado del trabajo investigativo liderado por la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), en el que se han intercambiado 721 mensajes con entidades nacionales y agencias policiales de Haití, Panamá, Ecuador, República Dominicana y Estados Unidos.
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El velatorio en honor al presidente de Haití, Jovenel Moise, comenzó en la ciudad de Cap-Haitie.
Jean Marc Hervé Abélard / EFE
Dentro de la investigación se confirmó que el comando de colombianos –que, según sus versiones, viajó a Puerto Príncipe a brindar seguridad a personalidades de la isla– habría recibido la orden de capturar al presidente Moïse el 20 de junio en el aeropuerto de Puerto Príncipe.
Sin embargo, un cambio de última hora en su agenda de viaje frustró esa operación y la postergó para el 7 de julio, cuando finalmente se registró el magnicidio.
En medio de la investigación en la que se han analizado 17.320 datos, verificado 3.221 abonados telefónicos, 932 imágenes, 77 horas de video y 123 horas de audio, se plantea la necesidad de aclarar por qué fueron incineradas tres de las seis camionetas usadas en el ataque la madrugada del 7 de julio supuestamente a manos de la turba enfurecida.
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El capitán (r) Germán Rivera le informó al grupo que la nueva orden era asesinar a todas las personas que se encontraran en la casa
“En esas camionetas se perdió evidencia trascendental como pruebas dactiloscópicas, el video –DVR– del circuito cerrado que fue desactivado y extraído por uno de los comandos y supuestamente millones de dólares que los comandos que ejecutaron la acción habrían sacado del lugar”, se lee en un aparte del documento.
De hecho, en el informe se plantea que en la operación para capturar o matar al Presidente se habrían invertido 865.376 dólares por las empresas CTU Security y Worldwide Capital, con sede en Estados Unidos (empresas encargadas de reclutar a los militares colombianos en retiro).
El dinero se recuperaría el día de la ejecución de la operación cuando el comando encargado sacara de la habitación del Presidente 45 millones de dólares que tenía en efectivo.
Se estableció, además, que un día antes del ataque, 6 de julio, “el capitán en retiro Germán Alejandro Rivera le informó al grupo que la nueva orden era asesinar a todas las personas que se encontraran en la casa”.
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Los colombianos habrían sido contratados para darle protección a Emmanuel Sanon.
Archivo particular y Policía de Haiti
Señalan en el documento que de inmediato el grupo de comandos colombianos se negó señalando que habían viajado a “Haití a cuidar personalidades de la vida nacional y no a matar a nadie”.
Joseph Felix Badio, prófugo de la justicia, sería el hombre que se encargó de la logística del ataque esa noche –entrega de armas, chalecos blindados, vehículos e información preferente–, entre ella, que en el cuarto del Presidente se encontraban dos maletas negras y dos cajas con 45 millones de dólares, “de los cuales, 18 millones de dólares serían el pago que recibirían por ejecutar la acción”, se subraya en el documento.
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Ese sería el argumento, el pago de 18 millones de dólares, que habría convencido al grupo de militares en retiro a ejecutar la toma de la casa de Moïse, pero sobre la advertencia de que “solo se daría muerte al Presidente, a nadie más”.
Según la forma como se organizó la ejecución de la operación, se estableció que un grupo, denominado Delta, y compuesto por seis hombres, entre ellos Mauricio Javier Romero Medina (muerto) y Duberney Capador Giraldo (muerto) fueron designados para llegar a la habitación del Presidente.
“Ellos tendrían la misión junto (…) de asesinar al Presidente y buscar los dólares”, se lee en el documento.

Son 18 los colombianos capturados involucrados en el crimen del presidente de Haití.
EFE/ Jean Marc Hervé Abélard
EL TIEMPO se abstiene de publicar los nombres de los otros cuatro señalados de cometer el crimen para no entorpecer la investigación.
Otro aspecto que llamó la atención de los investigadores es que los comandos sí encontraron dinero en efectivo en la habitación del Presidente, y los 6 hombres en el cuarto “sacaron las cajas, tulas y maletas al corredor para que el grupo que estaba en el primer piso lo ayudara a bajar y acomodar en las camionetas”, destaca el informe.
En el documento se confirma que uno de los comandos que estuvo en el segundo piso le tomó la foto muerto al Presidente y que no lo torturaron ni realizaron ningún tipo de ritual con su cuerpo.
Señala el informe que los hombres salen del lugar y abordan varias camionetas con la intención de dirigirse al Palacio de Justicia.
Estaban tranquilos, hasta seguros de que serían protegidos por las autoridades de Haití, porque así se los habían afirmado
“Estaban tranquilos, hasta seguros de que serían protegidos por las autoridades de Haití, porque así se los habían afirmado. Por eso no huyeron de la isla”, dice el documento.
Los comandos se enteraron tres o cuatro días antes de la operación –tras una reunión en Casa Verde, como se conoce la casa de Wendelle Coq Thélot, una exjuez y que está prófuga– de que ya no sería Christian Emmanuel Sanon (capturado) el Presidente, ni John Joel Joseph (prófugo) el vicepresidente, porque la dirección del país la asumiría Coq Thélot, a quien denominan ‘Diamante’.
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Les indicaron que, pasadas 72 horas de la muerte de Moïse, ella asumiría el cargo y por eso deberían desplazarse de inmediato al Palacio para prestarle protección. Ese es el argumento que esbozan los comandos, quienes aseguran que se trataba de una operación legal apoyada por Estados Unidos.
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