Durante la semana de la seguridad ciudadana, evento organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo, BID y la Vicepresidencia de Colombia, que cuenta con la participación de 18 países de la región, se dio a conocer que una de tres mujeres en América Latina y el Caribe ha sido víctima de violencia sexual, sicológica o física.
En el conversatorio se analizó cuál fue y ha sido el papel de la mujer en el proceso de paz logrado con las Farc y la dinámica que asumirán en el posconflicto.
En el primer panel se abordó el tema de “Liderazgo y participación de la mujer en el posconflicto”, donde se resaltó que en el ejercicio abordado entre el Gobierno y las Farc, hubo una participación del 30 por ciento de mujeres en la mesa de diálogo, una cifra alta al promedio mundial, pero que dentro del mismo proceso no les permitieron sobresalir.
“Debió haber más visibilizarían de la mujer en la mesa de negociación, su presencia fue silenciosa pero contundente”, dijo Nigeria Rentería, quien hizo parte del proceso en La Habana y ejerció el cargo de Alta Consejera para la Mujer.
Rentería señaló que la Constitución Nacional reconoce a las minorías: indios, afrodescendientes, y a las mujeres las equilibra en derechos a los hombres, como debe ser en el marco de una sociedad equitativa.
Lamentó que en medio del conflicto la mujer se hubiera convertido en un botín de guerra, al señalar que el proceso de paz tiene muchas dificultades y aciertos, “por lo que es mucho lo que hay que construir, donde la mujer tiene todo un escenario de participación efectiva, ahora en el pos conflicto”.
Los participantes resaltaron que en los procesos de paz las posibilidades de que fracasen se reducen en un 64 por ciento cuando hay participación femenina. “Los tratados en donde participan mujeres, tienen un 35 por ciento más de probabilidades de durar al menos 15 años”, aseguró Andrew Morrison, encargado del área de género y diversidad del BID.
Belkis Izquierdo, magistrada auxiliar del Consejo Superior de la Judicatura e indígena, aseguró que la única manera de lograr la paz es reivindicar la pluralidad y reconocer en cada uno los valores y principios.
“Hay que considerar que los territorios están vivos, dejar atrás las mentes urbanizadas y darle paso a lo territorial desde el reconocimiento de las diferentes culturas, afianzando las diferencias desde la justicia”, puntualizó la magistrada.
Las mujeres coincidieron al afirmar qué hay una cultura aún machista predominante, a lo que Daniel de Torres, director de la división de Género y Seguridad Centro para el control Democrático de las Fuerzas Armadas de Suiza, respondió: “es el momento de hablar de igualdad Y más frente a la puesta en marcha de un proceso de paz. Aquí la prioridad son tanto el hombre y la mujer reconociendo que son iguales y autónomos”, puntualizó.
JUSTICIA
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