Gracias a la aparición de un testigo, que ahora es pieza clave en el proceso judicial, el crimen de Luisa Fernanda Ovalle, la joven de 19 años, porrista de Millonarios y estudiante de ciencias políticas, estaría en camino de esclarecerse, tras cuatro años y ocho meses de ocurrido.
Un hombre identificado como Hugo Alejandro Zabaleta Sosa fue enviado a la cárcel Modelo de Bogotá, el pasado 3 de agosto, sindicado del delito de homicidio agravado por el crimen de Ovalle, ocurrido el 30 de noviembre del 2013, en la localidad de Kennedy.
Zabaleta fue identificado gracias a un hombre que resultó ser residente del barrio Castilla, donde fue asesinada la joven, y que le dijo a la Fiscalía que había presenciado el momento en el que la porrista fue apuñalada por resistirse a un atraco, y después vio a su atacante en un establecimiento cercano al lugar del crimen.
Según el relato de la Fiscalía, durante la audiencia de legalización de captura e imputación de cargos al supuesto homicida, el testigo se encontraba tomando unas cervezas la noche del sábado 30 de noviembre del 2013, cerca del parque donde fue asesinada Ovalle.
Con base en ese testimonio y otros que ha conseguido durante la investigación, la Fiscalía logró reconstruir los minutos previos al crimen. Ese día, la joven estudiante se bajó en la estación Banderas de TransMilenio a eso de las 7 de la noche y entró al parque Los Ángeles para cortar el camino hacia su casa.
Fue en el parque donde, según la Fiscalía, Ovalle fue abordada por Zabaleta para robarle sus pertenencias, pero como gritó y opuso resistencia la hirió en las manos para que soltara el bolso, y luego la apuñaló en el tórax.
El testigo, que ahora es clave en la investigación, había salido del sitio donde estaba tomando alcohol y se había desplazado a un caño cercano al parque para realizar necesidades fisiológicas.
Estando al interior de este caño, el hombre escuchó los gritos de Luisa, quien pedía ayuda y forcejeaba. Este testigo vio cuando Zabaleta sacó de la pretina del pantalón un arma
“Estando al interior de este caño, el hombre escuchó los gritos de Luisa, quien pedía ayuda y forcejeaba. Este testigo vio cuando Zabaleta sacó de la pretina del pantalón un arma que identificó como un cuchillo y la lesionó a la altura del pecho”, relató la fiscal durante la audiencia pública.
Según ese recuento, sustentado en una declaración juramentada del testigo, tras observar el ataque no supo qué hacer y regresó al sitio donde estaba tomando y pidió otra cerveza y un cigarrillo.
“A ese mismo establecimiento ingresó usted –le dijo la fiscal a Zabaleta– y por eso el testigo lo identificó. Incluso, después de los hechos lo pudo observar en diferentes oportunidades, y posteriormente decidió hablar con la justicia, porque vio a la madre llorando en los medios de comunicación”, sostuvo la representante de la Fiscalía.
Con este testimonio, que de acuerdo con la Fiscalía coincide con lo declarado por otras tres personas, Zabaleta fue individualizado y llevado a un juez que encontró pruebas suficientes para dictarle medida de aseguramiento y mandarlo a la cárcel para enfrentar el juicio por homicidio agravado. Zabaleta no aceptó los cargos.
“El proceso ha sido lento por las dificultades de asegurar un testigo, de identificar al autor, por esas vicisitudes propias de la investigación en que nuestro Estado presenta debilidades, pero que sin embargo, para bien de la justicia y el derecho de las víctimas de tener la verdad, la investigación logró esto”, sostuvo el defensor de las víctimas, que tuvo asiento durante la audiencia del sábado.
La Fiscalía tendrá que enfrentar en el juicio a la defensa del sindicado, que ya comenzó a cuestionar al testigo, que no considera confiable porque ese día había tomado 12 cervezas.
JUSTICIA