En las noches, cuando en las zonas rurales la oscuridad es casi absoluta, centenares de puntos se encienden en las montañas del Cauca. Esas luces no corresponden a centros poblados, vías, zonas agroindustriales o complejos petroleros. Son los cultivos hidropónicos de marihuana.
Están en 36 de los 42 municipios caucanos y allí, según el informe Simci de Naciones Unidas, se utiliza luz artificial en la noche “para acelerar el crecimiento y aumentar el rendimiento y producción” de la mata ilegal.
La mayor parte de esas siembras –cuya existencia se infiere por las que Simci llama ‘alertas lumínicas’ captadas por los satélites– está en el norte del departamento: Toribío (21%), Corinto (14 %), Caloto (9 %), Santander de Quilichao (8 %) y Miranda (3 %). Pero hay un 22 por ciento que estaría en área rural de Popayán, la capital.
Esos cultivos, cuya productividad es famosa, no son fáciles de identificar y por eso el Gobierno y la ONU están construyendo un modelo confiable para concentrar la acción de las autoridades antinarcóticos.
Un gran reto es que muchas de esas siembras están en áreas de resguardo indígena. Como lo reveló un reciente informe de EL TIEMPO, la salida de las Farc del negocio del narcotráfico ha dado pie a una sangrienta disputa entre bandas, Eln y dos disidencias de las Farc, que pretenden quedarse con el mercado de la marihuana, que es la sustancia alucinógena más consumida en el país.
A diciembre del 2016, la Policía Antinarcóticos había detectado vía área 95 hectáreas sembradas con marihuana. Dos departamentos –Cauca, con 69 hectáreas a cielo abierto; y Magdalena, con 11– son los más afectados por este cultivo. Pero mientras en Magdalena la mata da dos cosechas al año, en los cultivos hidropónicos del Cauca los narcos logran sacar cuatro cosechas, además de variedades con más concentración de tetrahidrocanabinol, el componente alucinógeno de la marihuana.
Los cultivos de la Sierra Nevada surten el mercado del norte del país y la mayoría de sembrados está en área rural de Ciénaga (57 por ciento). Una hectárea de marihuana alcanza a producir 2.000 kilos por cosecha.
Las incautaciones de marihuana han caído. Así, de 410 toneladas descubiertas en el 2013 se pasó a 193 en 2016, y esa cifra fue, a su vez, un 25 por ciento menos que en 2015. En Valle, Magdalena, Antioquia y Cauca se concentró el 52 por ciento de las incautaciones.
En cuanto a los precios, el informe de la ONU señala que el kilo de la marihuana pasó de $ 390.500 en 2015 a $ 333.700.
Las autoridades sostienen que en las calles de una ciudad como Bogotá, al menudeo, ese kilo lo hacen rendir hasta sacarle más de un millón de pesos. Pero si es de variedades como creepy y punto rojo, que son más fuertes, la bicha (el cigarro de dos gramos) puede valer entre cinco y 18 mil pesos.
En el mercado internacional, el kilo de marihuana en Centroamérica alcanza los 800 dólares. En Estados Unidos, 6.000 dólares, pero ese mercado ya está copado con la producción local y las siembras ilegales de México y Canadá.
La marihuana es la sustancia ilícita más consumida en Colombia, reveló el estudio dado a conocer en 2016 sobre consumo de sustancias psicoactivas del Ministerio de Justicia.
El 87 por ciento de adictos consume marihuana y un 11,5 por ciento de los colombianos entre los 12 y 65 años han probado alguna vez en su vida marihuana.
En general, al menos tres millones de personas han consumido alguna vez algún tipo de droga, reveló el estudio.
462 hectáreas de sembradíos de amapola -del látex se extrae la heroína- fueron detectados por sobrevuelos realizados por la Policía Nacional.
Las mayores concentraciones se reportan en Nariño (300 hectáreas) y Cauca (162). El látex se vende por kilo y su valor va en ascenso. De $ 2’185.600 en 2015 pasó a $ 2’275.600 en 2016. La heroína -que es el látex ya procesado y convertido en la droga más adictiva- viene a la baja pero no significativamente. De $ 17’383.800 por kilo en 2015 pasó a $ 17’136.700 en 2016. En Estados Unidos un kilo de heroína, dependiendo de la zona, está entre los 30.000 y 70.000 dólares.
En año pasado se incautaron 521 kilos de heroína, un 32 por ciento más con respecto al 2015.
JUSTICIA
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