Con ocho investigadores del CTI de la Fiscalía y cuatro del Grupo de Vida de la Sijín, las autoridades buscan esclarecer la muerte del médico Fabián Herrera Merchán, quien trabajaba en la clínica Méderi de Bogotá.
El galeno, de 28 años, fue declarado desaparecido el pasado martes 30 de mayo, horas después de haber salido de un sitio de rumba en la zona T de la capital. Cuatro días después, las autoridades hallaron su cuerpo en un paraje desolado del sector de Usme, en el suroriente de Bogotá. Estaba dentro, envuelto en dos costales plásticos, sin ninguna de sus pertenencias.
Los laboratorios de criminalística estuvieron el pasado domingo y este lunes en el sector en donde Herrera fue hallado muerto, en la calle 81 sur entre carreras 11 y 12, en el sector boscoso del barrio Compostela Tres, de la localidad de Usme. Allí recopilaron otras pruebas y más entrevistas.
Otro grupo estuvo en el sitio en donde se le vio por última vez al doctor, en el comercio de la calle 85 con carrera 15. Allí recogieron las grabaciones de otras dos cámaras de seguridad: en total ya son seis los videos recopilados en la llamada zona T. “Se observa que el médico sale del sitio caminando, por sus propios medios, no tambaleante”, indicó una fuente allegada al caso.
Las mismas imágenes muestran cuando dos personas se le aproximan y cruzan con él unas pocas palabras. Aún no está claro el 'modus operandi', pero la hipótesis más fuerte que manejan las autoridades es que el médico Herrera fue víctima de una dosis concentrada de escopolamina que pudo haber sido fatal al combinarse con el alcohol que la víctima había tomado en la fiesta en la zona T.
Los investigadores rastrearon las cuentas del galeno y establecieron que durante el amanecer del pasado martes y en el transcurso del día no hubo retiro de dinero. Todo parece indicar que Herrera Merchán no les alcanzó a dar el número de sus claves a sus victimarios por los efectos de la intoxicación. Esa sería la razón por la que la hora de la muerte reportada por Medicina Legal se fijó en la mañana del jueves, 48 horas después de la desaparición.
Así, otro de los frentes de investigación es encontrar el sitio donde los delincuentes tuvieron secuestrada a su víctima y donde esta finalmente falleció. La casa está en el sur de Bogotá y el cuerpo fue movido en la madrugada del viernes, cuando los criminales lo arrojaron a una cuneta.
Una de las situaciones que presentan mayor dificultad en la recopilación de las pruebas es que en el lugar donde fue arrojado el cadáver, en la vía de Compostela Tres, todas las lámparas del alumbrado público están destruidas. Los responsables son los delincuentes que aunque se mueven por toda la ciudad aprovechan esa zona para deshacerse de sus víctimas.
En el sitio en donde las autoridades encontraron el cadáver de Herrera es el mismo en donde la Policía halló el cuerpo desmembrado de una mujer.
En la investigación se logró establecer que la persona que reportó el cuerpo del médico a un CAI de la Policía en el sector de Santa Librada no dio su número real. Su versión fue que se detuvo en el sitio para orinar y entonces notó las bolsas con el cuerpo.
Las autoridades tienen dudas de esta versión, pues el cuerpo no estaba a simple vista. “Había sido lanzado a un lugar en donde los victimarios ya sabían que tardarían en hallarlo, es decir que los responsables del hecho conocían el lugar”, precisó la fuente.
Las autoridades también ubicaron el área donde fue reportada por última vez la señal del celular del médico. La celda repetidora también estaba en Usme.
LEO MEDINA JIMÉNEZ
JUSTICIA