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Delitos

La doble vida de José Narváez, condenado por el crimen de Jaime Garzón

José Miguel Narváez (centro), cuando era procesado por las 'chuzadas'.

José Miguel Narváez (centro), cuando era procesado por las 'chuzadas'.

Foto:Archivo EL TIEMPO

El exsubdirector del DAS pasó de ser un reconocido catedrático a ideólogo de las Autodefensas.

Sair Buitrago
En una década, el economista y administrador de empresas José Miguel Narváez Martínez pasó de ser un reconocido profesor universitario y dueño de una fábrica de medias para bebé a ser considerado uno de los oscuros poderes detrás de las Autodefensas, señalado de entregar listas de personas para ser asesinadas y de activar una estrategia para chuzar ilegalmente desde el desaparecido DAS a periodistas y defensores de derechos humanos.
Entre 1995 y 2005, en la época de mayor fuerza de la máquina de muerte desplegada en el país por las Autodefensas de Carlos Castaño, Narváez Martínez aparecía como un tranquilo académico, casado y con hijos, que dictaba clases en varias universidades y tenía contacto con importantes empresarios y políticos por cuenta de la cercanía con un reconocido industrial. En el 2005 llegó a la subdirección del DAS, cargo que ocupó por casi cinco meses.
EL TIEMPO habló con varios de sus compañeros de cátedra en la Escuela Superior de Guerra en 1999, que lo califican como un maestro aventajado y sereno, con una gran capacidad de oratoria, que conocía a la guerrilla más que sus integrantes y que tenía una especial cercanía con los oficiales de la época.
Narváez Martínez, que por su afinidad con los militares terminó de oficial de la reserva, combinaba sus clases y sus cargos como jefe de personal de varias universidades con reuniones en las que, dicen testigos, promovía la conformación de las Convivir en Antioquia (que dieron origen a los paramilitares) y visitaba los campamentos de las Autodefensas, donde dictaba conferencias en las que “mostró su actitud de intolerancia y discriminación hacia las organizaciones defensoras de derechos humanos y la necesidad de combatirlas”.
En una de esas visitas, concluyó la justicia esta semana, logró convencer al exjefe paramilitar Carlos Castaño Gil de que diera la orden para asesinar al periodista y humorista Jaime Garzón Forero en agosto de 1999.

Mostró su actitud de intolerancia y discriminación hacia las organizaciones defensoras de derechos humanos y la necesidad de combatirlas

Listados de víctimas

En la sentencia a 30 años de cárcel que profirió un juez especializado de Bogotá se estableció que Narváez le vendió a Carlos Castaño la idea de que el periodista “era un guerrillero, acusándolo de haberse apoderado de parte del dinero del rescate de un hijo de un empresario y de criticar en el programa de televisión a las Autodefensas por masacres como la de El Aro”.
Según Libardo Duarte, desmovilizado de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, esos señalamientos llenaban de rabia a Castaño Gil, lo que fue aprovechado por Narváez para insistir en el asesinato, “hasta tal punto que se emitió la orden”.
La Fiscalía también investiga a Narváez Martínez por supuestamente convencer a los ‘paras’ de asesinar a Manuel Cepeda Vargas, padre del senador Iván Cepeda, y de secuestrar a la senadora Piedad Córdoba. En el proceso por el crimen de Garzón Forero, la Fiscalía señaló que está probada la presencia de “Narváez Martínez en los campamentos de las autodefensas, a saber, finca la 35, la 7; las frecuentes visitas a Castaño Gil porque eran muy amigos y el suministro de documentos en videos, casetes, escritos e informaciones aprovechando que tenía cercanía con las brigadas militares y organismos de seguridad del Estado”.
Desmovilizados señalaron que a los campamentos llegaba con maletas llenas de libros para sustentar que supuestamente estaban perdiendo la guerra política contra la guerrilla y que era reiterativo en la necesidad de combatir a las organizaciones que, según él, desde la legalidad apoyaban a la insurgencia.
El extraditado jefe paramilitar Diego Fernando Murillo Bejarano, ‘Don Berna’, señaló que Narváez dictaba un cursillo “bajo el título ‘¿Por qué es legítimo o por qué está bien matar comunistas en Colombia?’ ”.
Y en expedientes judiciales hay incluso frases del propio Narváez en las que se refiere a una supuesta “subversión desarmada” que le estaría ganando la batalla al Estado: “Es el pueblo y el contacto con él lo que diferencia esta confrontación de otra de tipo regular: sin declaratoria de guerra, sin ubicación perfecta de los individuos infiltrados y enmascarados entre el común de la gente, aparece en nuestro medio, como un cáncer sin diagnosticar plenamente, la amenaza de la subversión política”.
Narváez logró obtener a la vez mayor poder en las Autodefensas e importantes nombramientos en cargos en el sector privado y público.
Fue asesor en seguridad de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegán) y fue contratado en Fondelibertad, entidad dependiente del Ministerio de Defensa en donde, entre otras labores, tenía que prestar asesoría “para los proyectos de creación de una Sala Técnica de Interceptación Telefónica Móvil”.
Igualmente, para el 2002 hizo parte del equipo de empalme para el Ministerio de Defensa, la Policía Nacional y el DAS. Para febrero del 2005 ya era asesor del DAS, y tres meses después, durante el gobierno del expresidente Álvaro Uribe, llegó a su máximo puesto como subdirector operativo del organismo de seguridad bajo la dirección de Jorge Noguera Cote, condenado por homicidio y por las chuzadas ilegales.
El mismo Noguera señaló que Narváez llegó al cargo “a asesorar a la dirección general de inteligencia en temas de inteligencia estratégica, que era una debilidad de la institución, habiendo conocido la hoja de vida del doctor Narváez y su experiencia como catedrático de la Escuela Superior de Guerra y conferencista en temas de inteligencia estratégica”. En el organismo volvió a dictar varios de sus cursos, pero esta vez incluso llegó a dar conferencias sobre “la historia de las Farc y los medios musicales utilizados por estos en la propaganda”.
En el lapso que Narváez estuvo en el cargo se desplegó el seguimiento ilegal de opositores, periodistas y defensores de derechos humanos.
El exfuncionario fue condenado por esos hechos en primera instancia a ocho años de cárcel, pero en segunda instancia el Tribunal Superior de Bogotá consideró que los delitos ya habían prescrito.
Narváez sigue siendo procesado en un juzgado especializado de Bogotá por las torturas psicológicas desplegadas desde el DAS contra la periodista Claudia Julieta Duque.
La Fiscalía señala que la periodista fue objeto de “seguimientos, llamadas amenazantes, groseras e intimidantes, y vigilancias, que la mantenían en permanente estado de zozobra” justo cuando realizaba investigaciones por el crimen de Jaime Garzón, por cuya responsabilidad Narváez acaba de ser condenado.
JUSTICIA
En Twitter: @JusticiaET
Sair Buitrago
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