Julián Colina Ríos ha pagado 8 años de prisión por los delitos de asesinato y desaparición del indígena José Efraín Ramírez. Aunque dos exparamilitares –Pablo Hernán Sierra García, alias Alberto Guerrero, del bloque Cacique Pipintá, y Diego Edicson Patiño Orozco, alias Máxima– aceptaron en el 2016 haber cometido el crimen, todavía no se resuelve la situación de Colina.
Colina fue condenado a 37 años de prisión el 28 de mayo de 2010 y la sentencia fue confirmada por el Tribunal de Manizales en el 2013. Su caso lo asumió desde el 2015 el Proyecto Inocencia, de la Universidad Manuela Beltrán.
La defensa sostiene que hay “falsa incriminación por parte de los testigos y errores en la investigación e identificación de los verdaderos autores”, y pide que con la confesión de los responsables se le otorgue libertad. El 15 de noviembre del 2016, los abogados radicaron ante la Corte Suprema de Justicia una acción de revisión del caso.
El asesinato de José Efraín Ramírez se registró el 28 de marzo de 2003. La víctima se desplazaba en una moto Suzuki de placas WAJ13 entre los municipios de Riosucio y Supía, en Caldas. Su cuerpo fue encontrado flotando sobre el río Cauca y, según la necropsia, murió por un impacto de bala en su cabeza.
El 11 de junio de 2008, desde la cárcel Villa de las Palmas de la ciudad de Palmira, Valle, el exparamilitar Carlos Enrique Vélez, alias Víctor, señaló a Julián Andrés Colina Ríos como autor de la desaparición forzada y homicidio de Ramírez. Con ese testimonio, el 30 de enero de 2009, la Fiscalía ordenó la apertura de la investigación y en julio de ese año fue capturado. La defensa de Colina –preso en la cárcel de La Dorada, Caldas– dice que no hay pruebas.