“Creer que se es ajena a sufrir un ataque de brutal violencia, que te ponga en peligro de muerte, debería ser lo normal, pero lamentablemente no es así.
Después de ser víctima de esta pesadilla y lograr sobrevivir, aprendí muchas lecciones de vida, como lo es saber ver las señales de comportamientos enfermizos y no justificarlos.
Hay que hacer un alto a la normalización de la violencia. Hay que buscar los medios para que la justicia garantice protección a las víctimas de maltrato, para que no sientan temor a la hora de denunciar a su agresor. Hay que desarrollar una cultura de comunicación y solidaridad para apoyar a cada mujer que sufra el dolor de ser víctima de su pareja, y decida buscar ayuda.
Es definitivamente inaceptable ver cómo los victimarios buscan afanosamente justificar su crimen intentando culpar a la víctima de provocadora, excusarse diciendo “ella empezó”, “es una loca”, “se lo merecía”, “le gusta”, o como en mi caso: “mire lo que me hace hacerle”.
Pienso que como sociedad debemos abrir las puertas a las mujeres que se sienten amenazadas para no denunciar por sentir rechazo, pérdida de recursos o por exposición a la intimidad. La justicia debe ser eficaz con las víctimas”.
Es viernes en la mañana, y como en los últimos tres días, Eileen Moreno, la joven actriz de Palmira (Valle), que se atrevió a denunciar que su novio la golpeó brutalmente, ha dormido solo un par de horas.
Le cuesta conciliar el sueño porque, muchas veces, tal vez la mayoría, pesan más la denuncia y la exposición pública que la misma agresión. Habla pausadamente, pero con determinación. No quiere revivir el minuto a minuto de ese 23 de julio porque está agotada; prefiere pensar que el haber levantado la voz servirá de algo, no solo alimentar el morbo de la prensa amarillista o los comentarios malintencionados de quienes toman partido como si se tratara de una pelea de ring, en un coliseo público.
Quiso escribir una reflexión y compartirla con la gente, porque para ella lo más importante en este momento es tener la certeza de que de todo su drama quedó algo positivo: alentar a otras mujeres a denunciar la violencia de género.
Y tal vez las denuncias no aumenten en el corto plazo, pero lo que sí logró Eileen fue despertar una ola de solidaridad en las redes sociales luego de que se escuchara su testimonio en ‘W Radio’, en la entrevista que le hizo la periodista Vicky Dávila.
Lamentablemente, ella es una entre los centenares de mujeres que a diario son víctimas de violencia de género en Colombia, y los miles que registra ONU Mujeres a nivel global.
Este organismo nos recuerda que la violencia contra las mujeres es una de las peores pandemias que está afrontando la humanidad y anualmente, tan solo en América Latina, deja más de 10.000 mujeres víctimas de feminicidio.
Según el último informe de Medicina Legal, el cuello de botella para frenar el crimen se sigue registrando en la falta de acción de las autoridades y entidades competentes. La judicialización y efectividad de la violencia de género siguen en el limbo, y la impunidad por violencia de género está en cerca del 90 por ciento de impunidad.
Sin embargo, hablar y evidenciar tiene un gran valor, porque permite darle rostro a un delito que hasta hace muy poco ni siquiera era contemplado en los estrados judiciales.
La respuesta de la sociedad, como ocurrió esta semana en Colombia, con decenas de personas que subieron su foto a redes sociales cubriendo un ojo (el ojo de Eileen afectado por los golpes) es una de las acciones efectivas que se requieren para frenar las agresiones, como lo han manifestado la Procuraduría General de la Nación y ONU Mujeres.

Carolina Cuervo, Marcela Mar Inés María Zabaraín, Julián Román y Juliana Galvis, entre otros, expresaron su apoyo a Eileen Moreno.
Archivo particular
Carolina Cuervo
“El ruido mediático que esto genera impulsa a otras víctimas a dejar el miedo y denunciar, a identificarse, a dejar la vergüenza y buscar ayuda. Y a otros, a comprender que la violencia no es exclusiva de algunos, es inherente al ser humano y a nuestra incapacidad de resolvernos a nosotros mismos”.
Marcela Mar
“Yo también he sufrido maltrato de exparejas. No he denunciado porque implicó a personas a las cuales amo profundamente y debo protegerlas. Pero sí quiero alzar mi voz para apoyarte (a Eileen) y para decirle al mundo que nadie merece ser maltratado bajo ninguna circunstancia”.
Inés María Zabaraín
“Como periodistas hemos vivido de cerca la violencia en todas sus modalidades. Obviamente, como mujer un tema de estos llega al alma. Haber visto la cara de esa niña generó un rechazo masivo y la invitación es a rechazar esa violencia y que quienes son víctimas no se queden calladas”.
Julián Román
“En el caso de la violencia de género, uno siempre escuchó: es que el abuelo le pegaba a la abuela, es que ella se lo buscó, es que el tío le pegó a la tía. Y se ha vuelto una cosa terrible en nuestro ADN. No basta con indignarnos, es realmente preguntarnos: ¿qué estamos haciendo como sociedad?”.
Juliana Galvis
“Siempre he creído que el silencio nos hace cómplices y que el miedo es el verdadero enemigo del amor. No hay excusas, nada justifica la violencia contra la mujer; nadie, por ninguna razón, tiene derecho a humillarnos, a gritarnos, ni a maltratarnos ni física ni psicológicamente”. #YoSíDenuncioAMiAgresor
NO ES HORA DE CALLAR
En Twitter: @jbedoyalima