Otro de esos llamativos casos sucedió en los primeros días de febrero y tuvo lugar en Copacabana (Antioquia), donde una perra de raza pitbull fue ahogada en un río de la localidad. La amarraron a un costal lleno de rocas, lo que evidenció la intención de ahogarla. Tres jóvenes grabaron imágenes de cuando la encontraron, ya muerta, y visibilizaron el hecho.
También en suelo antioqueño, y por las mismas fechas, en la vereda La Ilusión, del corregimiento de San Cristóbal, la Policía Metropolitana encontró 83 animales, entre perros, gatos y cerdos pigmeos, en malas condiciones. Los animales carecían de bebida y alimento en cantidad y calidad suficientes. Tampoco había medicinas ni se les daba a los animales los cuidados necesarios para su supervivencia. Un hombre, de 50 años, fue capturado.
Por su parte, en Roldanillo, norte del Valle, a finales de febrero, un perro fue castrado, sin ningún tipo de anestesia ni cuidados higiénicos.
Y en Bogotá, a mediados del segundo mes del año, un gato fue encontrado amarrado a una reja. Tenía tejidos y huesos expuestos y presentaba rastros de haber sido quemado y sus bigotes recortados.
Finalmente, una cría de oso perezoso de dos dedos se salvó de morir en la vereda La Reserva, municipio de Pitalito (Huila) luego de que su madre fuera cazada para su comercialización.
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