La última baja de la Policía Nacional en una operación antinarcóticos no tenía uniforme, pero era considerado un héroe.
El pasado 9 de diciembre, cuando iba como apoyo de la Policía a una operación contra el narcotráfico desarrollada por la Armada Nacional en la isla de Providencia, Rex, un pastor belga malinois, murió en servicio.
Tenía siete años y estaba a uno de su retiro. Llevaba más de seis de graduado de la Escuela Antinarcóticos, donde gracias a su extraordinario olfato se destacó desde los primeros meses.
Rex nació en la escuela de Policía de Facatativá y desde los dos años había sido enviado a la isla de San Andrés, donde apoyó las operaciones de vigilancia en el aeropuerto internacional Gustavo Rojas Pinilla.
Miles de turistas lo vieron rondando sobre equipajes sospechosos en ese terminal aéreo, pero también cumplió misiones en el puerto, donde revisaba embarcaciones sobre las que había sospecha de tráfico de droga.
Sus positivos, dicen sus entrenadores, fueron tantos que la semana pasada había recibido la Cruz al Mérito Canino entregada por la Dirección de Carabineros de la Policía en reconocimiento por su labor.
Por todo esto no era inusual que otras autoridades pidieran a Rex. La tarde del viernes pasado, el perro y su guía, el subintendente Carlos Andrés López, se sumaron a la operación y abordaron un helicóptero de la Armada con cuatro tripulantes hacia Providencia. Allá lograron la captura de una persona y la incautación de 150 kilos de cocaína.
Pero el regreso a San Andrés en la noche tuvo tiempo complicado y el helicóptero entró en emergencia y cayó al mar.
Los cinco uniformados fueron rescatados con vida, pero Rex no logró salir a flote. “El helicóptero se hundió en cuestión de segundos. Yo estaba enredado con el uniforme y el teniente Johan Bernal me salvó. Tomé aire y me hundí para buscar a mi perro, pero Rex estaba atrapado –dice el subintendente–. Las fuerzas no me dieron y la presión y la fuerza del agua no me dejaron, no lo pude sacar”, relató el uniformado.
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