En la capital de Antioquia, los ‘combos’ (bandas delincuenciales) ya les cobran extorsión a los habitantes de calle por dormir en el espacio público. Son ‘vacunas’ entre 500 y 800 pesos diarios, según una investigación del Sistema para la Seguridad (Sisc), de la Secretaría de Seguridad.
Además, los análisis muestran que esos mismos delincuentes que les cobran extorsión los obligan a comprarles el basuco y la droga.
Tres años atrás, la modalidad de las mafias era tener muchos habitantes de calle adictos a la droga viviendo en ‘cuevas de vicio’, donde les vendían la droga y los tenían en condiciones deplorables. Ellos salían a reciclar para llevar dinero; de resto, todo el tiempo estaban allí. Estas plazas disminuyeron con un operativo en marzo del 2013, llamado ‘Hora cero’ en el sector Barbacoas (centro). Ese día, más de 300 policías y 120 funcionarios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y de la Alcaldía de Medellín rescataron a unos 500 habitantes de calle, muchos de los cuales pasaron una temporada de recuperación en el Hospital mental de Bello.
Eso se logró luego de una investigación de seis meses que derivó en 10 allanamientos de la Policía, la intervención de 117 locales comerciales, de los cuales 16 quedaron en procesos de extinción de dominio porque se expendía droga.
Sin embargo, los habitantes de calle emigraron a otros sectores como la avenida de Greiff, La Minorista, los bajos del puente Horacio Toro y la plazuela Zea, hasta donde los persiguieron los que les venden la droga.
Mario, que pasa los días deambulando por La Minorista, cuenta que todo el dinero que consigue reciclando lo gasta en basuco. Dice que no se preocupa por comida: la saca de la basura o se la dan.
Como su plata, la mayoría de la que consiguen, de cualquier manera, otros habitantes de calle se queda en los bolsillos de ‘combos’ –a los que llaman ‘Convivir– como los ‘Rojas Pinilla’ y ‘Chagualo’, que tienen vendedores de droga ambulantes, que buscan a habitantes de calle. ('No pueden ser obligados a salir de las calles').
Esos mismos grupos tenían ‘cuevas de vicio’. Eran tres casas: amarilla, gris y rosada, en las que les vendían el basuco envuelto en papeles de cada color.
Ahora, los análisis de la Sijín muestran que la modalidad de venta es ambulante, aunque las autoridades reconocen que quedan cuevas ocultas en sectores como Niquitao, que es conocido por ser un sector de inquilinatos. Esa es una de las razones por la que el secretario de Inclusión Social, Luis Bernardo Vélez, asegura que los habitantes de calle, “en su mayoría, son las víctimas de cadenas de microtráfico”, que los utilizan y mantienen en el mundo de las drogas.
Ese mundo los convierte permanentemente en blanco de ataques y vendettas. “Aquí han matado a puñal a habitantes de calle por deudas de vicio, otras veces les tiran el carro y queda como un accidente”, cuenta Mario.
En lo corrido del año van 29 habitantes de calle asesinados en Medellín, frente a 28 en el mismo periodo anterior. Investigaciones de la Sijín evidencian que las mafias de la droga usan a los habitantes de calle para transportar droga, debido a que pasan desapercibidos, y también lo hacen para saldar deudas.
MEDELLÍN
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