Por los hombros le llegaba el cabello a Francisco Javier Santamaría, hace tres años, cuando vestido con licra y ropa ajustada decidió tocar la puerta del Hogar de Paso de la Secretaría de Gestión Social de la Alcaldía de Barranquilla.
Eran algunos de los destellos físicos que aún, en aquel entonces, con 19 años, le quedaban de ‘Alejandra’, la identidad que adquirió cuando quiso transformarse en mujer para comenzar a vender su cuerpo en las esquinas de la Comuna 8 en su natal Medellín. En su infancia, el abuso sexual, a la edad de 6 años, por parte de un familiar, lo llevó a optar por la homosexualidad y un camino que parecía sin retorno en el mundo de las sustancias alucinógenas lo dejó por varios años viviendo en la calle.
“Mis días comenzaban con la primera dosis del vicio del momento antes de desayunar. Después venía una búsqueda de hombres y sexo desenfrenado para luego gastar lo que ganaba en más drogas”, recordó Frank, como es conocido, ya con una apariencia masculina, lejos de la que mantuvo en la calle como ‘Alejandra’.
Aquel día que Santamaría recurrió al Hogar de Paso del Distrito de Barranquilla, ubicado entre decenas de locales comerciales que se dedican a la venta de repuestos para vehículos, en la carrera 38, una de las vías más emblemáticas de la ciudad, asegura que estaba agobiado de la vida que llevaba. Había llegado proveniente de Cartagena, donde alcanzó a vivir sus últimas experiencias entre andenes, luces de neón, cuartos de motel y al ritmo de música estridente y excesos de todo tipo.
Frank tenía la corazonada de que en ese lugar, de apariencia modesta y tres plantas con fachada azul celeste, encontraría la manera de corregir y darle un verdadero sentido a su vida. Y así fue, tras un largo proceso de rehabilitación entendió el valor que debía darle a su cuerpo; incluso, sostiene, dejó de pensar en hombres, drogas y en la vida de la calle.
“Fue paulatino, tras entender que debía perdonar a quienes me abusaron cuando niño, que comencé a tener un cambio tanto en mi corazón como en mi físico”, relató Francisco. (Alerta en Barranquilla por llegada de indigentes del interior del país).
Luisa Mora, líder del programa Habitante de la Calle del Hogar de Paso, fundado hace 10 años, explicó que Francisco logró superar cada una de las etapas a las que se sometió para rehabilitarse y luego de esto, se convirtió en una de las 5 personas que, luego de vivir a la intemperie, se reincorporaron a la sociedad como seres productivos. El joven está vinculado laboralmente como ayudante de cocina del centro en el que reside una población de 100 exhabitantes de calle que un buen día se dejaron tentar por una alternativa de cambio.
En el Hogar de Paso de la Alcaldía de Barranquilla, iniciativa sostenida por el alcalde Alejandro Char, la primera dama, Katia Nule, y el secretario de gestión social, Gonzalo Baute, el 75 por ciento de los inquilinos son hombres. La mayoría de la población está entre los 35 y 50 años de vida y comienzan desde que cumplen la mayoría de edad.
Según el listado censal del centro de ayuda a los indigentes, existe un total de 2.020 personas que habitan la calle, distribuidos en las cinco localidades, especialmente en la Norte (centro histórico). Esa cifra es con corte a 2015; sin embargo, en el 2017 se espera hacer un nuevo censo.
Allí también reside Mariela Isabel Ripoll de la Torre, quien por más de 30 años vivió en la calle. A esta mujer, que fue conocida como ‘La loca de los perros’ y que no sobrepasa los 60 años, sus tres hijos y familiares más cercanos la creyeron muerta.
Mariela, ahora conocida como ‘La reina’, luego de tres años en el Hogar de Paso, está lista para regresar con su familia, pero no han llegado para llevársela definitivamente.
Andrés Artuz Fernández
BARRANQUILLA
Comentar