En octubre del 2015 Dilma Rousseff hizo su primer viaje de Estado a Colombia. En el país fue recibida con bombos y platillos, habló de paz, se reunió con el Congreso y visitó la Casa de Nariño. Pero en Brasil el periplo provocó gran polémica, ya que la presidenta viajó y se reunió con directivos de varias empresas que estaban siendo investigadas en el marco de la operación Lava Jato.
Pues si bien en Colombia el escándalo se ha enfocado solamente en Odebrecht, en Brasil hay otras firmas de infraestructura salpicadas por dar sobornos a cambio de megacontratos públicos y que tienen presencia en Colombia: se trata de Camargo Corrêa, OAS, Andrade Gutierrez y Queiroz Galvão. Por eso, en una segunda fase, autoridades quieren descartar si sus filiales repitieron o no el modelo corrupto, por el que varios directivos están en la cárcel en Brasil.
Camargo Corrêa es parte del consorcio que construye la Hidroeléctrica de Pescadero-Ituango (Hidroituango), que EPM adjudicó en 2012 por $ 1,89 billones. Curiosamente, cuando se ganaron la licitación, uno de sus competidores denunció supuestas irregularidades. Era Odebrecht.
Andrade Gutierrez tiene ya varias décadas en Colombia, donde hizo el viaducto Pereira- Dosquebradas; inició el tramo 4 de la vía Villavicencio-Bogotá en los noventa, contrato que terminó entregando antes de su conclusión por problemas geológicos, financieros y de seguridad; rehabilitó el corredor férreo entre Grecia y San Rafael de Lebrija, por el que le ganó un laudo a Ferrovías de $ 40.000 millones y estuvieron asociados a Odebrecht en la construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Negras de Cañaveralejo en Cali. Una de las principales obras de OAS en Colombia es la Transversal del Libertador, una carretera que conecta a Huila y Cauca que le adjudicaron en 2012 por 236.136 millones de pesos. En febrero del 2016 el Invías le impuso una multa de 1.716 millones de pesos al consorcio por subcontratar de manera indebida algunos tramos de la megaobra.
Esta empresa y Queiroz Galvão, que tiene oficina en Bogotá, fueron mencionados por José Dirceu, el poderoso exjefe de gabinete del presidente brasileño Lula da Silva, condenado a 23 años de prisión por corrupción en el 2016.
(También: Tres exfuncionarios que terminaron al servicio de la gigante Odebrecht)
Según un interrogatorio al que EL TIEMPO accedió, Dirceu tenía una consultora para hacer el trabajo sucio. “Representantes de empresas (OAS, Engevix, Galvao Enghenaria) dijeron (…) que José Dirceu auxiliaba en la apertura de mercados en América Latina” y prestaba servicios “en Perú, Colombia, Ecuador, Cuba y España, porque conocía sus gobiernos al tener accesos políticos”.
Las autoridades también estudian la contratación de Braskem, petroquímica que pertenece a Odebrecht y que admitió haber pagado sobornos por más de 250 millones de dólares. Tiene oficina en Colombia, donde ha exportado resinas especiales de PVC a Brasil y hace un año mostró interés para comprar Propilco que pertenece a Ecopetrol, aunque finalmente el negocio no cuajó.
UNIDAD INVESTIGATIVAu.investigativa@eltiempo.com
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