Más de 2.000 mujeres agredidas buscaron refugio en hogares de paso

En octubre del 2014, María Franco*, de 35 años, llegó a una sede de la Fiscalía en Cali, a denunciar que su esposo, que llevaba años golpeándola, se había llevado a la fuerza a sus hijos, de 10 y 5 años, de la casa en la que vivían. Aseguró que su expareja, cinco años mayor que ella, la amenazaba con que perdería a sus hijos si lo denunciaba, y que las agresiones cada vez eran más frecuentes y fuertes.

Ella es una de las mujeres que fueron enviadas a una casa de acogida para proteger su vida de las agresiones.

Las autoridades la llevaron a un hogar ubicado en zona rural de Cali mientras daban con el paradero de los niños. En enero de este año, la Fiscalía ubicó al padre en un barrio popular de Cali. El hombre fue judicializado y los menores ya están con su mamá.

La casa de acogida le ayudó a María a conseguir trabajo y realizó todo el acompañamiento para la restitución de sus derechos.

Historias como esta se escriben cada día en el país. Desde el 2009, cuando se empezó a implementar el programa de Casas de Refugio, más de 2.000 mujeres maltratadas han encontrado la posibilidad de tener un sitio digno donde estar a salvo de sus violentas parejas.

En los refugios, las mujeres y sus hijos a cargo pueden estar por un periodo máximo de seis meses. Allá reciben atención en salud, alimentación, talleres, pero fundamentalmente les enseñan la ruta de atención a víctimas de violencia en casa, para que se atrevan a denunciar y, ante un nuevo ataque, sepan qué hacer.

Estos lugares toman extremas medidas de prevención para que ellas estén aisladas de sus agresores. Les quitan los celulares o cualquier elemento electrónico con el que puedan ubicarlas por GPS, y toda su información es reservada. Solo pueden salir si tienen cita médica o judicial.

Actualmente funcionan en cuatro ciudades: Cali, Medellín, Cartagena y Bogotá, pero la idea del Gobierno es ampliar el programa a todo el país. En el 2015, según Medicina Legal, 40.943 mujeres fueron víctimas de violencia de pareja.

En Cali hay espacio para 10 mujeres y sus familias. Es una casa campestre con salones de clases, espacios para talleres y terapias, zonas de recreación. El año pasado atendieron a 731 mujeres en dos modalidades de asistencia: refugio y atención diaria.

En Bogotá hay 4 centros para atención a mujeres víctimas de violencia, y uno más para casos relacionados con el conflicto armado. Cada casa tiene un espacio para 14 mujeres y sus familias. Desde el 2012 hasta la fecha, han rescatado a 1.138 personas que llegaron huyendo del terror que había en su hogar.

Sonia Zabala, directora del programa de Eliminación de las Violencias, de la Secretaría Distrital de la Mujer, asegura que los refugios son una puerta para superar una realidad que muchas creían inmodificable.

“Lo fundamental es sanar ese dolor de la violencia y los apegos que genera estar con el agresor. Quizás en seis meses no se logra todo el proceso, pero es el inicio para que las mujeres conozcan sus derechos y las rutas de atención para frenar la violencia”, afirma.

Zabala cuenta que lo enriquecedor del trabajo que se realiza en estos centros es ver cómo las mujeres ingresan a estudiar, reactivan sus proyectos de vida y los sueños que aplazaron.  Todo con la finalidad de romper los círculos de violencia y crear espacios de autonomía para las mujeres.

Las cuatro ciudades en las que funcionan los refugios no son las únicas con programas de asistencia similares. En 28 departamentos hay 106 casas de justicia, que se han convertido en la primera estación de las mujeres que han decidido romper el silencio y buscar ayuda. Este año, según cifras del Ministerio de Justicia, más de 140.000 han buscado asesoría no solo por violencia intrafamiliar, sino por todo tipo de disputas.

Ese fue el caso de Martha Rodríguez*, quien soportó el maltrato de su esposo durante más de 18 años. La golpeaba, la encerraba y le quitaba los teléfonos para que no se comunicara con sus familiares y amigos.

“Duraba hasta la madrugada golpeándome, en toda la cuadra se escuchaban sus gritos a todo pulmón. Era tanto el dolor y el sufrimiento que hasta pensé en acabar con su vida”, cuenta Martha, de 52 años y quien aún llora al recordar esos años. Dice que soportó por sacar a sus hijos adelante y porque dependía económicamente de él.

Un día asistió a los talleres de la Casa de Justicia en Cúcuta con su esposo, 10 años mayor que ella, con la esperanza de que las cosas mejoraran, pero no fue así. Después de frustradas conciliaciones y de superar cinco demandas, en el 2014 el hombre fue obligado a abandonar la casa, y tiene una restricción para no acercarse a ella o iría a la cárcel.

Hace un año, Martha se graduó como bachiller y empezó a trabajar en una oficina. También lidera un grupo de mujeres que se llama Las Libertadoras y se dedica a promover la convivencia en casa. Dice que está orgullosa de poder contar su historia, y sabe bien que el final pudo ser trágico: “En la cárcel, en un hospital o en el cementerio”.

* Nombres cambiados

Según el informe de Medicina Legal, en el 2015 se registraron 40.943 casos de agresión contra las mujeres. Del total de los casos, 33.125 se dieron en el hogar y 11.205 en la calle.

Los días con más casos fueron los domingos, con 11.526 reportes, y los sábados con 6.883.

Este año se han registrado 51 muertes de mujeres en las que el agresor ha sido su pareja o expareja. El año pasado fueron 114.

JUSTICIA
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