En una ofensiva contra el crimen organizado, la Policía Nacional desarticuló 25 organizaciones ilegales dedicadas al microtráfico. Se capturaron 289 de sus integrantes, entre ellos 30 cabecillas.
La acción policial se extendió a 15 departamentos y se ejecutó mediante 139 allanamientos. Las dos bandas más grandes eran ‘Los Cachacos’, con 35 integrantes, que delinquía en Cali (Valle), y ‘Los So’, de Armenia (Quindío), con 41 delincuentes, todos capturados.
En Bogotá, Soacha, Mosquera, Funza y Pacho (Cundinamarca) cayeron cuatro bandas: ‘Los Nocopeo’, Los de Armero’, ‘Los Cripi’ y ‘Los Socios’. En Orito (Putumayo) se desarticuló ‘La Esperanza’; en Pereira, Santa Rosa y Quinchía (Risaralda), ‘La Rebeca’, ‘La Galería’ y ‘Los Chuckys’; en Santander de Quilichao y Puerto Tejada (Cauca), ‘Los Pastusos’ y ‘Los Puma’; en Bucaramanga y San Gil (Santander), ‘El Patrón’, ‘Los Mensajeros’ y ‘Sankey’.
En Sincelejo (Sucre) se desmantelaron ‘La Sabana’ y ‘La Sucreña’; en Cúcuta (Norte de Santander), ‘Los Tesos’; En Santa Marta (Magdalena), ‘Los Santos’; en Montería (Córdoba), ‘Los Escolares’ y ‘Los Sucre’; en Duitama (Boyacá), ‘Los de la Zona’; En Medellín (Antioquia), ‘Odín Caicedo’; en Barranquilla (Atlántico), ‘Los Chamos’, y una última organización en Maicao (La Guajira).
Para facilitar la comercialización de la droga y eludir a las autoridades estas organizaciones, constituidas por clanes familiares que se han dedicado por generaciones a esta actividad ilícita, utilizaban niños, niñas y adolescentes.
“Estos delincuentes instrumentalizaban a menores de edad para evadir la acción de las autoridades”, denunció el director general de la Policía Nacional, general Jorge Hernando Nieto Rojas.
También se establecieron diferentes modalidades para la comercialización y venta de los estupefacientes, como domicilios puerta a puerta, buzón muerto, transporte informal y expendios fijos y móviles, que tenían como sitios estratégicos entornos educativos y comunitarios, como colegios, universidades, parques y discotecas.
Durante la investigación también quedaron al descubierto otros delitos derivados del tráfico local de estupefacientes, como homicidios, amenazas, extorsiones, hurtos, porte ilegal de armas de fuego y concierto para delinquir.
JUSTICIA
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