Este jueves la Corte Constitucional tendrá una audiencia pública en la que hará un debate clave y con el que busca establecer si los animales, además de ser seres sintientes (reconocimiento que ya tienen, según la legislación colombiana) son sujetos de derechos.
La Corte escuchará voces a favor y en contra para definir cuáles podrían ser los derechos de los animales, a qué tipo de animales se les deberían reconocer derechos, si tienen derecho a la libertad, a ser representados con hábeas corpus y tutelas, y cuáles podrían ser las implicaciones, por ejemplo, sobre los animales que viven en cautiverio en los más de 18 zoológicos que tiene el país.
Este inédito debate llegó al alto tribunal a partir del caso del oso Chucho, un oso andino de más de 25 años de edad, que se encuentra cautivo en el zoológico de Barranquilla. Por eso, además de discutir sobre los derechos de los animales, la Corte también evaluará qué tanto ha avanzado el plan de protección del oso andino, catalogado como "vulnerable a la extinción".
Chucho nació en Nariño, en la reserva natural de la Planada. Siendo un cachorro, a sus cuatro años, lo trasladaron a la reserva río Blanco, en Manizales. Allí vivió 18 años en semicautiverio hasta el 2017, cuando fue enviado al zoológico de Barranquilla.
Ese año, después de su traslado, un magistrado de la Corte Suprema de Justicia aceptó una solicitud de hábeas corpus que presentó el abogado Luis Domingo Gómez, y estableció que, al estar en cautiverio, a Chucho se les estaba vulnerando su libertad. En consecuencia, el magistrado ordenó trasladado a una reserva natural en donde pudiera desplegar la mayoría de sus comportamientos animales y en donde viviera en semicautiverio, como estaba antes de llegar al zoológico.
Esta decisión se cayó luego de que el zoológico de Barranquilla interpuso una tutela afirmando que el fallo vulneró su debido proceso y que no se tuvo en cuenta que el oso estaba mejor en sus instalaciones que en Manizales. La Sala Laboral de la Corte Suprema de Justicia aceptó la tutela del zoológico, considerando que el hábeas corpus es un instrumento que sólo puede usarse para defender a las personas, no a los animales.
El alto tribunal escuchará este jueves a todas las voces interesadas, tanto a los que consideran que los animales tienen derechos, entre ellos el de la libertad, como a quienes afirman que los animales son objetos de protección, pero no tienen derechos por sí mismos. También entre quienes consideran que a los animales en los zoológicos no se los puede liberar porque, al acostumbrarse a depender de los alimentos y cuidados que le brindan los seres humanos, no podrían sobrevivir en el medio silvestre.

Luis Domingo Gómez, abogado que puso el hábeas corpus a favor de Chucho.
Carlos Ortega / EL TIEMPO
Luis Domingo Gómez, el abogado que en el 2017 presentó el hábeas corpus con el que se había ordenado sacar al oso Chucho del zoológico, fue el primero en intervenir ante la Corte.
Según Gómez, el caso de Chucho es una historia de abandono y cautiverio, pues la Corporación Autónoma de Caldas decidió entregarlo al zoológico de Barranquilla, a pesar de que en este lugar no puede desplegar la mayoría de su comportamiento como oso andino.
Gómez dijo que se tiene honrado de poder representar a Chucho, "su cliente".
Dijo que Aguas de Manizales y la Corporación de Caldas no hicieron nada cuando Chucho perdió a su hermana Clarita, en la reserva de Río Blanco, situación que le generó una depresión, y que no era culpa del oso que lo tuvieran alimentado con una dieta de concentrado de perro.
"Que hayan mantenido a Chucho mal alimentado y mal cuidado no puede constituir un título válido para confirmarle la condena de vivir en confinamiento". También, dijo "no hay reportes que indiquen que mi cliente haya agredido a alguien".
Que hayan mantenido a Chucho mal alimentado y mal cuidado no puede constituir un título válido para confirmarle la condena de vivir en confinamiento
Domingo aseguró que "los animales son sujetos de derecho", y que tienen personalidad. Aseguró que con el derecho comparado, el mundo sabe que a través del hábeas corpus ya se han beneficiado a no humanos con este recurso para pedir la libertad, como a una chimpancé en Brasil y a una orangutana en Argentina.
"En la sociedad colombiana, como en la global, hay un consenso ético sobre el bienestar animal, su personalidad y sus derechos", dijo Gómez, quien aseguró que hay que ganarle la carrera a la amenaza de la extinción de las especies.
Finalmente, Gómez le pidió a la Corte que revoque la tutela a favor del zoológico, y ordene a las autoridades para que a "su cliente" se lo envíe a una reserva natural, en donde pueda vivir bajo los cuidados de los seres humanos, y desplegar la mayoría de sus comportamientos como oso andino.

Chucho Nación en Nariño a mediados de los 90.
Vanexa Romero / EL TIEMPO
Carlos Andrés Puccini, representante de la Fundación Botánica y Zoológica de Barranquilla, dijo que Chucho está en mejores condiciones que las que tenía antes, situación que nunca se consideró cuando le concedieron el hábeas corpus.
"Está demostrado que en la reserva corría peligro, incluso de muerte, y no se le podía brindar cuidado, desconociendo la prohibición del maltrato animal", aseguró Puccini.
Puccini dijo que "el zoológico de Barranquilla se encuentra en capacidad de darle bienestar al oso", y señaló que el debate que se plantea en la Corte, trasciende al zoológico de Barranquilla y al oso andino.
También dijo que aunque los animales no tienen los mismos derechos que los seres humanos, se deben plantear mecanismos para poderlos proteger. Por eso señaló que ninguna ley colombiana ha reconocido que el hábeas corpus se pueda aplicar a los animales, pues es un recurso para proteger la libertad de los seres humanos frente al abuso de la autoridad estatal.
También aseguró que en la actualidad no se reconoce a los animales los mismos derechos de los seres humanos, pues son seres sintientes pero objeto de derechos, no sujeto de derechos. "No se puede caer en el discurso simplista de equiparar los derechos de las personas con los de los animales", aseguró Puccini, quien habló de "la necesidad de no humanizar a los animales".
"El acto de legislar y declarar derechos de los animales, es la mayor distanciación y superioridad sobre ellos. No existe acto más antropocéntrico que el hombre declarando los derechos de los animales".
Por eso dijo que se debe avanzar en la toma de decisiones bajo fundamentos científicos, y la creación de estándares legales y mecanismos modernos en donde se recoja lo que expertos pueden decir sobre el bienestar de las especies, y qué necesita cada una para lograr su bienestar.
Juan Carlos Lozada, representante a la Cámara y ponente en el 2016 de la ley contra el maltrato animal, dijo que a la fecha ni la jurisprudencia ni la ley han reconocido a los animales como sujetos de derechos.
"No queremos asumir la necesidad del cambio. La razón por la que no se ha procedido al reconocimiento de derechos es que esto generaría un conflicto con la producción de materias primas, la carne, la leche, las pieles, la experimentación con fines científicos, la utilización de animales como fuerza de trabajo, los espectáculos públicos, y la tenencia de animales salvajes o domésticos", señaló.
Pero además de esto, dice Lozada, no hay ningún argumento para no reconocer que los animales son sujetos de derechos. Asegura que no quiere equiparar a los animales con los seres humanos, sino afirmar que los animales tienen derecho a vivir en condiciones apropiadas, según su especie, a no sufrir hambre, sed, ni ser sometidos a actos crueles, miedo o estrés.
También dijo que los animales tienen derecho a "no permanecer en cautiverio con fines de entretenimiento", y si viven en esa situación porque no pueden estar en el medio silvestre, deben estar en "condiciones apropiadas". Por eso, dijo Lozada, en el Congreso hay un proyecto que busca reconocer a los animales como seres sintientes que son sujetos de derecho.
"No podemos pedirle a un animal que radique una acción de tutela, o un hábeas corpus, ni es necesario legislar para crear herramientas jurídicas en pro de los animales, que al final serán presentadas por los seres humanos. Pero sí podemos hacer que los seres humanos usen las instituciones jurídicas par proteger y reivindicar los derechos de seres que también sienten, y que la jurisprudencia y la ley debe reconocer de forma apropiada".
Sí podemos hacer que los seres humanos usen las instituciones jurídicas par proteger y reivindicar los derechos de seres que también sienten
Así, Lozada dijo que esta audiencia es una oportunidad histórica para reconocer que los animales tienen derechos y que es deber del humano proteger todas las formas de vida. Así, dijo que el caso de Chucho refleja el de millones de animales que por decisiones humanas se quedaron sin hábitat y están al borde de la extinción.
Por eso le pidió a la Corte revocar el fallo, y reconocer las acciones para proteger los derechos de los animales, y proferir una decisión en la que se reconozca a los animales como sujetos de derechos. Dijo que reconocer los derechos de los animales no es un acto de antropocentrismo, sino todo lo contrario. "Nosotros creamos las reglas pero, entendiendo que también somos animales, no podemos negarles a los demás la posibilidad del reconocimiento de sus derechos".
Steven M. Wise, director de "The Non-human Rights Project", de Estados Unidos, aseguró que actualmente en el mundo hay nueve casos de hábeas corpus que han beneficiados con la libertad a chimpancés y a elefantes.
Dijo que en los sistemas legales las personas cuentan de forma fundamental, pero las cosas no. Por eso señaló que el reconocimiento de la personalidad jurídica es necesaria para que cualquier derecho prospere. "La capacidad de tener cualquier derecho depende de su reconocimiento como persona".
Señaló que la persona nunca ha sido sinónimo de ser humano, ni la personalidad ha sido un concepto biológico. "La decisión de si una entidad debería ser una persona, es en cuanto a si esa entidad debe contar de alguna manera fundamental".
Con ese marco, señaló, en India se dijo que en el 2014 que cada animal no humano es una persona. En Argentina pasó lo mismo con el caso del Chimpancé Cecilia, beneficiado con un hábeas corpus, o la decisión de la Corte de declarar a la Amazonía sujeto de derechos.
Y un juez de Nueva York, señaló, dijo que "tratar a un chimpancé como si no tuviera derecho a la libertad protegida por una orden judicial, sería tratarlo como carente por completo de valor, como un mero recurso, una cosa cuyo valor consiste exclusivamente en su utilidad para los demás".
Wise dijo que actualmente hay un millón de especies animales. "Quizá no todas deberían ser personas jurídicas, ni tener los mismos derechos. Por eso depende de la Corte, basándose en evidencia científica, establecer si una especie debería ser designada como persona".
Una especie como Chucho, asegura Wise, "debe contar y por eso debería ser considerado persona. Tener una personería jurídica titulada con el derecho a la libertad", aunque no se le conceda ningún otro derecho.
También dijo que no se debe crear un nuevo concepto jurídico, pues la personalidad es la categoría adecuada para aplicarle a los animales no humanos.
Adriana Reyes, representante de la fundación Wii, aseguró que en Colombia la mayor amenaza del oso andino es la minería y la caza.
Dijo que que este oso necesita para vivir un área más grande que Bogotá, y que actualmente hay una densidad del lado de Chingaza unos 120 y 160 animales. En Colombia, dijo podría haber entre 9.000 y 13.000 osos andinos.
Reyes dijo que Chucho vivía en una reserva natural, pero encerrado y mal cuidado.
"El mal manejo hace que uno oso andino, aunque viva en una reserva natural, en su hábitat, viva en malas condiciones", señaló.

Así vivía el oso Chucho en la reserva de Manizales.
Fundación Wii
"Hay osos que nacieron en el bosque, conocen el olor del bosque, están listos para la liberación. Pero Chucho necesita ser cuidado constantemente. Además le quedan 5 o 6 años de vida. ¿Llevarlo a semicautiveiro, para que viva solo?", preguntó.
Por eso planteó que lo mejor es pensar en los osos que sí están listos para la liberación y que pueden sobrevivir en el bosque, no en osos como Chucho, quien se vería afectado si se lo deja en la vida silvestre o bajo un mal cuidado, aunque viva en su hábitat.
Orlando Feliciano, coordinador del Santuario del Oso Andino, aseguró que lo mejor que puede pasar para Chucho es seguir en el zoológico por el tiempo que le queda de vida, pues sería muy difícil que pueda sobrevivir en la vida silvestre o en cautiverio.
Óscar Ospina Herrera, profesional de Corpocaldas, dijo que Chucho ha vivido toda su vida en cautiverio. Señaló que Chucho nació en la reserva La Planada, en Nariño, y que fue trasladado a Caldas porque la reserva de Río Blanco, de Manizales, quiso apoyar el proceso de repoblación del oso andino. Por eso lo llevaron a Manizales en donde se inició un programa de reproducción y educación ambiental.
Como no se pudieron reproducir en la reserva, por ser hermanos, se terminó con esa estrategia y Chucho vivió unos 18 años en la reserva pero por fuera del bosque, en un potrero cerrado por una malla.
"Mientras estuvo con Clarita, su hermana, el oso tenía unos comportamientos sanos, pero en el 2012 como Clarita murió, esto empezó a afectar la condición de Chucho", señaló Ospina, quien dijo que su soledad lo llevó a fugarse del encierro. Agregó que esa fue la razón por la que esa situación los llevó a reconsiderar la condición en la que estaba Chucho en la reserva, y se vio en el zoológico como un lugar viable para su disposición.
Mientras estuvo con Clarita, su hermana, el oso tenía unos comportamientos sanos, pero en el 2012 como Clarita murió, esto empezó a afectar la condición de Chucho
Contrario a lo que dice el abogado Luis Domingo Gómez, Ospina asegura que se quería mejorar las condiciones en las que vivía Chucho: "El zoológico tiene un programa de educación ambiental muy fuerte, y Chucho podía seguir aportando a los planes nacionales de conservación de las especies. El bienestar animal siempre es susceptible de ser mejorado", dijo.
Por eso señaló que Chucho no puede ser liberado ni puesto con programas de conservación ex situ, porque siempre ha vivido en cautiveirio y depende del cuidado de los humanos. Por eso, dijo Ospina, en el zoológico Chucho tiene garantizado su bienestar con atención veterinaria, cuidado y alimentación, y tiene una infraestructura adecuada para que se haga educación ambiental, y un programa de enriquecimiento ambiental, lo que significa que el espacio donde está Chucho es modificado continuamente, lo que genera comportamientos naturales de la especie.
"En río Blanco lo teníamos en un encierro en donde nunca se cambiaba el mobiliario de su espacio, lo que le generaba una rutina física y mental", aseguró, diciendo que lo que se podría hacer en el zoológico es ampliar el área donde vive en unos 100 metros cuadrados para tenerlo en mejores condiciones.
Ricardo José Lozano Picón, ministro de Ambiente, señaló que hay que pensar en cuál es el grado de vulnerabilidad en el que se encuentra un individuo frente al hábitat al que se lo va a enviar.
Por eso señaló que cualquier decisión se tiene que tomar con estudios técnicos, y dijo que ya hay una ley que protege a los animales contra el dolor, el maltrato, y el daño que pueda ser causado por los seres humanos.
El ministro dijo que se le ha hecho seguimiento a la política pública del 2001 de protección del oso andino, que busca la conservación in situ y ex situ, además de la educación ambiental.
"La falta de educación ambiental es la que lleva al incremento de los conflictos en los territorios, por situaciones ambientales. Es la falta de la traducción de la información científica para que toda la sociedad la pueda entender", señaló, afirmando que "lo primordial es el conocimiento y los datos sobre las especies".
Dijo que cualquier decisión sobre Chucho se tiene que basar en un análisis sobre su salud, su condición "para no poner en riesgo su protección".

Chucho nació a mediados de los noventa en una reserva natural, en Nariño. Hoy vive en cautiverio en el zoológico de Barranquilla, a donde fue trasladado en el 2017 desde Manizales.
Vanexa Romero / EL TIEMPO
A su turno, Julia Miranda Londoño, directora de Parques Nacionales Naturales, señaló que el oso andino hoy vive en 22 parques protegidos del país. También dijo que este oso es el jardinero de este tipo de parques, ayuda a dispersar las semillas y es el guardián de la montaña.
El director e de Corpoguavio, Oswaldo Jiménez, habló ante la Corte Constitucional sobre algunos ataques que se han dado contra osos andinos, situaciones por la que algunas personas han sido condenadas.
"La gente se quiere tomar selfis con el oso, y le dejan alguna comida que lo pueda atraer, dejándoles bocadillos, menudencias. Es un ecoturismo irresponsable que hay llevado a que la conducta del oso cambie, y al cambiar la conducta del oso perdió su condición natural de tenerle miedo a las personas. También cambió su alimentación", señaló.
"Muchas veces el oso se acostumbra y ya no se ahuyenta fácilmente". Por eso, dijo que muchos osos han tenido que ser reubicados porque entran en conflicto con los campesinos, y se debe buscar un sitio más adecuado para que no corra peligro. "La sola insistencia de que esté a diario interactuando con el campesino, genera conflictos que puede llevar hasta la muerte del animal".
En Guasca, o en la Calera, también han tenido conflicto los campesinos que dependen de los bovinos, especies que han sido atacadas por el oso. "Alguna vez intentamos tener un fondo para reparar el ataque a bovinos, pero luego aparecieron muertos muchos bovinos no por culpa del oso sino de otras circunstancias. Así se terminó degenerando la figura y no se pudo volver a reconocer indemnización", dijo
Orlando Feliciano, coordinador del Santuario del Oso Andino, aseguró que a pesar de que el plan de conservación de este oso se creó desde el 2001, aún no se lo ha logrado articular de una manera eficiente.
Feliciano señaló que los ambientes en donde vive el oso andino son ecosistemas estratégicos en donde se produce el agua, de la que se benefician todos los ciudadanos. Dijo que, sin embargo, está siendo afectado por la cacería, que mata a las madres y se queda con las crías.
Señaló que desde los 80 han sido extraído osos de la vida silvestre y aún no hay espacios aptos para recuperar a esos osos. "Entre el 2003 y 2005 recuperamos a más de 20 individuos", dijo. Así, señaló que no hay capacidad para tener a todos los osos.
Por eso se creó un santuario para tener la capacidad de 8 osos, con la posibilidad de tener a 20 individuos, con la condición de intentar devolverlos a la vida silvestre.
Todas estos conceptos serán tenidos en cuenta por la Corte Constitucional para evaluar qué decisión toma en el caso del Oso Chucho, y frente a los derechos de los animales.
JUSTICIA
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