Después de la muerte de Pablo Escobar, su esposa Victoria Eugenia Henao tuvo que repartir la fortuna del narcotraficante entre sus enemigos, quienes la citaron para pactar cuánto le correspondía a cada uno, así lo aseguró en su libro 'Mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar'.
Henao contó que las deudas de su esposo con otros carteles eran superiores a 120 millones de dólares. De acuerdo con su versión, si ella no les pagaba la suma que pedían la iban a matar.
Según afirma la mujer, los enemigos de Escobar querían dinero a cambio de todo los daños y perjuicios que el narcotraficante les causó como: secuestros, asesinatos y daños a sus propiedades.
La viuda del capo relató que tuvo que negociar con los jefes del 'cartel de Cali', quienes representaban a los principales narcotraficantes del país. Las reuniones, según ella, duraron más de ochos meses.
Para poder llegar a acuerdos Henao tuvo que acudir a a siete abogados y dos asesores contables, quienes le ayudaron a organizar y disponer 62 bienes de Escobar.
La mujer de Escobar afirmó que Carlos Castaño, jefe paramilitar se quedó con un lote de nueve hectáreas ubicado en la mansión Montecasino en Medellín y con doce lotes en los que construyó hoteles en la capital de Antioquia.
Por otro lado, según Henao, varios narcotraficantes, de los que no dio nombres, se quedaron con edificios en el Poblado y con una finca en los llanos orientales, que tenía su propia pista de aterrizaje.
Al jefe del 'cartel de Caquetá' Leonidas Vargas, la viuda le dio un avión de Pablo Escobar, que la Fiscalía le había devuelto tras estar confiscado diez años. Además, según contó, le entregó al narcotraficante aviones, carros lujosos, motos de alto cilindraje, lanchas y un jet ski.
También, afirmó que a Luis Édgar Medina Flórez, alias Comandante Chaparro, le entregó dos fincas con pistas de aterrizaje y máquinas de vieja de la vieja Hacienda Nápoles.