Además del aumento de más del 50 por ciento en las siembras de coca, el informe anual del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci), que será revelado este viernes por el Gobierno y Naciones Unidas, trae una noticia más preocupante para el país: la disparada en producción de cocaína.
Como lo había revelado EL TIEMPO, la siembra de la hoja en el 2016 alcanzó las 146.000 hectáreas. Esa cifra, que representa un 52 % más que la del 2015 (cuando la cuenta terminó en 96.000), es, sin embargo, menor en 42.000 hectáreas a la detectada por los satélites de los Estados Unidos (188.000 hectáreas).
A pesar de esto, la producción de cocaína reportada por la medición colombiana es mucho mayor que la de Estados Unidos: 940 toneladas métricas frente a poco más de 700 calculadas por la Casa Blanca.
Esas 940 toneladas son la producción más alta en toda la historia. Incluso, a comienzos de la década pasada, cuando se registraron los picos de siembra, por encima de las 160.000 hectáreas, la producción rondaba las 500 toneladas. El 2005, con 640 toneladas, y el 2015, con 646, eran hasta ahora los años con mayores reportes de producción.Expertos antinarcóticos consultados por EL TIEMPO aseguran que el solo aumento en el área de siembra no explica la inédita productividad de los narcocultivos.

La dirección de Antinarcóticos de la Policía inició la fase de erradicación manual de cultivos de coca.
Carlos Ortega / EL TIEMPO
En realidad, el factor clave está en la edad de las matas que hay hoy en varias zonas del país, que promedian los dos o tres años. Mientras tradicionalmente los narcos tenían que recoger la hoja de arbustos no muy altos, porque se veían obligados a resembrar después de las aspersiones aéreas o del paso de los erradicadores terrestres, en los últimos años han logrado cosechar matas maduras, que en algunas zonas, como en el Catatumbo, superan los dos metros.
Allá no se fumiga desde el 2013 y las brigadas de erradicación forzada han sido constantemente saboteadas por los llamados ‘bloqueos sociales’.
El panorama es similar en Nariño, Putumayo y Cauca, las otras zonas con más narco-sembrados. La ecuación es simple: un arbusto más grande tiene más hojas para recoger y, así, los narcos logran maximizar rendimientos en cada una de las cuatro cosechas que están recogiendo al año. A esto se suma el permanente trabajo de los ilegales para tener variedades más productivas y resistentes a herbicidas y las plagas: se calcula que hoy hay en el territorio nacional unas 20 especies de coca.
La producción de cocaína reportada por la medición colombiana es mucho mayor que la de Estados Unidos: 940 toneladas métricas frente a poco más de 700 calculadas por EE. UU.
El aumento de la productividad también lo confirma un indicador positivo sobre la labor de las autoridades: el récord de incautaciones del 2015, cuando los narcos perdieron 378 toneladas por los operativos de la Policía y las Fuerzas Militares. Este año, a diez de julio, la cifra de incautaciones ya iba en 200 toneladas de clorhidrato de cocaína, lo que permite suponer que el 2017 marcará un nuevo hito en esta materia.
Para frenar la tendencia creciente del narcotráfico, el Gobierno plantea una estrategia combinada frente a los cultivos: la erradicación forzada de 50.000 hectáreas (ya se han arrancado 21.000) y la sustitución de otras 50.000 a través de acuerdos de sustitución con las familias.
Por otro lado, se ha intensificado la destrucción de los grandes cristalizaderos, que son la verdadera base del negocio y cuyos dueños se llevan la mayor tajada de las ganancias en la cadena de producción.
JUSTICIA
Comentar