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Conflicto y Narcotráfico

Las tres redes que se disputan el control de la coca en Norte de Santander

Este laboratorio de coca, que tenía la capacidad para albergar 30 personas, fue hallado en zona rural del municipio de Sardinata (Norte de Santander).

Este laboratorio de coca, que tenía la capacidad para albergar 30 personas, fue hallado en zona rural del municipio de Sardinata (Norte de Santander).

Foto:Cortesía de la Policía Nacional

Aprovechan la frontera con Venezuela, que facilita el tráfico de la droga hacia Centroamérica.

En Norte de Santander, tres redes delictivas, distribuidas en 5 frentes, se disputan el control de los sembradíos y la producción de cocaína en el que es considerado el enclave más grande del país dedicado al narcotráfico.
De acuerdo a un informe de inteligencia al que tuvo acceso EL TIEMPO, estas estructuras son el Eln, que cuenta en esta región con unos 60 hombres en armas; las disidencias, que agrupan cerca de 190 hombres en armas, y lo que queda de los llamados ‘Pelusos’, con 50 hombres en armas.
“Estas facciones narcoterroristas tienen un gran aliado: la frontera con Venezuela, que se convirtió en un corredor para el traslado del estupefaciente que se procesa en la región del Catatumbo y que desde las pistas clandestinas, ubicadas en los estados de Zulia y Táchira, se envían a Centroamérica, a carteles mexicanos”, aseguró una fuente de la Fuerza Pública enterada del tema.
La red más grande en esta región es el frente 33 de las disidencias, cuyo jefe es Javier Alonso Velosa García, alias Jhon Mechas, quien se estaría escondiendo en territorio venezolano y desde allí coordina las actividades relacionadas con el paso y comercialización de cocaína, y ordena ataques contra la Fuerza Pública.
De hecho, este diario publicó a comienzos de este año que las agencias de inteligencia daban cuenta de que en Venezuela hacían presencia cerca de 1.200 integrantes del Eln y 300 de las disidencias “bajo la protección del régimen”.

La compleja situción para la sustitución

Uno de los 99.097 cultivadores vinculados al Pnis recorre una siembra de coca en Caquetá.

Uno de los 99.097 cultivadores vinculados al Pnis recorre una siembra de coca en Caquetá.

Foto:Julián Ríos Monroy. EL TIEMPO

“En el Catatumbo usted encuentra familias campesinas muy buenas, comerciantes, gente trabajadora, y el cultivador de la mata de coca que son gente buena, que crecieron viendo en este cultivo una opción de vida, lejos de las actividades de los 'señores' ", afirmó un alcalde de uno de los 11 municipios de la región del Catatumbo que por seguridad prefiere no identificarse.
Los “señores” son los integrantes de los grupos armados que hacen presencia y que con sus “fusiles imponen la ley, los precios de la base de coca y hasta del kilo de la hoja que se recolecta”, añadió el mandatario local.
Para el funcionario, la propuesta de sustituir los cultivos de matas de coca del gobierno Petro es una buena iniciativa, “que de seguro muchos querrán aprovechar”, pero señaló que es muy “difícil de adoptar en una zona donde por décadas ha imperado la coca y los narcos que no van a dejar que se desarrolle esa sustitución”. En su criterio, primero hay que firmar la ‘paz total’ con todos los actores y ahí “sí hablar de sustitución”.
De otro lado, en Norte de Santander, de acuerdo con el alcalde, hay un subregistro de extorsiones y secuestros, cuyas principales víctimas son los comerciantes y sus familias, “estos grupos buscan dinero rápido y es a través de estas dos actividades ilícitas que lo logran. Extraoficialmente dicen que hay como 10 secuestrados, las familias pagan y los liberan, y dan hasta plazos para cumplir, como si financiaran la liberación”, puntualizó.
Lo complejo de la sustitución en la región también queda en evidencia en videos compartidos a través de redes sociales en los que los ciudadanos han registrado cómo las disidencias patrullan con armas por las calles de los municipios de la zona, como se vio en julio y septiembre en Tibú y  en el corregimiento de La Gabarra.
Disidentes de las Farc, en la alcaldía de Tibú.

Disidentes de las Farc, en la alcaldía de Tibú.

Foto:Tomado de redes sociales

Frente a este panorama, las Fuerzas Militares realizan operaciones sostenidas en el departamento, que entre el 1°. de enero y el 2 de noviembre han permitido la captura de 555 delincuentes, el sometimiento de 10 y la entrega de 13; en esa línea, se reportan 70 combates en los que han muerto 13 integrantes de las redes mencionadas.
A la par, los uniformados han destruido 34 laboratorios para el procesamiento de clorhidrato de cocaína y 195 para procesar la base de coca, además de la incautación de 21 toneladas de cocaína y gran cantidad de explosivos y munición.
Los laboratorios para la producción de cocaína son montados por los grandes narcos “que pagan el llamado impuesto de gramaje a las disidencias y el Eln por kilo procesado y por seguridad”, dicen las Fuerzas Militares.
De otra parte, en estas labores han perdido la vida 10 militares y 82 han resultado heridos en una región que reporta 181 ataques terroristas contra la Fuerza Pública y 35 contra la población civil.
Este fin de semana, por ejemplo, la Fuerza de Tarea Vulcano dio a conocer que desactivaron una mina antipersonal que había sido instalada a unos 1.400 metros de la base militar de La Gabarra, “sobre un camino de herradura, transitado por la población civil que se desplaza de la vereda a la invasión San José”.

Bonanza cocalera

La mayor cantidad de cultivos de coca se concentra en el 95 por ciento de las 170 zonas más afectadas por el conflicto armado.

La mayor cantidad de cultivos de coca se concentra en el 95 por ciento de las 170 zonas más afectadas por el conflicto armado.

Foto:Juan Pablo Rueda. Archivo EL TIEMPO

A todo esto se suma otra preocupación, según las fuentes consultadas, y es que desde principios de este año en Catatumbo hay un incremento de los cultivos de matas de coca, lo que acarrea una superproducción de cocaína.
“A más coca, los precios caen. Y eso lo están aprovechando los emisarios de los carteles mexicanos para ofrecer menos por el kilo procesado, lo que tarde que temprano puede llevar a una guerra más profunda por el control territorial”, aseguró la fuente de la Fuerza Pública.
El uniformado recalcó que esa sobreproducción ha llevado a los narcos a pagar menos por el kilo de base procesada o de hoja de coca recolectada, “lo que se convierte en una oportunidad para el Estado y el gobierno para recuperar la legalidad en la región”, puntualizó.
Estos datos coinciden con el informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci) de Naciones Unidas, presentado hace tres semanas, que reveló que en 2021 se detectaron 204.000 hectáreas de narcocultivos en Colombia, un incremento del 43 por ciento frente a la cifra de 2020, que cerró en 143.000 hectáreas.
En el documento se afirma que en Norte de Santander se concentraban para el año pasado 42.565 hectáreas sembradas con matas de coca, convirtiéndose en el segundo departamento con más coca del país, y Tibú es su municipio con mayor afectación de narcocultivos.
ALICIA LILIANA MÉNDEZ
Subeditora de Justicia
En Twitter: @JusticiaET
justicia@eltiempo.com

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