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Conflicto y Narcotráfico

Con matas de coca gigantes, narcos han incrementado la producción de coca

En 2020 se detectaron 143.000 hectáreas sembradas con matas de coca en el país.

En 2020 se detectaron 143.000 hectáreas sembradas con matas de coca en el país.

Foto:Raúl Arboleda. AFP

Estudio de Policía evidenció que ya hay 14 adaptaciones de las tres variedades de arbustos de coca.

Crespa, gigante, tingo pajarito, pomarrosa y peruana blanca son los nombres de cinco de las 14 adaptaciones de la mata de coca detectadas por las autoridades en Colombia y que han surgido de las manipulaciones técnicas que han realizado expertos al servicio de los narcotraficantes para aumentar su productividad.
La intervención de la mano del hombre en la estructura de la mata de coca ha sido tal que de las tres variedades de arbustos que se daban en el país hace un par de décadas ya hay 14 adaptaciones, algunas de las cuales incluso crecen y dan cosecha en condiciones atmosféricas y terrenos en los que antes no hubieran sobrevivido.
Con esas maniobras los narcos han logrado garantizar que aunque se siembren menos matas de coca se produzca más cocaína. Y así quedó evidenciado en el informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci), de Naciones Unidas, que para 2020 destacó que por tercer año consecutivo hubo una reducción del área sembrada con coca en el país, al pasar de 154.000 hectáreas en 2019 a 143.000 en 2020.
Pero, no obstante la reducción de un 7 por ciento de los narcocultivos, el monitoreo ratificó lo que ya se había advertido en anteriores mediciones: que el potencial de producción de cocaína venía subiendo. En la más reciente medición pasó de 1.137 toneladas métricas en 2019 a 1.228 toneladas el año pasado. Esto deja a Colombia, una vez más, como el mayor productor de cocaína en el mundo.
Precisamente, en la lucha contra el flagelo de las drogas que se libra en el país, el Centro Internacional de Estudios Estratégicos contra el Narcotráfico de la Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional adelantó por dos años una investigación liderada por el coronel José James Roa Castañeda y que fue conocida por EL TIEMPO.
El coronel José Roa Castañeda, de Antinarcóticos dirigió la investigación.

El coronel José Roa Castañeda, de Antinarcóticos dirigió la investigación.

Foto:Policía antinarcóticos.

El oficial le dijo a este diario que el estudio nació como una necesidad para identificar las “posibles ‘domesticaciones’ (adaptaciones) que vienen realizando los narcotraficantes para lograr una mejor adecuación de las plantas de coca en las diferentes condiciones climáticas de Colombia”.
De acuerdo con el coronel Roa, se evidenció que se mantienen las mismas variedades de matas de coca que habitualmente han sido sembradas en el país. Estas son la variedad Coca, variedad Novogranatense y variedad ipadu Plowman.
“Lo que encontramos es que sobre estas mismas tres variedades hay unas adaptaciones que hacen directamente quienes cultivan la coca”, puntualizó. Ese incremento de la producción tiene a su vez un mayor costo para la naturaleza del país, puesto que implica que se incrementan los insumos químicos empleados para el procesamiento de la droga.
El estudio se inició en agosto de 2019 y llevó a la toma de muestras de las clases de mata detectadas. Estas muestras fueron llevadas en semillas o estolones a la finca experimental ubicada en el Cenop, un centro de estudios de la Policía ubicado en San Luis, Tolima.
Allí, los expertos les hicieron seguimiento a cada una de las adaptaciones hasta la fecha reconocidas, 14, y así lograron verificar a qué tipo de variedad corresponde cada planta o arbusto de coca.
Por ejemplo, la Erythroxylum novogranatense, cuyo nombre común es la coca crespa, alcanza una altura de entre 2 y 2,5 metros y es adaptable a todos los climas. La especie gigante alcanza los 3,5-4 metros, casi el doble de las otras adaptaciones, y por ende garantizan una mayor producción de hoja.
Se descubrió igualmente que la boliviana roja es resistente a la sequía; la boliviana blanca, en cambio, requiere bastante riego (agua), pero tiene un alto contenido de alcaloide. La pomarrosa tiene poco contenido de alcaloide, pero tiene bastante follaje.
La llamada mata de coca dulce es la más usada para la producción de pasta de coca, con cosechas a los 75 días, alcanzando seis cosechas por año. La peruana blanca, por su bajo contenido de alcaloide, es la menos cultivada. Mientras que la peruana roja y la peruana tienen uno de los más altos contenidos de alcaloide, lo que las hace de las preferidas para producción.

Acostumbraron a la planta a unas condiciones de precipitación (humedad, lluvias), temperatura, brillo solar y, por supuesto, a unas condiciones de altura sobre el nivel del mar

La tingo María es la más cultivada en el Pacífico y en la región del Catatumbo, Norte de Santander, debido a su rendimiento para la producción de la pasta básica de coca.
El estudio dejó en evidencia las millonarias inversiones que han hecho los narcos para mejorar la producción. “Acostumbraron a la planta a unas condiciones de precipitación (humedad, lluvias), temperatura, brillo solar y, por supuesto, a unas condiciones de altura sobre el nivel del mar”, dijo el coronel Roa.
Lo más preocupante que arrojó la investigación es que las matas de coca hoy se pueden sembrar en cualquier zona del país. Si en 1994, cuando la Policía arrancó con el programa de erradicación forzada, las encontraban entre los 500 y los 1.500 metros sobre el nivel del mar, ahora se encuentren plantas de coca desde el primer metro sobre el nivel del mar hasta los 2.220 o 2.300 metros de altitud.
El incremento de la productividad va al mismo ritmo que el aumento de sus precios internacionales. Por ejemplo, un kilo de cocaína en Estados Unidos está sobre los 33.000 dólares; en Europa, en 59.000 dólares, y en Oriente Medio, en 73.000 dólares.
“Los narcos pagan porque se les entregue un arbusto con una buena concentración de hoja y que por ende tengan un muy buen nivel de producción del alcaloide”, aseguró el oficial de Antinarcóticos. Con estas mutaciones de los arbustos de coca se pasó de producir de una arroba de hojas de coca 12 gramos de base de coca a 24 gramos, es decir, la capacidad de producción se duplicó y las cosechas pasaron de cuatro a cinco por año, lo que equivale a un 25 por ciento más.
Toda esta información es clave para que las autoridades pongan en marcha nuevas estrategias con el fin de enfrentar los narcocultivos y servirá, por ejemplo, para determinar la forma de adelantar fumigaciones con glifosato, una vez se cumplan con las condiciones de la Corte Constitucional para su regreso en el país.
ALICIA LILIANA MÉNDEZ
SUBEDITORA JUSTICIA
justicia@eltiempo.com
En Twitter: justiciaET

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