Desde el helicóptero la selva agujereada delata la existencia de varias minas ilegales de oro. Fuerzas oficiales aterrizan de improviso, enfrentan a los trabajadores enfurecidos y hacen estallar sus máquinas excavadoras en un intento por asfixiar las rentas de los grupos armados en Colombia.
Más de un centenar de uniformados del Ejército, la Policía y el Esmad llegan en cuatro aeronaves a la selvática región del Triángulo del Telembí, en el departamento de Nariño. Tienen la misión de destruir la maquinaria con la que se enriquecen guerrilleros del Eln y disidentes de Farc, que se marginaron del acuerdo de paz de 2016.
“Los grupos armados se lucran de la extracción del oro. Si no son propietarios directamente de la maquinaria, ellos se encargan de cobrar un impuesto a las personas que están realizando la extracción”
La AFP presenció una de estas operaciones en esta región fronteriza con Ecuador, idónea para la explotación de oro en la modalidad de aluvión, que contamina con mercurio las fuentes de agua.
Escondidas en medio de la vegetación o junto a cráteres cavados por mineros, ocho máquinas excavadoras son halladas y destrozadas con explosivos C4 y granadas incendiarias. Al menos cinco kilómetros cuadrados de selva ya habían sido arrasados con estos aparatos. Según el último informe de Naciones Unidas, la minería ilegal devastó más de 640 kilómetros cuadrados en Colombia en 2021.
“Los grupos armados ilegales se lucran de esta extracción del oro. Si no son propietarios directamente de la maquinaria, ellos se encargan de cobrar un impuesto, o una vacuna, a las personas que están realizando la extracción”, dice el mayor Hugo Nelson Gallego, jefe del comando especial de la policía contra la minería ilegal.
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En los operativos contra la minería ilegal participan Ejército, Policía y Esmad, que arroja gas lacrimógeno para dispersar a quienes buscan evitar las explosiones contra las maquinarias.
Daniel Muñoz. AFP
Decenas de jóvenes, en su mayoría afros, lanzan piedras a los uniformados en un intento de defender las máquinas que trajeron hasta aquí por río o a lomo de mula. Algunos tratan de apagar las llamas con agua.
El cuerpo antimotines responde con gases lacrimógenos para evitar una confrontación a bala con la población civil. Sin los gases, los mineros impedirían a los helicópteros aterrizar, dice el mayor Gallego. Muy cerca, familias con niños observan desde sus casas de madera, donde malviven bajo el yugo de los guerrilleros y los efectos del mercurio en el agua.
Colombia persigue esta clase de minas ilegales desde 2012. Al menos 800 excavadoras han sido destruidas en el marco de esa política que siguió implementando el gobierno de Gustavo Petro desde su llegada al poder, en agosto de 2022.
En ese sentido, las explosiones seguirán en canteras de oro, platino, plata y otros minerales “si los protagonistas de esta actividad depredadora continúan en su labor de destrucción del medioambiente”, advirtió el primer mandatario.
Mercurio rojo
Desde el aire, parches marrones en medio del verde dan cuenta de los daños. Extraer oro implica talar árboles y remover el subsuelo. Piscinas de color turquesa delatan el uso de mercurio, un químico verdugo del agua que sirve para separar pequeñas piedras doradas de los sedimentos sin valor.
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Los mineros “lo vierten al río y esto lo que hace es contaminar toda el área donde se realiza esta actividad”, dice el general Javier Africano, del Comando contra el Narcotráfico y Amenazas Transnacionales. Según estudios, el mercurio puede llegar a alterar el ADN y provocar malformaciones.
Las autoridades sospechan que ingresa al país por contrabando desde Ecuador y Venezuela. Uno más concentrado y potente, el “mercurio rojo”, posiblemente llega de Brasil.
“Para la extracción de un gramo de oro se están utilizando aproximadamente cinco gramos de mercurio”.
Pese a que su producción y uso están restringidos desde 2018, Colombia es el país que más contamina con mercurio en el mundo en proporción a su población (entre 50 y 100 toneladas anuales), según datos oficiales.
“Para la extracción de un gramo de oro se están utilizando aproximadamente cinco gramos de mercurio”, dice Gallego. Esta pequeña cantidad contamina unos 600.000 litros de agua, que a su vez tardan unos 30 años en recuperarse.
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La minería ilícita y el tráfico de cocaína son las principales fuentes de financiación de las organizaciones que mantienen vivo el conflicto armado en Colombia tras el desarme de las Farc.

Vista aérea del terreno donde extraen oro. El color turquesa del agua es debido al mercurio.
Daniel Muñoz. AFP
Según las autoridades, el oro es casi tan rentable como la droga por la dificultad de rastrear su procedencia. El 85 por ciento del oro que exporta Colombia es extraído ilegalmente, según cálculos oficiales. “Seguramente está saliendo hacia Norteamérica y Europa”, añade el general Africano.
La operación en el Triángulo de Telembí significó pérdidas para los guerrilleros equivalentes a unos 794.000 dólares. “Todos los controles están encaminados a la droga en el país, que es el mayor productor mundial de cocaína, pero el oro lo mueven de manera mucho más fácil”, explica el militar Carlos Romero.
Para distraer a las autoridades en comercios y aeropuertos, el oro ilegal es transformado en objetos de lujo. Una persona puede ir con “sus cadenas, con su reloj y pasar por el detector de metales sin ningún problema porque es una joya”, lamenta Romero.
DAVID SALAZAR - AFP
TRIÁNGULO DE TELEMBÍ