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Conflicto y Narcotráfico

Tras 20 años, Estado reconoce ataque a comunidad en Tenjo

Urbanización Inaia Sué, en Tenjo, Cundinamarca

Urbanización Inaia Sué, en Tenjo, Cundinamarca

Foto:Gabriel Ordóñez

Mindefensa rectifica en caso Inaia Sué, tras ser señalados por DAS de ser testaferros de Farc.

Ring ring suena un teléfono en la oficina del director del DAS Luis Enrique Montenegro, uno de sus asistentes contesta:
-Aló
-Habla con Mauricio Gallego de la Urbanización Inaia Sué, dígale a su jefe que lo que él se había propuesto ya se dio, aquí acaban de matar a una persona
La noche anterior, el 16 de noviembre de 1997, cerca de las 9 de la noche un grupo de sicarios se acercó a la urbanización Inaia Sué ubicada en Tenjo, Cundinamarca.
Donde asesinaron al vigilante Leonardo Tibaquirá y dispararon a casas y vehículos.
Imagen de archivo del conjunto Inaia Sue en la que se evidencia un atentado en la época.

Imagen de archivo del conjunto Inaia Sue en la que se evidencia un atentado en la época.

Foto:Archivo del Conjunto Inaia Sue

Tibaquirá, de 21 años, llevaba trabajando en el lugar menos de tres meses. Los atacantes dejaron en el sitio un panfleto en el que se leía que se trataba de un grupo paramilitar conocido como COLSINGUE “Colombia sin Guerrilla” y donde se amenazaba a los habitantes de Inaia Sué a abandonar sus viviendas, cosa que 25 familias hicieron en los días siguientes a la agresión.
Un mes antes, en octubre de 1997, el entonces director general del Departamento Administrativo de Seguridad –DAS–, Luis Enrique Montenegro, solicitó a la Fiscalía General de la Nación que adelantara una investigación en contra de los integrantes de la mencionada cooperativa y los residentes de la unidad residencial, al considerar que existían pruebas de que dichas personas eran colaboradoras de la guerrilla de las FARC, debido a que María Isabel Mazo y Nancy Torres, expareja y hermana de Pablo Catatumbo vivían en el lugar. Señalamiento que fue replicado en varios comunicados de prensa y en divulgaciones hechas por medios de comunicación de amplia circulación.
“La Cooperativa Multiactiva de Vecinos y Amigos, situada en la población de Tabio Cundinamarca), pertenece al cabecilla del secretariado de las Farc, Pablo Catatumbo, a través de sus testaferros, que en este caso son su hermana y su esposa”, señaló Montenegro.
Veinte años después del atentado, se dio a conocer el fallo del consejo de Estado. La decisión reconoce la responsabilidad del DAS al señalar injustamente de lavado de activos y enriquecimiento ilícito a la urbanización, dejándolos en vulnerabilidad. La conexión emocional que existía con el miembro de la guerrilla, nunca significó que en Inaia Sué se desarrollaran actividades ilícitas.
Asimismo, la sentencia resolvió que se debe hacer una rectificación pública, con la presencia del Ministro de Defensa, que será llevada a cabo el 14 de abril en el centro de cultura del municipio.

Inaia Sué

Inaia Sué es un conjunto residencial de 32 casas, cada una de tres pisos pintadas con colores vivos y con nombres distintivos, ubicado en Tenjo, Cundinamarca. Nació como un proyecto de la cooperativa Vecinos y amigos y su nombre que está en chibcha, significa “Adelante amigos”.
Habitantes del barrio Casablanca en Kennedy, y otros amigos de María Isabel Mazo, compraron terrenos en Tenjo, para tener casa propia y que sus hijos crecieran en un escenario diferente a la ciudad.
Al entrar, se hace irreconocible que aquel lugar haya sido escenario de guerra veinte años atrás, sin embargo una placa en honor a Leonardo Tibaquirá sugiere que existe un recuerdo latente y doloroso en las personas que vivieron la funesta noche del 16 de noviembre de 1997.
Mientras Mauricio Gallego se toma su café diario, revisa su correspondencia y desempolva los álbumes fotográficos en los que ha acopiado cuidadosamente la historia de la urbanización, recuerda cómo vivió la noche del atentado.
Varios niños jugaban en el parque haciendo figuras de tierra y escondiéndose entre la arena que por aquellos días sobraba de los retoques finales de la construcción de las casas. Cercano a las 9 de la noche sonaron las detonaciones. Todos los que se encontraban despiertos lo escucharon, los chicos entraron corriendo, pero aun así parecía que era la pólvora de navidad que se estaba adelantando. Pero luego quedó un silencio abrumante y Mauricio junto a otros hombres emprendieron una inspección hacia el parqueadero bajando en una fila silenciosa y temblorosa.
Segundos antes, desde la casa que limita con el parqueadero, Doña Julia Escallon junto a Alfonso Montoya, su hijo, vio el momento en que cinco hombres a bordo de un Renault 9 arrasaron con el portón del conjunto y dispararon indiscriminadamente contra su casa y contra una camioneta bananera que estaba parqueada en frente a esta. Julia agarró la mano de su hijo, hizo una plegaría y asomó un ojo por una de las ventanas del tercer piso. Cuando los hombres bajaron del vehículo dispararon ocho veces, con un AK 47, a un hombre de veintiún años, enruanado que iba caminando en sentido contrario. Sobre su cuerpo dejaron un panfleto que los declaraba como objetivo militar:
«ATENCION, EL FRENTE URBANO DE COLOMBIA SIN GUERRILLA – COLSINGUE, reivindicamos la acción militar contra el centinela guerrillero y le ordenamos a todos los residentes guerrilleros de esta urbanización abandonar sus viviendas, pues han sido declarados objetivo militar de nuestra organización. POR UNA COLOMBIA SIN GUERRILLA COLSINGE».
Al día siguiente, la noticia llegó a un campo de aspirantes a asilo político ubicado en un pueblo cercano a Ámsterdam, Holanda. El centro tenía únicamente tres teléfonos públicos y por altos parlantes se llamaba a la persona que era solicitada. A María Isabel la llamaron en la mañana. Miriam Moreno, dueña de una de las casas, le contó que se había perpetrado un atentado en Inaia Sué y que habían asesinado una persona. Los segundos que tardó Miriam en decirle el nombre del asesinado fueron los más angustiantes en la vida de María Isabel. Sin embargo, ella no conocía a Leonardo, pues él había empezado a trabajar en el conjunto pocos meses atrás y ella ya llevaba un año de exilio.
Mientras tanto en Colombia, Mauricio quien contaba con un número telefónico de uno de los asistentes de Montenegro, llamó y le dijo: «Habla con Mauricio Gallego de la Urbanización Inaia Sué, dígale a su jefe que lo que él se había propuesto ya se dio, acaban de matar a una persona en Inaia Sué.» y automáticamente colgó. En medio del miedo y el hacinamiento de policía, medios de comunicación y transeúntes, los residentes empezaron a abandonar las viviendas, algunos empacaron pocas cosas, se embarcaron en pequeños camiones o en carros particulares y se fueron marchando, algunos para nunca volver.
Por el contrario, Mauricio se quedó con su familia y otras que habían decidido quedarse en el conjunto, pues presentían que si dejaban abandonadas las casas podrían colocar “evidencias” que justificaran los señalamientos del DAS. Las familias dormían juntas, en una casa diferente cada noche. Una noche se fue la luz y en medio de la angustia, salieron de la casa y se escondieron entre los senderos. Acordaron llevar a cabo un evento que pusiera la atención nacional e internacional en Inaia Sué. Por lo que prepararon un acto de desalojo y entregarle las casas a las Naciones Unidas.
Desde el exterior, María Isabel empezó a buscar la ayuda de agencias de cooperación internacional pidiendo garantías y buscando la posibilidad de que todos los miembros del conjunto se fueran a vivir fuera del país. Encontrando el apoyo económico de la ONG holandesa NOVIB para el acto de desalojo.
El día del acto, los ojos de Colombia se postraron en Inaia Sué. Con la excepción de los de la alcaldía de Tenjo. Cuando Mauricio fue a pedir permiso para hacer el evento en el parque principal, no recibió respuesta de Hansy Zapata, alcalde de Tenjo de ese entonces. Sin embargo, no fue impedimento para hacer el acto. Se emprendió una marcha, encabezada por un grupo de teatreros en zancos hasta Inaia Sué, recorrieron sus caminos peatonales y se despidieron de sus casas, a partir de ese día, empezó un proceso arduo para emprender el retorno definitivo.

Inaia Sué hoy

Con el paso de los meses y de los años, algunas personas fueron volviendo al conjunto. Doña Julia dice que poco a poco cuando va a los mercados o a las panaderías, la población de Tenjo fue aceptando y eliminando los estigmas sobre los miembros de la urbanización. Nuevas generaciones nacieron después del atentado y pudieron crecer en las condiciones que se habían pensado en Casablanca.
Sin embargo, el sin sabor sigue presente. Desde el exilio María Isabel Mazo vive con la impotencia de no poder vivir en el lugar que había soñado en su juventud y no saber la verdad sobre quienes fueron los culpables del atentado. Con el fallo del consejo de Estado y al no existir un fallo penal, quedan en la impunidad los autores materiales e intelectuales.
No obstante, la rectificación pública es necesaria para los miembros de Inaia Sué. Quienes tras una pelea legal de veinte años, están a esperas del evento que con la presencia del ministro de defensa, finalmente limpie su nombre.
GABRIEL ORDÓÑEZ
Especial para EL TIEMPO
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