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Conflicto y Narcotráfico

El dilema de Duque frente a la amenaza terrorista del Eln

‘Pablo Beltrán’, de esa guerrilla, dijo que quieren seguir en la mesa.

‘Pablo Beltrán’, de esa guerrilla, dijo que quieren seguir en la mesa.

Foto:José Jácome / EFE

‘Ariel’, un desconocido integrante del Coce, se encarga desde 2014 de la guerra en las ciudades.

El viernes, tras la confirmación de que el Eln era el responsable del ataque terrorista que provocó la muerte de 20 jóvenes policías en la Escuela de Cadetes de la institución, el presidente Iván Duque tomó la decisión política más difícil de sus seis meses de gobierno.
El dilema del mandatario no era menor. Estaba entre escuchar a quienes pedían salvar, a pesar del ataque, la accidentada mesa de diálogos con esa guerrilla que heredó del gobierno anterior, o descartar definitivamente cualquier posibilidad de acercamiento con el Eln y declararle la guerra total.
El presidente Duque tomó un camino intermedio: reactivó las órdenes de captura contra los 10 delegados del Eln que se mantenían en Cuba para un eventual descongelamiento de las conversaciones de paz, pero al mismo tiempo mantuvo la puerta abierta para un diálogo condicionado a que esa guerrilla le ponga fin a todo ataque y hostilidad.
Si el Eln realmente quiere la paz, necesita mostrarle al país hechos concretos como la liberación inmediata de todos los secuestrados y el fin de todas sus acciones delictivas”, afirmó el mandatario al dirigirse al país en la noche del viernes.
Con esa decisión, Duque atiende la generalizada demanda nacional de que haya justicia frente al acto terrorista del Eln, que remitió al país a épocas que, tras el acuerdo de paz con las Farc, se creían superadas. Y, a la vez, el Presidente demuestra que, como Jefe de Estado, ve en el diálogo condicionado una herramienta para resolver un problema de seguridad nacional que amenaza la tranquilidad de los colombianos.
De hecho, el mandatario dejó claro el viernes que sopesó muy bien los costos del camino que tomó. “Somos conscientes –dijo el Presidente– de que estas decisiones traen implicaciones y desafíos para toda Colombia, pero a los colombianos nunca nos ha tocado fácil y siempre hemos superado los obstáculos. Esta no será la excepción, y no nos vamos a dejar intimidar por el terrorismo”.

Si el Eln realmente quiere la paz, necesita mostrarle al país hechos concretos como la liberación inmediata de todos los secuestrados y el fin de todas sus acciones delictivas

Es evidente que el mandatario sabe que el país tendrá que enfrentar a una organización armada que desde el 2014, con la creación del frente de guerra Urbano Nacional, apostó por el terrorismo urbano para desafiar al Estado.

‘Ariel’, el rostro oculto del terrorismo del Eln

El ataque del jueves en la Escuela de Cadetes de la Policía no es un hecho aislado del Eln. Su apuesta por el terrorismo se evidenció en el 2015, cuando activó varios petardos junto a sedes bancarias. Desde entonces, la intensidad de los ataques ha ido subiendo.
En febrero del 2017, esa guerrilla mató a un policía con una carga explosiva en el barrio La Macarena de Bogotá. Y en junio de ese mismo año mató a tres mujeres en el atentado terrorista en el centro comercial Andino.
Hace solo un año, en otro ataque con explosivos a un CAI de Barranquilla, el Eln provocó la muerte de cinco policías. Estos hechos coinciden con la creación del frente de guerra Urbano del Eln, en el 2014, durante su V conferencia.
Antes de ese año, los distintos frentes de esa guerrilla tenían milicianos en las ciudades, pero en esa conferencia se propuso aglutinarlos en una sola estructura.
Para los organismos de inteligencia del Estado resultó muy preocupante descubrir que el Eln, incluso, hablara de llegar a ciudades en las que nunca había tenido presencia, como Neiva y Villavicencio, o donde tenía muy poca, como Cali y Barranquilla.
Al mando del frente de guerra Urbano quedó ‘Ariel’, un miembro del Comando Central (Coce) que no se expone públicamente y llegó a la máxima instancia de mando del Eln en el 2006, mucho antes que alias Pablito, jefe del frente Oriental y con quien tiene una estrecha relación.
‘Ariel’ y ‘Pablito’se formaron en el frente Oriental, al que pertenecía el autor material del atentado con carro bomba a la Escuela de Cadetes de la Policía.
Nacido en Socorro, Santander, ‘Ariel’ reemplazó en el Coce a ‘Óscar Santos’, quien murió de cáncer en el 2006. La única foto que los organismos de seguridad tienen de ‘Ariel’ es una de los años 90. Su nombre es Jaime Galvis Rivera, y dentro del Eln lo conocen también como ‘Jaime’ o ‘Luis Alcantuz’.
La tarea de ‘Ariel’ fue armar en las ciudades estructuras pequeñas y totalmente compartimentadas.
Tras el atentado en el centro comercial Andino, la gran preocupación era el grado de compartimentación del Eln en Bogotá, donde en ese momento existían entre 30 y 40 grupos que no se conocían entre sí, de unas 5 o 6 personas, y todos con capacidad para repetir un atentado como el del Andino”, le dijo a EL TIEMPO una persona cercana las investigaciones.
‘Ariel’ contaría con dos brazos operativos, que las agencias de seguridad han identificado como alias Roberto y alias el Flaco Argemiro.

Los del poder, contra una negociación

La mayor dificultad para concretar un proceso de paz con el Eln ha sido la diferencia de opiniones entre su dirigencia.
Ya se sabe que la línea más conciliadora del Comando Central está representada por ‘Pablo Beltrán’, quien encabezaba la delegación en Cuba de esa guerrilla; ‘Gabino’, el máximo jefe del grupo armado, y Ramiro Vargas, que ya está muy debilitado por su avanzada edad.
La otra mitad del Comando Central es de línea radical. De esta forman parte ‘Pablito’, quien maneja el 60 por ciento de los recursos financieros y militares del Eln; ‘Antonio García’, el fundamentalista ideológico, y ‘Ariel’, que también tiene un papel importante en el manejo de las finanzas de esa organización.
En la práctica, el control del Eln lo tiene hoy el ala extremista, que cuenta en terreno con guerrilleros como ‘Fabián’ y ‘Uriel’, jefes del frente Occidental, y con operaciones en Chocó, Cauca y Nariño.
En esos departamentos, según reportes de organismos de la zona, esa guerrilla “está cada vez más metida en negocios (ilegales), actuando sin escrúpulos y sometiendo a las comunidades”.
Duque sabe que el terrorismo representa una amenaza mayúscula para cualquier país. Por eso, en su mensaje del viernes habló del dolor que ha causado ese fenómeno en ciudades como Madrid, Nueva York, París, Londres y Buenos Aires.
El Presidente ubicó así la lucha antiterrorista que libra Colombia en el contexto de una amenaza global. Y tuvo el cuidado de congregar, a través de su canciller, Carlos Holmes Trujillo, al cuerpo diplomático acreditado en el país para explicarle la gravedad de los hallazgos de la investigación, que concluyó que el acto terrorista que sacudió esta semana a los colombianos fue obra del Eln.

Los ataques durante el nuevo gobierno

Al mismo tiempo que el Eln no paraba de pedirle al gobierno del presidente Iván Duque que se reanudara la mesa de diálogo, suspendida desde agosto, cuando se posesionó el mandatario, esa organización guerrillera seguía con sus ataques contra la Fuerza Pública, la población civil y la infraestructura petrolera del país.
El comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, dijo el viernes que en lo que va de este gobierno, el Eln ha secuestrado a 9 personas y ha realizado 33 ataques contra la infraestructura petrolera.
El 22 de noviembre, el oleoducto Caño Limón-Coveñas fue blanco del ataque número 84 del Eln en el 2018. Ese atentado ocurrió en la zona rural de Cubará, en Boyacá, en límites con el municipio araucano de Saravena y produjo un derrame con graves consecuencias para el medio ambiente de la zona.
También en noviembre, un comando de esa guerrilla, en Curumaní, Cesar, quemó dos buses: uno de la línea Copetrán y otro de la empresa Cootrasegura. El ataque dejó cinco civiles heridos.
En el sur del Cesar, a comienzos de octubre, donde tiene presencia el frente Camilo Torres del Eln, fueron asesinados con explosivos dos policías adscritos al municipio de Pelaya y que se movilizaban en moto. Las víctimas fueron el intendente Eduardo Anaya Ramos y el patrullero Henry Alberto.
Actualmente, el Eln tiene en su poder a 16 personas, según dijo el presidente Iván Duque.
El 17 de diciembre, en Casanare, esa guerrilla atentó contra dos miembros de la Policía de Carreteras en Pore, cuando aseguraban la zona por una visita de Duque a Yopal.
La semana pasada, esa guerrilla reconoció su responsabilidad en el derribamiento de un helicóptero que transportaba valores en Hacarí, Norte de Santander, y en el secuestro de sus tres tripulantes. En esa acción se robó 1.700 millones de pesos.
MARISOL GÓMEZ
Editora Paz y Justicia
En Twitter: @MariGomezGirald
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