Agentes antimafia de Francia y de Estados Unidos intentan desmantelar un nuevo y poderoso cartel de narcotraficantes de siete nacionalidades que importan droga colombiana para inundar los mercados de Europa a través de un desafiante método: lujosos vuelos chárter que despegan desde Cartagena.
Los cabecillas son albaneses, turcos, holandeses, españoles, italianos, franceses y hasta un ciudadano inglés, que desde hace al menos dos años sacan la droga del país y vuelan rumbo a Biarritz (Francia). Desde esa ciudad, fronteriza con España, nutren los mercados de al menos cinco países, incluido Alemania.
El más reciente cargamento, 1,2 toneladas, avaluadas en 100 millones de euros, llegó hace ocho días.
La matrícula del avión en el que iba la coca se mantiene bajo reserva, pero EL TIEMPO estableció que una de las pistas para llegar a su dueño son un par de personas capturadas en los alrededores de Mérignac, el aeropuerto de Burdeos.
También, un sello de un toro rojo, que aparece en las panelas de coca: ese es el distintivo de un poderoso narco que trabaja en llave con los exmiembros de las Farc que siguen en el negocio.
La información sobre el operativo, bautizado Top Gun, se ha mantenido en secreto porque se trató de una entrega controlada por agentes de la DEA que no habían logrado llegar a la confederación de narcotraficantes europeos.
De hecho, Estados Unidos pidió permiso a cortes de Burdeos para el operativo.
Durante ocho meses, agentes encubiertos infiltraron a la organización, de cuya existencia se enteraron en 2016. En noviembre de ese año cayó otra tonelada de coca, un millón de euros y cuatro colombianos en Bayona (Francia).
En ese momento se estableció que el cargamento llegó en un avión Gulfstream que despegó de Cartagena e hizo una parada técnica en las islas de Cabo Verde (África). Luego pidió pista en el aeropuerto de Biarritz, descargó la coca y desapareció.
Sin embargo, las capturas de los colombianos, uno de ellos radicado en España, sirvieron para llegar a la confederación, que ya había coronado al menos otro cargamento usando ese avión.
Esta vez, las 1,2 toneladas fueron descargadas en camiones y llevadas a una mansión en Lacanau, un pequeño balneario turístico, a 10 kilómetros del Atlántico.
Allí se estaba dividiendo la carga de alta pureza en siete paquetes, que iban a ser movidos en lujosos carros hacia un hotel del centro de Burdeos. Ese era el hospedaje de los emisarios de las organizaciones que negociaron la droga colombiana y que financiaron el chárter.
“Al parecer, la mansión en Lacanau, era usada como centro de acopio de la droga, que también llega en barcos y veleros. De hecho, se cree que el avión iba a ser recargado en Francia para enviarlo a otro destino”, dijo uno de los investigadores. Y agregó que es obvio que la mayor parte de la droga es del ‘clan del Golfo’.
También reveló que la Policía Antinarcóticos de Colombia apoyó a la DEA con la interceptación de llamadas entre los hombres que estaban consiguiendo la coca y los emisarios de la confederación de narcos europeos.
Para los agentes federales es obvio que los extranjeros están aprovechando el auge de los cultivos ilícitos que hay en Colombia: más de 150.000 hectáreas.
Esa sobreoferta, al igual que la delación entre cabecillas del ‘clan del Golfo’, que buscan una negociación, explican las incautaciones históricas de los últimos días, incluidas 12 toneladas decomisadas en el Urabá hace dos semanas y las cuatro toneladas que la Policía de Burdeos ha encontrado en 12 meses.
En el operativo del domingo cayeron 23 personas, entre ellas tres franceses, tres albaneses, un turco, españoles, dominicanos, italianos y emisarios colombianos. Once ya fueron acusados. Y no se descarta que exmiembros de las Farc estén entre los clientes directos de esta confederación.
Lo que sí está claro es que se avecinan más capturas y varias extradiciones.
UNIDAD INVESTIGATIVA
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