“Hemos tenido ya acceso oficial a esas cifras, que va a reportar un total de 188.000 hectáreas en hoja de coca y al mismo tiempo un aumento que es derivado de esas hectáreas en la producción potencial del país en alrededor de 700 toneladas de cocaína pura por año”, aseguró el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, al referirse este lunes al informe que en ese sentido dará a conocer el gobierno de Estados Unidos.
El jefe de la cartera castrense señaló que la cifra no “es una sorpresa” pero que sí marca un reto muy importante para el país, aunque recordó que el reporte oficial sobre los narcocultivos es el que entrega anualmente Simci de Naciones Unidas, (que saldrá en el mes de junio) y que es el que usan como referencia para diseñar los programas de erradicación.
“Este año llevamos ya 6.100 hectáreas de matas erradicadas y convenios por alrededor de 38 mil o 40 mil hectáreas para sustitución. Eso quiere decir que las metas que nos hemos impuesto de 50 mil hectáreas de erradicación y 50 mil hectáreas de sustitución son posibles”, afirmó Villegas.
El funcionario señaló que “desde el 2012 hay un nuevo fenómeno de crecimiento que hay que combatir con la combinación de sustitución y erradicación. Con una política muy fuerte de interdicción, especialmente de destrucción de laboratorios, precursores (…) incautación de cocaína pura.
El ministro dijo que a la fecha se han incautado 64 toneladas de cocaína y que esperar superar la cifra del año pasado que sobrepaso las 380 toneladas.
La semana pasada el ministro de Defensa y la cúpula militar y de la Policía en pleno se reunieron por hora y media con el subsecretario de Estado adjunto para asuntos Antinarcóticos de EE. UU., William Brownfield, y el embajador de ese país en Bogotá, Kevin Whitaker, para exponer el plan de Colombia para acabar este año con al menos 50.000 hectáreas de coca vía erradicación forzada.
Otras 50.000, para un total de 100.000, serán sustituidas voluntariamente a través de los programas de desarrollo alternativo liderados por el Ministerio para el Posconflicto.
El TIEMPO conoció que las partes dejaron abierto el espacio para la cooperación adicional de Estados Unidos en erradicación forzosa y en el diseño de planes de apoyo para el posconflicto en sustitución de cultivos, infraestructura, educación y justicia, entre otros.
En la reunión, las partes coincidieron en la preocupación que genera el incremento de las hectáreas sembradas con coca en Colombia, y las autoridades nacionales expresaron su total confianza en que uno de los resultados del acuerdo de paz con las Farc será la caída marcada en las narcosiembras en todo el país. (Lea el informe completo del encuentro aquí: Colombia explicó su plan para acabar con 100.000 hectáreas de coca)
Antes de la reunión, el ministro Villegas había pedido reconocer la lucha contra las drogas liderada por Colombia y la necesidad de reciprocidad en las políticas contra el narcotráfico, especialmente en cuanto al consumo.
Cuando empezaba a sonar el posible incremento de las hectáreas sembradas, un informe de este diario detallaba que el año en el que más hectáreas de coca se detectaron fue el 2001, cuando las imágenes satelitales dieron cuenta de unas 187.000 hectáreas.
Ese fue el momento, precisamente, en que EE. UU. comenzó a financiar el Plan Colombia.
Desde entonces la tendencia venía hacia la baja, salvo por el periodo entre el 2005 y 2007 cuando se presentó un ligero incremento.
En el año 2012, el número llegó al nivel más bajo en casi dos décadas (78.000 hectáreas). Una reducción de casi el 60 ciento de los cultivos, que en ese entonces se atribuyó a la iniciativa financiada por los estadounidenses y a los intensos esfuerzos de las autoridades nacionales.
El primer campanazo de alerta sonó en el 2014 cuando el conteo que realiza EE. UU. pasó de 80.500 en 2013 a unas 112.000. Y de allí a las 159.000 registradas en el 2015. Es decir, que el área sembrada se había duplicado en solo dos años.
(Lea también: El auge cocalero amenaza la relación de Colombia con Estados Unidos)
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