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En solo 11 días hubo cinco masacres que dejaron 30 víctimas en el país
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Seis masacres han ocurrido en dos semanas en ColombiaEn solo una semana han ocurrido cuatro que dejan 33 personas muertas.
Masacre en Samaniega

EL TIEMPO

En solo 11 días hubo cinco masacres que dejaron 30 víctimas en el país

En Arauca, El Tambo y Tumaco ocurrieron las tres más recientes. La mayoría son en el suroccidente.

Sin tener todavía claridad de los hechos que rodearon una masacre con cinco víctimas en zona rural de Arauca, en la tarde del viernes, y otra con seis víctimas en la noche del mismo día en El Tambo, Cauca, el país amaneció el sábado con la noticia de un nuevo homicidio colectivo: esta vez, en Tumaco, Nariño, donde fueron seis los asesinados. En cuestión de 24 horas, tres masacres dejan 17 víctimas y agudizan la preocupación por el incremento de estos hechos criminales, que traen a la memoria del país los años más oscuros del conflicto armado.

Si se cuenta desde el 11 de agosto, cuando cinco jóvenes fueron encontrados en un cañaduzal en el oriente de Cali, se tiene conocimiento de cinco masacres en los últimos 11 días. Y esto, contando la de Samaniego, municipio nariñense, donde ocho jóvenes fueron asesinados mientras departían en una casa en zona rural el sábado 15 de agosto, suma un total de 30 víctimas.

(Vea el especial: El país que sigue matando a sus jóvenes)

El presidente Iván Duque manifestó este sábado a través de su cuenta de Twitter: “Nos duelen los muertos que deja la violencia producto de narcotráfico y terrorismo”. Y presentó cifras del Ministerio de Defensa, según las cuales entre el 2010 y el 2018 hubo 189 “homicidios colectivos” –periodo del gobierno anterior–, mientras que entre 2019 y 2020 han ocurrido 34 masacres. “Seguiremos combatiendo a disidencias de Farc, Eln, ‘clan del Golfo’, carteles y otros”, remató el mandatario.

El investigador de la Fundación Ideas para la Paz (FIP) Juan Carlos Garzón alertó, por su parte, que otra mirada a las cifras indica que hay un “deterioro” de la situación en los últimos tiempos.

Citando cifras del Ministerio de Defensa, Garzón señala que entre 2015 y junio de 2017 hubo 29 masacres con 120 víctimas, mientras que entre 2018 y junio de 2020 hubo 41 masacres con 210 víctimas. Y estos datos no tienen en cuenta, aún, las masacres de la última semana.

Naciones Unidas, por su parte, señaló el lunes que en 2020 ha documentado 33 masacres y que es urgente implementar “la política pública de desmantelamiento de las organizaciones criminales y sus redes de apoyo”.

Kyle Johnson, cofundador e investigador de la Fundación Conflict Responses (Core), señaló que las masacres “nunca se fueron, pero sí bajaron”. El punto más bajo se alcanzó en el 2014, con nueve masacres y 44 víctimas.

(Lea también: -Ministro de Defensa anuncia nueva unidad élite contra masacradores

Capturan a responsables de masacre en Norte de Santander)

Un brutal método de control

La brutalidad de estos hechos de violencia –que se consideran como masacre a partir de cuatro víctimas– tienen como eje explicativo central el infundir terror en las comunidades donde se cometen para dejar un claro mensaje de control territorial por parte de los grupos armados al margen de la ley, como lo ha señalado el Centro Nacional de Memoria Histórica en múltiples informes.

Según las bases de datos de esa entidad, entre 1985 y 2012 hubo 1.982 masacres con 11.751 víctimas. Los paramilitares fueron los que más las perpetraron (1.166), seguidos de las guerrillas (343). Pero sin las Auc y las Farc en la guerra –los actores ilegales históricamente más poderosos–, ¿quién está detrás de las nuevas masacres?

Casi todos estos hechos se vienen presentando en el suroccidente del país, a excepción de la de Arauca, en frontera con Venezuela. Según el Ejército, la masacre allí habría sido perpetrada por disidencias de las Farc. Y según Human Rights Watch, las víctimas serían venezolanos acusados de robo de ganado.

(Le sugerimos leer: Ofrecen millonaria recompensa por responsables de masacre en Arauca)

Recientemente, en el oriente del país, también se registró una masacre de seis personas en zona rural de Cúcuta, el 18 de julio. El hecho se atribuyó a ‘los Rastrojos’ y cinco de los presuntos responsables fueron capturados el viernes.

En las masacres de los departamentos del suroccidente, hay menos claridades. Para el gobernador de Nariño, Jhon Rojas, detrás de estos actos criminales están más de 12 grupos armados ilegales que actúan en la región, entre ellos el Eln, el ‘clan del Golfo’ y las disidencias de las Farc.

Tanto él como el general Jorge Vargas, director de Seguridad Ciudadana de la Policía, señalan el factor del narcotráfico como “clave” para entender estos crímenes. Este es, de hecho, un elemento en común entre zonas como el Pacífico nariñense y el Catatumbo, en Norte de Santander, donde se libra una intensa y permanente disputa entregrupos armados ilegales por el control territorial.

El gobernador Rojas dice que muchos espacios dejados por las antiguas Farc después de la firma del acuerdo de paz, no fueron copados por el Estado, sino que allí llegaron otros grupos. Por eso dice que es necesario “avanzar en la sustitución de cultivos”, para que la estrategia no se limite solo al pie de fuerza.

Para Johnson, resulta simplista reducir la explicación de lo que pasa en esas regiones al narcotráfico. “Hay una batalla por diferentes sistemas de gobernanza impuestos por parte de los actores armados donde el Estado no lo hace”, asegura. Un ejemplo es el control que estos han querido imponer durante la pandemia, incluso amenazando a quienes no cumplan las medidas de bioseguridad, como ha documentado la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP.

Entretanto, por el asesinato de cinco jóvenes en Llano Verde, en Cali, no hay capturados ni explicación oficial. En el caso trabaja un grupo élite de la Fiscalía integrado por 33 personas que indagan quién y por qué mató a los jóvenes, de entre 12 y 16 años.

En esa zona, parte del distrito de Aguablanca, la Defensoría del Pueblo ha alertado del incremento de grupos armados ilegales, como el ‘Clan del Golfo’. Y las familias de los menores asesinados han denunciado intimidaciones verbales.

Las víctimas de estas últimas masacres han sido en su mayoría jóvenes, como en los casos de Cali, Samaniego y Tumaco. Pero también en otros episodios que no entran en la categoría de masacres, como el homicidio de dos estudiantes en Leiva, entre Cauca y Nariño y el caso de tres indígenas awás asesinados en Ricaurte, Nariño, esta misma semana.

JUSTICIA Y NACIÓN
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