De tiempo atrás se sabe que el país necesita entrar en la cuarta revolución industrial, según el Foro Económico Mundial (World Economic Forum, WEF). Esta revolución consiste en la adecuada y creciente digitalización de todas las unidades productivas de la economía. En busca de este camino, se han realizado varios estudios sobre Internet que han establecido cifras sobre la penetración, la conectividad y algunos usos de la web pero, como dice Carlos Esteban Lemoine, líder del proyecto en el CNC, “en el país faltaba una investigación que midiera el impacto que está teniendo Internet en la vida de cada uno de los ciudadanos en aspectos vitales, como su educación, su ingreso, su capital social y su participación política”.
El Centro Nacional de Consultoría (CNC), en alianza con EL TIEMPO Casa Editorial y con el respaldo del Ministerio de Telecomunicaciones (MinTic) y el apoyo de las universidades EAN, Pontificia Universidad Javeriana, Ilumno, Politecnico Grancolombiano, Unitec, las organizaciones Fundación Telefónica, Colombia Digital, Interactive Advertising Bureau (IAB), Cámara Colombiana de Informática y Telecomunicaciones (CCiT) y PAYU se dieron a la tarea de buscar respuestas a estos interrogantes que permitieran ver en qué medida se están relacionando los colombianos con esta gran revolución.
Internet es un cambio en el hábitat de los seres humanos, cuyo potencial hasta ahora comenzamos a visualizar, pero que por lo que ya ha hecho en transformar nuestras vidas resulta de la mayor importancia que sepamos cómo nosotros los colombianos nos estamos apropiando de esa oportunidad.
El estudio revela qué mucho se está perdiendo en el camino de lograr que el país entre a la cuarta revolución industrial con la concentración de los propósitos en comunicación y entretenimiento al usar Internet. Como dice Fabricio Alarcón, vicepresidente de marcas y medios del CNC, “la preocupación para nosotros era entender cómo internet tiene capacidad para transformar vidas y empresas. El estudio en ese camino establece dónde estamos como país pero también donde están las ciudades, los estratos, los emprendedores, los estudiantes, el ciudadano del común”.
Metodología del estudioPara realizar este estudio, la intención fue cubrir todo el país. “Buscamos darle sentido a la palabra nacional e incluir a todos los colombianos, los de las capitales, los de los pequeños municipios, los del campo…”. El estudio abarca el país entero, lo divide en regiones y los municipios se clasifican por su volumen de población. El sistema de muestreo fue aleatorio estratificado de selección polietápica; la técnica de recolección fue presencial, y el número de entrevistas fue de 3.514. Una virtud del estudio es que todos los colombianos de 12 años o más tuvieron la probabilidad de entrar en la muestra, por ello puede afirmarse que es representativa de la población.
Para poder entender cómo usan los colombianos Internet, en el estudio se estableció como eje central un indicador de apropiación.
“Apropiación no solo es la capacidad de usar sino las intenciones que los colombianos expresan al usar Internet. Por ejemplo, hay muchos colombianos que usan Internet como un factor de entretenimiento, y lo hacen muy bien. Hay otros que han venido diversificando la utilización de la red, llevándola incluso a un plano en el cual comienzan a generar ingresos”, dice Fabricio Alarcón.
Entre las conclusiones que revela el estudio, Alarcón destaca que “los colombianos que empiezan a acercarse a los servicios bancarios desde su celular a través de las app de banca móvil, tienen un índice de apropiación casi tres veces más alto al del promedio nacional, y son personas que saben hacer muchas cosas en la web, y que han diversificado las intenciones que expresan en Internet”.
Agrega que “también nos sorprendió la capacidad que tienen los colombianos para educarse. Hay un grupo muy importante que está haciendo uso de la educación formal a través de Internet. Hay otro grupo que está accediendo a foros, charlas que también se destacan por tener un indicador de apropiación altísimo”. Según el estudio, más de seis millones de colombianos están aprendiendo algo en Internet.
Y el especialista concluye diciendo que “es claro que a medida que las personas acumulan usos e intenciones tienen más capacidad de entender, de transformase”.
La tecnología cierra la brechaEl estudio confirmó datos que han revelado otros informes. Por ejemplo, el bajo grado de apropiación en las zonas rurales, muy inferior al promedio nacional, y bastante diferenciado de los niveles de las grandes ciudades.
Hay un crecimiento vertiginoso en el uso de Internet gracias a los enormes esfuerzos en materia de cobertura que ha hecho MinTic y, a partir de los resultados, puede afirmarse que la tecnología es más democrática que el ingreso. Sin embargo, las brechas entre el campo y la ciudad son grandes como lo son entre los estratos y los niveles educativos y los rangos de edad.

Carlos Esteban Lemoine, líder del proyecto de apropiación digital / Santiago Forero.
Como advierte Lemoine, “la tarea de la conectividad se ha cumplido, pero aún falta la de la apropiación, que es la que permite entrar a la cuarta revolución industrial”. Añade además que “el estudio refleja que el acceso y la posibilidad de apropiarse de Internet es más democrática. Hay una distribución mucho más equitativa. Hay que reconocer la tarea que ha venido realizando el MinTic llevando fibra óptica a todo el país. Digamos que la tarea de llevar Internet se ha cumplido. Ahora debemos preocuparnos y, eso lo dice el estudio, es por la apropiación”.
Un nuevo indicadorLos indicadores son números que resumen la situación del país en un campo determinado. En economía, por ejemplo, la situación está captada por el desempleo y el crecimiento del producto interno. En cuanto al avance en digitalización, el estudio determina el índice de apropiación, que mide para cada individuo qué tan avanzados son sus usos y en qué aspectos los aplica, y establece una comparación con los mejores en términos del aprovechamiento de Internet, como señala Pablo Lemoine, director de innovación del CNC. Este indicador permite focalizar los esfuerzos que se hacen para que el colombiano eleve su calidad de vida mediante la digitalización y establecer cuáles esfuerzos logran los mejores resultados. Este indicador es una brújula que le hacía falta al sector.
Para entender cómo se entra en esa revolución hay que introducir el concepto de “intención”, pues no basta que se use la red por muchas horas y con muchas aplicaciones. Lo que define el paso hacia la revolución es el uso de Internet con ciertas intenciones, tales como producir ingresos, mejorar la administración de un negocio, adquirir conocimiento, vender o comprar.
El estudio dispone pisos de apropiación en el manejo de la herramienta y los conocimientos críticos que abren la válvula que hace que el caudal de oportunidades de Internet se vuelque en beneficio del individuo.
Esta jerarquización del nivel de apropiación va señalando a cada usuario el camino que debe seguir para pasar al siguiente grado de Internet.
Quienes marcan los mayores avances, son los ciudadanos entre 18 y 24 años, los bogotanos y los que poseen educación terciaria.
Por su parte, Alarcón recalca que “lo que esperamos con este indicador es que se vuelva una buena regla, que nos permita medir no solo hoy sino en un año, o en dos o cinco. Que podamos comparar año a año y mirar si hubo o no progreso. Eso es lo que está en el fondo de la creación del indicador”.
Los resultados que arrojó el estudio son consecuentes con otros en muchas de sus conclusiones. Por ejemplo, el nivel de escolaridad tiene mucho que ver con el de apropiación. A mayor escolaridad mayor nivel de apropiación.
Este es un indicador con el cual se pueden realizar futuros estudios año a año. Como nos explica Fabricio Alarcón. “La idea es seguir haciendo este estudio año a año y estimular y guiar a los colombianos a que sigan haciendo un mejor uso de Internet, que tengamos la oportunidad aprovechar las nuevas tecnologías y de esa forma poder ser competitivos”.
La utilidad para los diversos sectoresTodos los sectores necesitan conocer el grado de apropiación digital de sus clientes para elevar la calidad del servicio, y en esta tarea están los bancos, la educación, la salud, los comercios, los restaurantes, prácticamente todos los sectores económicos. El estudio y el indicador aportan una mejor visión de cómo la tecnología ha modificado el tipo de demanda de sus clientes. Este es un indicador totalmente nuevo, que no se ha usado en otros países y se generó, como explica Carlos Esteban, por la preocupación del CNC de “entender cómo contribuir bajo la premisa de que lo que se mide se puede gestionar. Entonces vimos que había un hueco y una oportunidad de medir el impacto que tiene la tecnología en el que el ser humano es el centro de gravedad. Esto no lo teníamos claro. No empezamos diciendo ‘tenemos que hacer un nuevo indicador’. Todo fue surgiendo a través de las conversaciones que tuvimos con más de setenta empresas e instituciones donde recogimos las preocupaciones que tenían alrededor de la tecnología”.
Y agrega que “en Internet se tiene mucha información de lo que se hace y cómo se usa pero esto no representa al ser humano. Nosotros, con este estudio, buscamos complementar esta información. Darle una cara, saber qué le interesa, qué quiere, cómo se relaciona. Esta es una preocupación que tienen todos: las grandes empresas, el Estado, los anunciantes: poder saber y conocer cada vez mejor a los usuarios”.
La gran conclusiónPara finalizar, tanto Carlos Lemoine como Fabricio Alarcón coinciden en que la tecnología tiene una capacidad enorme de cerrar brechas y que uno lo ve en el indicador. “Una persona que está en contacto con la tecnología cada vez tiene más oportunidades”.
La capacidad de transformación de Internet es tal que a pesar de los avances que hoy nos deslumbran, aún está en el primer día. Esta velocidad para entenderla y adaptarse a ella requiere de una batería muy dinámica de indicadores. Por lo tanto, Lemoine y Alarcon afirman que el CNC y su socio EL TIEMPO harán anualmente la medición y en el 2017 se desarrollará el primer estudio de apropiación digital de las PYMEs en Colombia.
REDACCIÓN
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