Luego de los resultados de este domingo que dieron como ganadores a Iván Duque, candidato del Centro Democrático, con 7.569.693 votos (39, 14 por ciento) y a Gustavo Petro, de Colombia Humana, con 4.851.254 votos (25,08 por ciento) algunas voces han promovido el voto en blanco ante la incertidumbre de no tener claro a quién de los dos elegir como Presidente de Colombia.
En las elecciones a primera vuelta 341.087 colombianos (1,76 %) votaron en blanco. De estos, en Antioquia fueron 55.261; en Cundinamarca fueron 24.596; en Atlántico 12.459; en Cauca 9.878; en Bolívar 8.316; en Norte de Santander 7.688; en Chocó 2.138, en el exterior 2.087.
El abogado y especialista en Derecho Constitucional y Derecho Administrativo, Óscar Castelblanco, advierte que el voto en blanco no tiene ninguna incidencia en las elecciones a segunda vuelta, que se efectuará el próximo 17 de junio.
“La filosofía del voto en blanco es una protesta e insatisfacción con los candidatos inscritos. En primera vuelta hubo dos opciones en voto en blanco que perdieron y dos candidatos tuvieron la mayoría y derrotaron a los demás. El voto en blanco fue uno de los perdedores”, indicó Castelblanco.
El abogado señala que si hubiese ganado el voto en blanco en primera vuelta, los candidatos tenían que cambiarse, y como no fue así, la opción de voto en blanco no debería estar en el tarjetón. “En este caso solo ganaron dos (Iván Duque y Gustavo Petro), el voto en blanco no debería existir porque solo deben estar las opciones ganadoras y quienes lograron la mayoría absoluta”, agregó.
Castelblanco indica que la Registraduría tiene la opción de dejar un espacio para el voto en blanco, pero no tendría ningún efecto. “Si la Registraduría actuara de manera técnica no debería dar la opción, ni es lógico, es anti-técnico”, sostiene. Agrega que el tarjetón es diseñado cuando quedan formalizadas las actas de votación a nivel nacional.
Para David Andrés Murillo, abogado e investigador en Derecho Constitucional y docente de la Universidad Libre, los votos en blanco para la siguiente jornada electoral son un voto perdido. “Electoralmente, entendido esto como una cuestión de números para ganar, no sirve, sería un voto perdido. Sin embargo, socialmente, sería la manifestación de una tendencia política distinta a las dos triunfadoras el domingo”, dice.
“En términos prácticos, el voto en blanco para segunda vuelta podría ser usado como una estrategia política de castigo o de sanción, que a la final se traduciría en una muestra de desinterés frente a los asuntos de Colombia. En este momento, la ciudadanía colombiana tiene en sus manos dos visiones de país, una muy clara respeto a sus resultados y a su continuidad en prácticas y formas de gobierno, que sería la de Duque, y otra alternativa, que permitiría la construcción de algo nuevo y diferente. Por eso el voto en blanco, en términos de futuro de país no sería útil es, en otras palabras, dejar que los otros decidan”, agrega.
ANGY ALVARADO RODRÍGUEZ
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