¿Está de acuerdo con la directriz de su partido, Centro Democrático, de no votar por ninguna consulta?
Tengo mucha angustia con esa decisión de evitar que la militancia vote. No se puede dejar que la centroizquierda saque votos por no incentivar una elección donde no está el candidato nuestro. Pienso, primero, en el país, no en candidaturas y no en egos. Si fuera yo la supuesta candidata, en el lugar de Óscar Iván, le puedo asegurar que incentivaría la votación masiva, por cualquiera, incluso hasta por el voto en blanco si quieren. Esa directriz no es de Óscar Iván, debe venir del presidente Uribe y de la directora del partido.Petro denunció que Cabal intentó sabotear su cierre de campaña en Cali
¿Uribe se ha pronunciado diciendo que voten?
Creo que él tiene inquietudes.
¿Será más un saludo a la bandera a Óscar Iván que una orden perentoria?
Pienso igual.
A usted la hemos visto coqueteando con Fico Gutiérrez y David Barguil en el Equipo por Colombia. ¿A cuál de los dos prefiere, si, como parece, va a votar en la consulta?
No he pensado en inclinarme por ningún candidato en especial. Pero sí puedo invitar a la gente a votar, primero, por el de la mejor trayectoria. Lástima que Peñalosa, con la mejor gestión, sea tan odioso que espanta a sus electores…
Pero es uno de los candidatos más serios y menos populistas…
Yo se lo dije un día: él es el mejor gerente, pero cuando entra a la política, genera mucha desazón, porque dice cosas que uno no piensa que vaya a decir…
Dice cosas impopulares, si se quiere, de lo francote y poco populista que es, así como usted también dice cosas políticamente incorrectas…
Pero él las dice muy inclinado al progresismo, y eso a mí me desconcierta.
¿Entendido el progresismo como qué?
Progresismo muy centroizquierda. Barguil es un buen parlamentario, lamento que se haya quedado como un candidato de estructura, siendo joven y pudiendo tener opinión. A Barguil no lo conocen ni los jóvenes ni en el país. Aydeé Lizarazo tiene los votos del Mira, que son disciplinados, pero no le veo mayor alcance. Peñalosa es un excelente gerente, pero cuando entra a un debate político, termina confundiendo incluso a sus propios seguidores. Y no sé él qué es. ¿Es centro, centro…? Sus obras son magníficas como gerente, pero no tiene doctrina. Fico, yo creo que es el candidato de Duque…
¿No de Uribe?
Probablemente es también el de Uribe, pero sí puedo decir de frente que Fico es el candidato del Gobierno… Óscar Iván nunca lo fue.
Entonces, ¿Óscar Iván de quién es candidato?
Nunca lo fue del Gobierno… Solo cuando Duque lo necesitó para derrotarme en la consulta es que le dio ese apoyo. Del resto, siempre el candidato ha sido Fico. Duque le apostó a la candidatura de Óscar Iván para sacarme a mí del juego. Lo tengo clarísimo.
¿A mí qué temor me da Fico? Que sea un Duque dos. Y además le digo que a Fico lo he visto una vez en mi vida, en un restaurante…
¿Un Duque dos, en qué sentido?
Pues en su posición política. A Duque lo eligieron por ese legado e hizo todo lo contrario; mantuvo todos los parámetros de un acuerdo de paz, ni siquiera le quitó un peso. Desmovilizar 7.000 bandidos le ha costado a la economía colombiana una cantidad de billones de pesos, y las víctimas siguen haciendo fila y tendrán que esperar 45 años para ser reparadas, ya cuando estén muertas. O sea, una falta de principios en todas estas consecuencias del acuerdo, que el Presidente ha podido por lo menos corregir. Un presidente que celebra los cinco años del acuerdo, yo no hubiera celebrado nada. ¡Si es que estamos llenos de coca! Nunca se atrevió a desafiar a las cortes con el tema del glifosato. A Fico lo veo por esa misma línea, que no es una línea firme. Ese es mi temor.
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Me quedé con una inquietud y preferí seguir adelante. Asumo las consecuencias de unas reglas del juego que aprobé
Con eso me está diciendo que usted se iría con Char…
¿Qué veo yo de Char? Me gustan los resultados en Barranquilla, una ciudad que conocí como caleña de novia de José Félix. Me impresionaban mucho las casas de interés social sin terminar, que parecían escombros, de los políticos de la época, y ver a la Barranquilla de hoy y la región, es ver transformación, y eso es lo que necesita este país. Ahora, ¿qué le diría yo al candidato Char, que en este momento desconcierta al público? Que él tiene que aclarar su posición frente al aborto. Pienso que no sabe comunicar las ideas de una forma asertiva. Hoy la polarización sobre la decisión de la Corte Constitucional es enorme. Y un permiso de veinticuatro semanas, uno no sabe si es que le están sirviendo a las Farc para limpiarles los crímenes. ¡Ya es suficiente!
¿Y por qué para limpiarles los crímenes a las Farc?
Porque las Farc cometieron crímenes de lesa humanidad, o no sé si de guerra, imponiendo primero el reclutamiento y después la obligación de abortar.
¿Entiendo que el fallo es retroactivo?
Claro, es retroactivo.
¿O sea, ninguna sanción para los abortos obligatorios de las Farc si fueron antes de seis meses?
Así es, ninguna sanción.
Usted se ha ganado fama y admiradores –obviamente también muchos críticos– por ser una mujer totalmente sincera, que no tiene pelos en la lengua para decir lo que dice, y más después de la última grabación que se conoció, donde no dejó títere con cabeza. ¿Sigue pensando en que esa encuesta que dio como candidato ganador a Óscar Iván Zuluaga no fue completamente transparente?
Me quedé con una inquietud y preferí seguir adelante. Asumo las consecuencias de unas reglas del juego que aprobé. A mí nadie me obligó, pero la desazón que yo tengo es que nunca fuimos consultados sobre cuál era la muestra de los municipios a ser seleccionados. Y si fue sesgada, no fue una muestra objetiva.
La teoría es que en sectores de su partido se asustaron de que Óscar Iván no fuera capaz de derrotar a Fico, y usted sí. Pero que de los tres, el único capaz de derrotar a Petro en segunda vuelta era Fico. ¿Es así?
Conocí esa teoría. Se decía que el Gobierno influyó en sacarme a mí, y por eso apoyan a Óscar Iván. Porque sabían que yo derrotaba a Fico. De hecho, yo ya lo había duplicado y triplicado en las encuestas…
¿Y usted habría estado en la coalición del Equipo por Colombia?
Hubo una cosa que fue muy desagradable, todo el tiempo recibir mensajes, por ejemplo de la campaña de Fico y de parte de la bancada, de que si yo quedaba, como yo era de extrema derecha, que es absolutamente absurdo, (tengo la tesis de que la extrema derecha no existe sino en el imaginario del contradictor sin argumentos), a mí me iban a dejar sola. Entonces, todo el tiempo era con miedo, y con rotulación, con señalamientos.
Sobre su marido, José Félix Lafaurie, se han construido diversos señalamientos de complicidad con el paramilitarismo y de malversación de fondos ganaderos. ¿Usted confía en la justicia colombiana?
No, yo no confío en la justicia. Primero, porque es el único sistema en el mundo que resiste cinco altas cortes, que amenazan la libertad del ciudadano. Segundo, porque las cortes de Colombia están acostumbradas a usurpar las facultades de los demás poderes. Ya vemos que la Corte Constitucional es especialista en usurpar facultades del Ejecutivo, como hizo con el glifosato, y del Legislativo, como ha hecho con el aborto. El uso de la tutela, como garrote ideológico, también se ha convertido en otra combinación de formas de lucha. Y respecto a lo de José Félix, mire: todo el que se pronuncie contra la izquierda tiene el peligro de ser rotulado de fascista, un error de doctrina; fascismo es socialismo, es colectivismo; y, segundo, está expuesto a todo. Si yo hago el resumen de los adjetivos con los que me señalan a mí, no sé a qué horas yo he cometido tantos delitos, de verdad. Se volvió una forma de hacer política en Colombia, y así se judicializó la política y se politizó la justicia.
¿Qué opina de la decisión de la Corte sobre el aborto?
La sociedad ha evolucionado lo suficiente, incluso en los sectores más vulnerables, para saber cómo evitar un embarazo. El trabajo que se ha hecho, que ha sido extenso, en planificación familiar, pedagogía de anticonceptivos y embarazos juveniles no deseados. Ya no se ven con tanta frecuencia familias gigantes, como antes. Lo que es incomprensible es que el progresismo, nuevamente, sea el dueño de las justas causas pervertidas, de los derechos humanos pero vistos por un solo ojo. Todo lo de ellos es invertido, dicen proteger la vida y lloran por la vida, pero les parece magnífico asesinar un niño de 24 semanas… Y en cambio protegen la vida de un toro de 800 o 1.000 kilos. ¡Si es que mi sobrino nació de menos de 6 meses! Como Estado y sociedad, hay que educar, primero en las consecuencias de la sexualidad temprana, porque no solo es un embarazo, puede ser un sida, un VIH, antes del sida, una sífilis. Y le voy a contar una experiencia. Cuando uno es más joven, es mucho más liberal e irresponsable. Yo creía que si alguien quedaba embarazada y no lo quería, pues tenía la opción de un aborto. Hasta que la vida me llevó a conocer una fundación en Valledupar donde acogían a niñas y adolescentes con sus bebés cuando las echaban de sus casas. Y vieras la felicidad de esas muchachitas con sus bebés. El aborto se vuelve una opción cuando no hay comida ni albergue. Salí y me tocó esconderme para que no me vieran llorar. Se me revolvió el alma. Pero, ¿qué pasa con una niña de 12, 13 años, violada, que queda embarazada? ¿Cómo se pone uno en los zapatos de la mamá de esa niña? ¿La castiga? Ese es el llamado que yo hago a que la vida es sagrada, pero sí creo que también hay situaciones críticas donde no todo es blanco y negro.
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Él puede mudar de piel, como las serpientes, sin sentir ninguna vergüenza, y a mí eso no me gusta
Para terminar, en el Congreso usted tiene unos oponentes muy duros, unos que hasta diría yo, entre comillas, la tratan ‘con cariño’, y otros que no se la resisten. Me da un ejemplo de uno y de otro tipo de colega...
En el Congreso, a pesar de las diferencias, hay camaradería. Uno tampoco puede apuntar con un revolver a todo el mundo. Hay gente que a mí no me guste ideológicamente, pero con quien puedo tener una buena relación. Por ejemplo, con Angélica Lozano. Mi discusión con ella es cuando se pasa del centro para la izquierda.
¿Y quién no?
No sé si vale la pena nombrarlo, porque le doy publicidad. Roy Barreras, por ejemplo, tampoco es detestable conmigo. Pero ¿sabe qué lo hace detestable? Que siendo un hombre que se labró su vida dentro de las dificultades, un hombre culto, que se hizo él, tiene la cualidad perversa del sofista. Él puede mudar de piel, como las serpientes, sin sentir ninguna vergüenza, y a mí eso no me gusta. Prefiero el contradictor frentero. Roy no genera confianza porque es un utilitarista, estuvo con Uribe, estuvo con Santos, ahora se va con Petro… Y sí tengo además una vaina: no soy goda, la gente lo cree, pero…
La interrumpo, ¿entonces qué es?
Soy una conservadora de ideas liberales. Entiendo al individuo en su más profunda decisión y en sus contradicciones. No soy dogmática ni religiosa, creo en Dios, pero no soy de ritual. No impongo, me gusta creer en la gente, creo en la buena fe, y me duele la traición, que en política eso es muy común. Pero volviendo a Roy, es una persona que terminó desperdiciada, por su ego y su vanidad; pero además, tengo un prejuicio especial con los que se casan muchas veces, cuando dicen que han tenido cuatro, cinco mujeres, y un hijo con cada una.
(Risas) ¿Y ese es Roy?
Roy, y Benedetti (Risas). ¿Cómo pueden hacer para enamorarse de cuatro mujeres y tener hijos con cada una? Eso no me produce admiración sino tristeza, porque no son personas confiables.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO