Luego de iniciar en el 2010 las obras de la doble calzada entre los sectores de El Tablón y Chirajara, tramo central de 52,5 kilómetros de la vía entre Bogotá y Villavicencio, y que deberán estar listas en su totalidad en el 2017, hoy el concesionario Coviandes da al servicio los 15,5 kilómetros de un moderno tramo que ayudará reducir los tiempos de viaje.
Se trata del trayecto entre el sector de Puente Quetame (Cundinamarca) y el peaje El Naranjal, compuesto por una sucesión de túneles y viaductos construidos entre las montañas con el objetivo de reducir, adicionalmente, los costos de operación para los usuarios y reforzar la seguridad vial.
En este tramo, que este jueves se inaugura con la presencia del vicepresidente Germán Vargas Lleras, la obra más representativa, por su complejidad técnica y por los recursos de inversión que requirió, es el túnel Renacer, que tiene 4,3 kilómetros de longitud y cuenta con dos pisos, ya que posee un trayecto inferior a la vía, de igual extensión, que se utilizará en caso de una evacuación.
Adicionalmente, esta megaobra de ingeniería tiene un tercer túnel interno de salida, de 350 metros de largo, por el que se podrán mover solo los carros de emergencia cuando se necesite.
Los ductos subterráneos fueron construidos con cárcamos para drenar los líquidos peligrosos que se puedan derramar, como la gasolina, los cuales podrán ser conducidos por tuberías subterráneas a un tanque de almacenamiento cercano.
En estos 15,5 kilómetros hay, además de esta infraestructura, 10 puentes y tres túneles más, que permitirán transitar más rápido pero sin exceder la velocidad, ya que el trayecto está vigilado desde un centro de control conectado a 200 cámaras para observar el funcionamiento de la vía, registrar la infracción y un policía de tránsito que estará listo para imponer la multa.
En el túnel Renacer, según el concesionario vial, se utilizaron 7.740 toneladas de acero, 34,6 millones de kilos de cemento, 75,3 kilómetros de pernos y se excavaron más de 490.000 metros cúbicos de tierra; cada 150 metros hay un poste de emergencia (SOS), con el propósito de reportar cualquier situación de peligro que se registre.
Entre tanto, para el revestimiento interno de la estructura se utilizaron 84.497 metros cúbicos de concreto y se habilitaron ocho salidas de evacuación peatonal.
Además, en caso de un accidente o incendio en los túneles, sus paredes están recubiertas con materiales que impiden la propagación de las llamas; también, hay ventiladores para refrescar el aire. En este trayecto se dará al servicio un complejo vial con retornos y conectantes que facilitarán la entrada y salida a Puente Quetame y Sáname y el paso directo a Bogotá. Por la topografía del terreno, las construcciones de los puentes y túneles no fueron fáciles, como el que se levantó sobre la quebrada Colorada, donde tuvieron que agregarle debajo un entarimado de madera para evitar la caída del cemento u otros materiales a las aguas.
Todo el segundo tramo de la vía entre Bogotá y Villavicencio tendrá 46 puentes, de los cuales se han levantado 39, y 20 de ellos ya están en servicio; también, 18 túneles, de los que se han hecho 7 y solo faltan 2 por terminarse, entre ellos el atirantado de Chirajara; y ya se ha construido el 80 por ciento de los 27 kilómetros de vía en superficie requeridos.
Adicionalmente, hoy el Gobierno también firmará, por intermedio de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), el acta de inicio de las obras de la iniciativa privada Chirajara-Villavicencio, con la Concesionaria Vial Andina (Coviandina), proyecto propuesto para que este tramo también tenga doble calzada y en el que la inversión estimada es de 1,9 billones de pesos, sin que el Gobierno haga aporte de recursos.
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