A los 64 años de edad, Norberto Palomino no para de emprender nuevos proyectos. Mucho menos tras el apoyo que ha obtenido por parte del Banco Agrario que, desde hace más de una década, mediante Finagro, le ha facilitado créditos para la siembra de cacao, cholupa, maracuyá y uva, y para otras actividades como la ganadería y la piscicultura.
Desde su finca en Gigante, Huila, Norberto comenta que el último préstamo que solicitó se lo aprobaron hace ocho días. Se trata de 95 millones de pesos, obtenidos gracias una línea de crédito llamada Fondo Rotativo, que le permite pagar una cuota cada seis meses, durante dos años. “Como los cultivos ya están, lo que hago es utilizar la plata para la manutención de ellos, la fertilización, la mano de obra de los trabajadores y comida para los pescados”, dice el productor.
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Norberto cree que, de no ser por estos créditos y por la ayuda de Dios, jamás hubiera podido progresar de la manera como lo ha hecho. Ahora, por ejemplo, tiene un cultivo de cinco hectáreas de uva que no tenía un año atrás.
“Para el proyecto de las uvas, que costaba 100 millones de pesos, pedí prestado al Banco Agrario 60 millones de pesos. Tiempo después, el Ministerio de Agricultura hizo una verificación de que sí se había hecho al proyecto. ¡Y adiviné qué! Al ver los resultados me condonaron 15 millones con el Incentivo de Capacitación Rural (ICR), de modo que solamente quedé debiéndole 45 millones al banco”, comenta, con orgullo Norberto.
Y es que cuando se realizan actividades financiables priorizadas por el programa Colombia Siembra, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural otorga subsidios hasta del 40 por ciento, del total prestado por las entidades bancarias, siempre y cuando los beneficiarios demuestren una buena ejecución del proyecto.
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En este momento tiene un nuevo proyecto en su mira: establecer 20 nuevas hectáreas de uva Isabella. Para ello pretende pedir un nuevo crédito. Después de todo, como él menciona, con los frutos que se recogen se van pagando las cuotas y aumentando el área de siembra.
“El gerente de la oficina del Banco Agrario le colabora mucho al campesino. Le explica cómo diligenciar los formularios para los créditos y de qué manera acceder a ellos. Todo ha sido fácil. No en vano, ahora el financiamiento bancario es más asequible para la población rural”, apunta el productor.
EL TIEMPO
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