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Región Oriental, la que más creció en tres lustros
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El intercambiador de la Puerta del Sol, en Bucaramanga, aquí visto desde el aire, es uno de los principales desarrollos viales de la ciudad.

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Archivo / EL TIEMPO

Región Oriental, la que más creció en tres lustros

Santander y Meta jalonaron la economía en esta zona del país. Chocó lidera el 'ranking' de pobreza.

Entre el 2000 y el 2015, el mapa de la riqueza en Colombia, por lo menos en lo que tiene que ver con la participación regional en el PIB, ha experimentado múltiples cambios. El más significativo, de acuerdo con los registros del Dane, tuvo lugar en la región Oriental, conformada por Boyacá, Cundinamarca, Meta, Norte de Santander y Santander.

Hace tres lustros, esta zona del país aportaba el 17,4 por ciento del producto total y se ubicaba en el tercer lugar del ‘ranking’, detrás de Bogotá (26,5 por ciento) y la región Central (22,8), integrada por Antioquia, Caldas, Caquetá, Huila, Quindío, Risaralda y Tolima.

Sin embargo, al cierre del año pasado, la región Oriental, además de reportar el mayor crecimiento de participación en el PIB (4,5 puntos porcentuales), le arrebató el segundo puesto a la región Central. La Oriental aportó el 21,9 por ciento y la Central, el 21,7.

Este repunte, a juzgar por las cifras, estuvo jalonado principalmente por Santander, cuyo aporte al PIB pasó de 5,7 a 8,1 por ciento en los últimos 15 años.

(Además: Cuatro departamentos de la Costa, entre los más pobres del país)

Juan Mauricio Ramírez, investigador del Centro Latinoamericano de Desarrollo Rural, señala que el buen desempeño de este departamento está en parte sustentado por la industria petrolera de Barrancabermeja y por los buenos indicadores de Bucaramanga. Ambas realidades hicieron que el departamento fuera para el 2013 la segunda economía que más creció desde el 2005, según la Andi, y superada solo por Meta.

Este último departamento fue el otro gran líder que impulsó la región Oriental, al pasar de aportar el 1,9 por ciento al 4,1 del PIB de Colombia. No obstante, en los últimos cinco años se ha evidenciado una reducción sostenida de este indicador por la crisis del sector petrolero, anota Juan Carlos Ramírez, director de la oficina en Bogotá de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Lo cual, sin embargo, no le quita mérito alguno a la nueva, evidente y creciente influencia de la región Oriental en las cuentas nacionales.

En materia de pobreza, el mapa nacional también ha presentado varias modificaciones. En el 2002, de acuerdo con el Dane, la mitad de los colombianos (49,7 por ciento) estaba por debajo de la línea de pobreza, mientras que el año pasado el porcentaje era del 27,8 por ciento.

Los departamentos con los índices de pobreza más altos en el 2002 eran Huila (69,6 por ciento), Sucre (69,2) y Chocó (67,6), mientras que Risaralda (37,6 por ciento), Valle (38,9) y Meta (39,8) contaban con los índices de pobreza más bajos.

Pero el año pasado, la pobreza más alta se concentró en Chocó (62,8 por ciento), La Guajira (53,3) y Cauca (51,6), mientras que las cifras de pobreza más bajas las tuvieron Cundinamarca (17 por ciento), Santander (17,9) y Valle (21,5).

Además, al comparar el 2002 con el 2015, el mayor porcentaje de reducción de la pobreza se registró en Cundinamarca (34,4 por ciento), Boyacá (31,7) y Santander (27,1). Por el contrario, las menores disminuciones se presentaron en Chocó (4,8 por ciento), Cauca (6,2) y Caquetá (11,7).

Mirada por ciudades
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La riqueza del país en cifras

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Por ciudades principales, Bucaramanga fue la que logró la mayor reducción porcentual de su índice de pobreza al pasar del 33,7 por ciento en el 2002 al 9,1 el año pasado, que actualmente es el más bajo de las capitales del país, por encima de Bogotá, que tiene un 10,4. La reducción menos significativa la tuvo Pereira, que pasó del 32,7 al 17,7 por ciento en el mismo periodo.

En términos de ingresos económicos por persona, Bogotá ocupa, con una buena ventaja, el primer lugar de la lista. Según el Dane, para el año 2013, un habitante de la ciudad ganaba en promedio 890.247 pesos, cuando la media nacional se establecía en 555.004 pesos. San Andrés se ubicaba en segundo lugar con 754.863 pesos y la tercera posición era para Antioquia, con 581.706 pesos. La región Pacífica (Valle, Nariño, Cauca y Chocó) era la cuarta, con 513.545 pesos, seguida por la Orinoquia y Amazonia (Arauca, Casanare, Vichada, Guainía, Guaviare, Vaupés, Amazonas y Putumayo) con 491.251 y la región Atlántica (Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, Sucre, Magdalena y La Guajira) con 412.519.

Otro dato: de acuerdo con la más reciente Encuesta de Calidad de Vida hecha por el Dane, correspondiente al 2015, el 23,1 por ciento de los jefes de hogar del país consideraron que sus ingresos económicos mensuales no alcanzaban para cubrir los gastos mínimos. Sin embargo, la estadística muestra un progreso frente al del 2014, cuando la cifra fue del 26.

(Además: Unas 4,6 millones de personas han salido de la pobreza en seis años)

En materia de desigualdad, medida con el coeficiente de Gini –se calcula de cero a uno, donde uno es la desigualdad máxima–, el mejor indicador por departamentos lo tuvo, al cierre del año pasado, Cundinamarca con 0,438, seguido de Atlántico (0,440) y Risaralda (0,461): todos por debajo del promedio nacional, que fue de 0,522.

Por su parte, en el 2002, cuando la media nacional alcanzó un coeficiente de Gini de 0,572, los departamentos menos desiguales fueron Cesar, con 0,464, y Cundinamarca y La Guajira, cada uno con un índice de 0,484.

En la otra cara de la moneda, Chocó (0,598), La Guajira (0,551) y Huila y Boyacá (0,536) fueron las regiones con mayor desigualdad en el 2015.

Jairo Núñez, exdirector de Desarrollo Social del Departamento Nacional de Planeación, explica, con relación al Chocó, que existen numerosas variables negativas juntas: “Está desconectado casi por completo del resto del país, está aislado de los mercados y casi toda su producción se consume internamente. Además, no hay inversión privada porque no se consigue suficiente mano de obra calificada, y hay graves problemas de corrupción. Sumado a esos aspectos está el conflicto, siendo uno de los departamentos con mayor presencia de grupos armados ilegales”, sostiene Núñez.

Por estratos

Otro de los indicadores que evidencian la desigualdad en el país tiene que ver con el porcentaje de personas que hacen parte de cada uno de los estratos socioeconómicos. En el estrato 1, por ejemplo, el mayor porcentaje de habitantes en esa condición, en las ciudades principales, está en Cartagena con el 36,7 por ciento de su población, mientras que la proporción más baja está en Bogotá, con el 6,9 por ciento, de acuerdo con estadísticas de la Superintendencia de Servicios Públicos, correspondientes al 2014.

En el lado opuesto, Manizales es la ciudad en la que más pobladores viven en estrato 6 (con el 8,4 por ciento), mientras que Cúcuta, Ibagué y Pasto no alcanzan al 1 por ciento. En Bogotá, esta proporción se establece en el 3,7 por ciento, superada, además de la capital caldense, por Medellín y Cartagena (4,8), Bucaramanga (5,4) y Pereira (6,6).

(Lea: Si una persona recibe más de $211.807 mensuales ya supera la pobreza)

Uno de los contrastes más grandes que presenta el país en materia de riqueza y pobreza se percibe cuando el foco se pone en los municipios. A mediados del año pasado, el Departamento Nacional de Planeación publicó un informe en el que se evidenciaba que el 93,8 por ciento de los 1.122 municipios de Colombia cuentan con un desarrollo ‘intermedio’ o ‘incipiente’, mientas que apenas el 6,2 por ciento entran en la máxima categoría, que corresponde a desarrollo ‘robusto’.

El mismo estudio indica que Envigado, Sabaneta e Itagüí, en Antioquia, y Chía y Madrid, en Cundinamarca, son los mejores ‘vivideros’ del país, entre otros factores porque cuentan con una eficiente gestión administrativa y altas coberturas de servicios básicos, de salud y educación.

En la orilla opuesta, que, de acuerdo con el reporte, requieren asumir grandes retos para abandonar la cola del listado, están Argelia (Cauca), El Charco y Magüí Payán (Nariño) y Medio Atrato y Juradó (Chocó).

Y en el campo del desempleo, entre el 2011 y el 2015, la tasa total en Colombia disminuyó del 10,8 al 8,9 por ciento. En las ciudades principales, la medida más baja de este indicador la tuvo Bucaramanga, con el 7,6 por ciento, mientras que la más alta se registró en Cali, con el 11,5 por ciento, aun teniendo una disminución de 1,6 por ciento en relación con el 2014. De hecho, de las ciudades principales del país, Barranquilla es la única que al cierre del 2015 tenía un mayor desempleo (8,6 por ciento) que el de hace cinco años (8,2).

Ciudades intermedias, cada vez más importantes

La riqueza de Colombia sigue concentrada, pero ya no solo en Bogotá, Medellín o Cali, según Juan Carlos Ramírez, director de la oficina en Bogotá de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

El experto advierte que ciudades intermedias, con el brillante ejemplo de Bucaramanga, han mejorado notablemente sus indicadores sociales y económicos.

“La capital de Santander fue la primera ciudad del país en tener universalidad en servicio públicos, se ha distinguido por niveles de educación buenos –lo que se refleja en niveles de productividad altos en su población– y tiene una interesante y potente red de pequeñas empresas y productos manufactureros como son calzado, vestuario y otras”, explica Ramírez.

Así mismo, destaca la importancia de esta urbe en el crecimiento económico de Santander, que el año pasado tuvo una clasificación ‘alta’ en el índice global de competitividad que realiza la Cepal, la cual solo ostentaban otros cuatro departamentos y que le sigue a la más alta, ‘líder’, que solo tienen Cundinamarca y Antioquia.

Por su parte, Juan Mauricio Ramírez, del Centro Latinoamericano de Desarrollo Rural, manifiesta que las ciudades intermedias son cada vez más importantes porque sirven de conexiones entre las ciudades principales y el campo, por lo que ayudan a impulsar el desarrollo rural.

Así mismo, estas zonas han venido conectándose a grandes urbes y a los puertos, gracias a las concesiones viales de cuarta generación. “Esto puede traer cambios muy importantes desde el punto de vista regional y puede potenciar el desarrollo, pero se requieren también políticas públicas importantes”, dice Juan Mauricio Ramírez.

Ambos expertos coinciden en que si bien la riqueza del país se ha descentralizado un poco, esta seguirá concentrada en las ciudades, en donde el 80 por ciento de la población colombiana habitará para el 2020, según cálculos del Dane.

REDACCIÓN DOMINGO

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