De cara al inicio de una nueva década, la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia lanzó su agenda hasta el 2030, en la que se insiste en la profundización de la productividad, renglón en el que en el 2019 el sector logró importantes avances.
Así, la agenda prevé continuar con los programas de apoyo a la renovación de cafetales, ya que fomentan el mantenimiento de cultivos de café jóvenes y tecnificados, permitiendo que se encuentren en estado óptimo de productividad.
Así mismo, se plantea aprovechar la creciente demanda mundial de cafés de Colombia y consolidar, de esta manera, la estrategia de calidad que lo hace diferente, como una de las apuestas de la caficultura en los próximo 10 años.
Otro tema grueso al que le apuntan los cafeteros es el de reducir los costos de producción en el cultivo de café, al igual que disminuir el riesgo de bajonazos y volatilidad de los ingresos del caficultor. La implementación del Fondo de Estabilización de Precios del Café tendrá mucho que ver en el logro de esta meta.
De acuerdo con los integrantes de la Federación de Cafeteros, también se buscarán nuevas estrategias de comercialización y agregación de valor al café, es decir, potenciar los negocios en los que se usa el grano para crear nuevos productos de exportación.
Finalmente, el sexto objetivo de la agenda de la caficultura en la nueva década también se enfoca en las regiones, con la idea de posicionar el café como instrumento de legalidad y estabilización territorial.
Para la Federación, este cultivo es una actividad alrededor de la cual se ha generado una economía dinamizadora de las zonas donde se ha establecido.
Más allá de las 500.000 familias cuyo sustento depende del grano, está el empleo que se genera alrededor de la siembra, el cultivo y la recolección del café en el campo colombiano.
Por ello, proponen promover el cultivo de café como alternativa para la sustitución de cultivos ilícitos, principalmente en las zonas que más han sido golpeadas por la violencia.