En este 2017, el Grupo Grajales cerrará con una utilidad superior a los 5.000 millones de pesos, por debajo de los 6.200 millones del año pasado por culpa del invierno, que en marzo se llevó 400 hectáreas de cultivos.
En dos horas, el río Cauca generó un P&G negativo de unos 1.800 millones de pesos, dice el depositario del Grupo, Andrés Mejía. Pero se reaccionó, no solo habrá utilidad, sino que se puso en marcha, en el municipio de La Unión, norte del Valle, la construcción del Centro Logístico Hortofrutícola.
Además, el Grupo acaba de celebrar los 40 años de Casa Grajales, una de sus cuatro unidades de negocio, que se logra mantener en el terreno de las ganancias varios años después de la incautación de sus bienes. Los vinos le representan al conglomerado cerca del 30 por ciento de sus ventas.
¿Planean nuevas líneas de producción?
Somos fuertes en los vinos dulces. Son los que más se venden en Colombia: no son los españoles ni los italianos. Nuestra meta para el 2018 es fortalecer el negocio de las cremas de licor, ya sacamos la de whisky y la de café, sacaremos la crema de whisky light y una crema de caramelo que estamos desarrollando; ampliaremos la línea de los vinos de cocina. En la línea de importados, ya tenemos vinos argentinos, italianos y españoles.
¿Cómo se comportó este año la parte agrícola?
Por un tema fitosanitario hemos tenido que emigrar a otras regiones con algunos cultivos como la papaya y el melón, y hemos fortalecido un poco los cultivos semestrales, algodón, maíz, soya, que nos permiten hacer rotación de área. Fue un año bueno, pero pudo haber sido mejor.
El aguacate Hass es otra de las grandes apuestas...
No hay nada más peligroso para el sector agrícola que lo que se pone de moda. Empezamos a ver que el Hass sí puede ser el oro verde para Colombia, es una realidad, pero necesitamos mejorar la oferta. Estamos viendo productores muy grandes con todas sus certificaciones y mucho agricultor pequeño que no ha tenido un buen acompañamiento, y esto no le ha permitido conseguir las certificaciones para poder ir al mercado internacional. Estamos liderando la conformación de la Confederación Nacional de Aguacate, y estaremos trabajando en la puesta en funcionamiento del Centro Logístico Hortofrutícola en La Unión.
Cuando se incautaron los bienes del Grupo, no sabían qué hacer con él. ¿Cuál ha sido la estrategia?
Fueron años difíciles, de acople, la falta de continuidad de los gerentes depositarios también generó incertidumbre, cinco depositarios en seis años, una rotación muy alta. El haber tomado la decisión de darle oportunidad a alguien que tenga una mayor permanencia ha facilitado el proceso, pero no fue fácil. En el 2010, el Grupo perdió 14.000 millones de pesos; nosotros iniciamos el 14 de enero del 2011, logramos bajar a 3.000 millones de pérdida, ya en el 2012 nos ganamos 450 millones.
GLORIA INÉS ARIAS
EL TIEMPO