La Comisión Europea (CE) se encuentra inmersa en el debate sobre las nuevas metas de reducción de CO2, ya que el plan actual finaliza en el 2021.
Con el escándalo del trucaje de motores aún sacudiendo a la industria y sabiendo que los focos están sobre los fabricantes, la Asociación Europea de Constructores de Automóviles (Acea, por su sigla en inglés) aprovechó el Salón del Automóvil de Fráncfort (IAA) para poner sus cartas sobre la mesa.
Los constructores plantean una reducción adicional del 20 por ciento en el 2030 a las metas fijadas para dentro de cuatro años.
Un objetivo que, han advertido desde la asociación, está condicionado a un apoyo más decidido por parte de los Estados para desplegar la infraestructura que dé impulso al carro eléctrico. “Es una reducción elevada”, dijo el presidente de Acea, Dieter Zetsche, a las directivas de Mercedes Benz. Los estándares fijados por Bruselas establecen que para el 2021 los nuevos carros de pasajeros emitan un máximo de 95 gramos de dióxido de carbono por kilómetro.
En el caso de vehículos que usen gasolina, sería un consumo de 4,1 litros por cada 100 kilómetros.
En el caso del diésel, 3,6 litros por la misma distancia. Estas dos metas representan una reducción del 18 por ciento y del 40 por ciento, respectivamente, si se comparan con los objetivos que la CE fijó para el 2015.
Fabricantes proponen que en el 2025 se haga una revisión del objetivo para adaptarlo, al alza o a la baja, de acuerdo a la coyuntura
Los constructores creen que su propuesta de reducción del 20 por ciento para el 2030 (que equivaldría a 76 gramos de CO2 por kilómetro) se enmarca perfectamente dentro de los acuerdos de París y en las políticas europeas de medioambiente. Sin embargo, advierten que el objetivo estará altamente condicionado por el despliegue del carro eléctrico, no solo en el mercado, sino también por parte de los Estados miembros.
De ahí que Zetsche ha hecho un llamamiento a los gobiernos europeos para que comiencen a hacer las inversiones necesarias para desplegar la infraestructura de recarga para los nuevos carros.
“Actualmente, la realidad es que el mercado conquistado por los vehículos recargables es bajo, pero esto no se debe a la falta de opciones o de disponibilidad”, aclaró el presidente de los fabricantes europeos. En el primer semestre de este año, el carro eléctrico solo representó el 1,2 por ciento del total de ventas de vehículos en Europa. Acea ha pedido unir el compromiso de reducción con la realidad del mercado.
De hecho, los fabricantes proponen que en el 2025 se haga una revisión del objetivo para adaptarlo, al alza o a la baja, de acuerdo a la coyuntura.
La asociación también ha reivindicado la limpieza de los nuevos modelos de diésel, que se someten ahora a controles mucho más duros antes de salir al mercado. Zetsche ha recordado el papel fundamental de este tipo de vehículos dentro de la transición hacia una movilidad menos contaminante.
“Cualquier movimiento brusco fuera del diésel haría más difícil para la industria poder cumplir los objetivos de la CE”, explicó el presidente de Acea.
La asociación que reúne a los 15 principales constructores de vehículos europeos ha hecho también un llamamiento a la Comisión Europea para que “tenga en cuenta las implicaciones sociales de la transición a carros de bajas emisiones de carbono”.
CAMILO S. BAQUERO
Ediciones EL PAÍS, SL 2017
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