Aunque las alertas de racionamiento de energía las emite el Centro Nacional de Despacho, el presidente del Grupo Energía Bogotá (GEB), Juan Ricardo Ortega, confirmó que existe una vulnerabilidad en el sistema que podría poner en riesgo el suministro de energía eléctrica en Bogotá, tal como lo reveló la exviceministra de Energía, Belizza Ruiz, en entrevista con EL TIEMPO.
Entre tanto, Enel Colombia aseguró que se ha identificado que, en el mediano plazo, podrían existir posibles riesgos de desatención de la demanda de energía eléctrica en el área oriental de la región, por atrasos en la entrada en operación de proyectos de expansión, principalmente, en la Sabana Norte de Bogotá.
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Este riesgo se debe a que el GEB no ha logrado concluir la construcción de dos proyectos clave para el transporte de energía hacia la capital del país: Chivor II-Norte y Sogamoso.
El primero le fue adjudicado en el 2010, pero las diferencias con las comunidades vecinas, que son producto de la desinformación que hay en redes sociales -según el presidente del GEB- llevaron a que la construcción de la subestación Norte se trasladara fuera del municipio de Gachancipá.
El otro proyecto es Sogamoso -adjudicado en el 2013- que contempla 383 kilómetros de líneas de transmisión y atraviesa 37 municipios de Santander, Boyacá y Cundinamarca.
"Estas dos líneas están muy demoradas producto de gente que cree que bloquear la transmisión es estratégico para proteger la vista de su finca o el valor de sus tierras. Desafortunadamente, el interés particular termina bloqueando el interés general", aseguró Juan Ricardo Ortega.
A la fecha, la empresa ha logrado construir un número importante de torres, pero aún faltan partes muy sensibles como la entrada a Bogotá, además de la construcción de nueve torres adicionales para hacer un desvío porque no se puede ver ninguna desde el río Bogotá para no perturbar el paisaje del Salto del Tequendama.
Inicialmente, estas líneas debían entrar en operación hace unos cinco años y si no están funcionando entre 2025 y 2026, Bogotá podría tener problemas de abastecimiento ante una falla en las plantas que abastecen a la ciudad porque no habría manera de traer energía desde otras zonas del país.
Esta vulnerabilidad se incrementará una vez entre en operación el Metro o el RegioTram de Occidente, ya que representan un incremento en la demanda de energía de hasta un 15 por ciento. Actualmente, el consumo de Bogotá es el 25 por ciento del total del país que es de 6.450 gigavatios hora.
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Esto genera un "estrés" adicional porque la actual generación de Enel Colombia no será suficiente en un futuro y se tendrá que traer energía de otras regiones del país. Por esto, es necesario tener acceso a la energía que generan las hidroeléctricas Chivor y Sogamoso, y para ello, se requieren estas dos líneas de transmisión.
"La no entrada en operación de los proyectos de infraestructura eléctrica que se requieren, puede poner en riesgo la distribución de energía a clientes residenciales e industriales que atiende la compañía en dicha zona. Por esta razón, se han presentado alternativas de mitigación que se podrían ejecutar en el corto plazo ante el atraso de los proyectos", advirtió Enel Colombia.
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La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, resaltó la gravedad que tiene la advertencia que lanzó la exviceministra de Energía por los "cambios en políticas y demoras en ejecución de proyectos nacionales" y pidió al Ministerio de Minas y Energía "claridades sobre riesgos de desabastecimiento o apagón".
Sin embargo, el ministerio ha guardado silencio y aún no ha emitido ningún pronunciamiento sobre esta situación.
El GEB tampoco ha logrado tener muchos avances con un proyecto llamado Refuerzo Suroccidental, que pasa por Antioquia, Caldas, Risaralda y Valle del Cauca, debido a la oposición que manifiesta una líder comunitaria del municipio de Ginebra, “a pesar de que se ha modificado el trazado de la manera que técnicamente es factible”. La línea debe estar en operación a finales de 2024.
Para sacar adelante estos proyectos de transmisión, el presidente del GEB aseguró que es clave "que las comunidades dejen de bloquear, que haya una capacidad de diálogo y una claridad de que el interés general debe prevalecer. Nosotros hemos pagado las compensaciones y estamos dispuestos a sentarnos a escuchar".