Un recaudo tributario inferior a la inflación, una deuda pública que aumentó 10 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) y un déficit fiscal del Gobierno central creciendo en 1 por ciento del PIB, al pasar de 3 a 4 por ciento entre 2015 y 2016, son algunos de los aspectos que destacó la Contraloría General, en el balance de las finanzas públicas presentado ante el Congreso.
La situación llevó al organismo de control a lanzar una alerta, teniendo en cuenta que en el Marco Fiscal de Mediano Plazo, en el que se hacen las proyecciones para la próxima década, "desde hace cinco años al cierre de cada vigencia, el saldo de deuda del Gobierno se ha ubicado por encima de lo proyectado en el Marco Fiscal".
Una de las razones del desequilibrio en las finanzas públicas, según la Contraloría, es la debilidad en los ingresos por el menor dinamismo del recaudo tributario que apenas creció 1 por ciento. Esa expansión "claramente es un crecimiento real negativo si se compara con la inflación del período (5,75 %), dijo el ente de control.
A ello se le agrega que el país se vio enfrentado al decrecimiento de los ingresos de capital que disminuyeron 9 por ciento, lo que refleja la caída de los dividendos de empresas estatales, pero principalmente de Ecopetrol.
Y las cuentas de la Contraloría no terminan allí. Durante el año 2016 el déficit total, es decir, el del Sector Público Consolidado, que incluye al Gobierno central y todo el resto de lo público, fue equivalente a 3,2 por ciento del PIB, inferior al del 2015 que fue de 3,5 por ciento. Esto quiere decir que el del Gobierno central es el que más deterioro presenta.
Es necesario que la política fiscal genere finanzas públicas sostenibles con crecimiento económico y bienestar social, en el escenario actual de desaceleración económica
La Contraloría establece que la economía del país sigue como una pluma en medio de los vaivenes de los mercados internacionales, dependiendo de los precios del petróleo.
Aspectos como la devaluación de la moneda nacional, la aceleración de la inflación, el déficit externo de la cuenta corriente, la caída del recaudo tributario, los gastos inflexibles, las fallas en la ejecución de los recursos y los crecientes niveles de endeudamiento "siguen evidenciando las debilidades estructurales de nuestra economía y por ende de las finanzas públicas, que eran pasadas por alto en años anteriores cuando se observaba una mayor dinámica económica gracias a los altos precios de los bienes primarios, especialmente los hidrocarburos", indicó el organismo.
El análisis de la Contraloría señala que la deuda del Sector Público Colombiano creció nominalmente en 35 billones de pesos de un año a otro. Esto es porque pasó de 452,5 a 487,5 billones entre el 2015 y el 2016.
No obstante, como porcentaje del PIB, decreció 0,1 punto porcentual (pasó de 56,6 % a 56,5 %).
La mayor parte de la deuda colombiana es interna, es decir, 278,2 billones de pesos, que corresponden a 24,3 por ciento del PIB. Los restantes 209,3 billones (24,3% del PIB) se adeudan en el exterior.
El 77 por ciento de la deuda pública recae sobre el Gobierno Nacional Central, que pasó de deber 341,9 a 377,4 billones de pesos de un año a otro. "En el resto del sector público hubo un decrecimiento de la deuda de un punto porcentual del PIB al pasar de 13,8 a 12,8 por ciento en el mismo período", estableció el organismo.
Otro aspecto que destaca la Contraloría es que, del presupuesto del 2016, aprobado inicialmente en 215,9 billones de pesos, se aplazaron 5,5 billones de pesos al inicio de la vigencia, monto que finalmente se recortó.
Pero, al cierre de la misma vigencia, "se evidenciaron pérdidas de apropiación de 9,4 billones de pesos, lo que arrojó unos compromisos totales por $200,9 billones. De estos quedaron en reserva presupuestal 9,3 billones, lo que significa que se recibieron bienes y servicios en 2016, por valor de 191,6 billones, que representan 88,7 por ciento del presupuesto originalmente aprobado", indicó la Contraloría. En consecuencia, "se dejaron de usar 14,3 billones de pesos".
Para el organismo de control, "esta dinámica genera algunas inquietudes referentes a la calidad del gasto en Colombia: ¿lo que se está gastando sí es pertinente?, ¿cumple con los objetivos del Gobierno?, ¿mejora el bienestar de la población?, ¿se está siendo eficiente en su ejecución?", se preguntan los analistas.
Finalmente, otro aspecto que subrayó la entidad es que "se usaron más recursos para pago de deuda que para inversión", pues en el 2016, el servicio de la deuda representó 20,7 por ciento del presupuesto ejecutado, mayor al 19 por asignado para inversión.
Cabe destacar que dicha tendencia se mantiene, tanto para el 2017 como para el 2018.
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